Книга - Hermandad Hirámica: La Profecía Del Templo De Ezequiel

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Hermandad Hirámica: La Profecía Del Templo De Ezequiel
William Hanna


Situada en un contexto de odio y violencia, La Hermandad Hirámica: La Profecía del Templo de Ezequiel profundiza en el tema de la limpieza étnica por parte de Israel contra los palestinos y aborda los crímenes de lesa humanidad en el Medio Oriente.

La novela sigue al periodista Conrad Banner quien, influido por su padre, Mark - autor y corresponsal en el extranjero, quien ha ganado de numerosos premios de periodismo por su cobertura en el Medio Oriente - tiene la intención de filmar un documental imparcial sobre un conflicto originado por casi setenta años de ocupación ilegal y a menudo bárbara. El odio y la violencia también fueron provocados principalmente por la limpieza étnica contra la población palestina indígena por parte de Israel, cuyos crímenes contra la humanidad estaban siendo encubiertos mediante una forma de propaganda conocida como hasbara, o ”explicación”. Dicha propaganda fue dirigida a una audiencia internacional para retratar las acciones y políticas contenciosas de Israel, tanto en el pasado como en el presente, bajo una luz positiva al tiempo que proporciona una imagen negativa de los árabes en general, y de los palestinos en particular. Junto con el activista judío Adam Peltz y el guía palestino Sami Hadawi, los esfuerzos de Banner no son bienvenidos y a menudo culminan en consecuencias peligrosas y en última instancia fatales. La novela está motivada por la flagrante negación de Israel de los derechos humanos básicos a millones de palestinos, incluidos niños cuya persecución sin fin es hipócritamente tolerada por la doble moral de las llamadas democracias occidentales. Al explorar los temas de la cultura, el racismo, la religión y la violencia, Hanna saca a la luz una historia convincente de lucha y división.







William Hanna



Hermandad Hirámica



La Profecía Del Templo De Ezequiel



Título original:

Hiramic Brotherhood

Ezekiel‘s Temple Prophecy



Traducido por: HBD



Editor: Tektime


Justyna



Una amiga muy especial




Prólogo


“Cuando le cortas la lengua a un hombre, no estás demostrando que él es un mentiroso, sólo le estás diciendo al mundo que le temes a lo que él pueda decir.”



George R.R. Martin, Choque de Reyes




1

Martes, 1 de Diciembre

La Pequeña Venecia, Londres, Inglaterra


El periodista y documentalista Conrad Banner era un madrugador habitual que – dado que Freya Nielson se había mudado a vivir con él – siempre se tomaba un tiempo antes de levantarse para pensar en lo afortunado que era, mientras se maravillaba de la serenidad de su rostro angelical – una serenidad que, sin duda, se disiparía cuando al despertar para enfrentarse al desafío y, a veces, a las realidades menos agradables de ser un reportero gráfico independiente que registraba “la inhumanidad del hombre hacia el hombre”. Conrad salió de la cama en silencio para no despertarla, se deslizó adentro de su bata, y bajó las escaleras donde en la cocina, encendió la máquina de café expreso para su primera dosis de cafeína del día. Minutos después, estaba sentado en su escritorio con el portátil abierto revisando su bandeja de entrada. Entre unas 15 notificaciones, hubo un par de Adam Peltz y Sami Hadawi en Jerusalén. Peltz era un judío involucrado con una organización israelí de arqueólogos y activistas comunitarios preocupados por el uso de la arqueología por parte de Israel para facilitar los objetivos políticos a través de varias organizaciones, de las cuales la más destacada era la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA). Sami era un cristiano palestino que, a pesar de no tener licencia para ello, era un guía turístico bien informado, con una sonrisa pícara pero espontánea, entrañable y desafiantemente irreprimible, a pesar de las humillantes y peligrosas dificultades de la vida bajo una ocupación opresiva. Sin embargo, de principal importancia para Conrad era un correo electrónico de su padre Mark en Beirut, a quien le había pedido consejos e ideas generales para un título en relación al documental que Conrad planeaba hacer sobre Jerusalén y el conflicto actual en Haram al-Sharif/Monte del Templo.



Querido Conrad,

Como siempre, me alegra saber que ambos se mantienen bien. Freya es una joven adorable y muy especial, que merece todo lo que tienes para darle y mucho más. También me complace saber que desde tu regreso de Jerusalén, has resuelto hacer un documental sobre la tragedia de Palestina y me ha halagado que me hayas pedido consejos y sugerencias para un título. Según lo solicitado, he pensado un poco en el asunto, y en vista del hecho de que el concepto de “Tierra Prometida” es un principio central del sionismo que se combina con el anhelo judaico de construir un “Tercer Templo” en el Monte del Templo – recopilaré toda la información que tengo sobre la Hermandad Hirámica del Tercer Templo y te la enviaré esta semana. No puedo pensar en nada más apropiado que un título con una connotación bíblica como La Tierra Prometida y la Profecía del Templo de Ezequiel.



“Y yo las sacaré de las naciones, y las juntaré de los países; las traeré a su propia tierra, y las apacentaré en los montes de Israel, en las riberas, y en todos los lugares habitados del país”.

Ezequiel 34:13 (escrito entre 593 - 571 AEC)



Como ateo, nunca he dado ningún crédito a la Biblia con sus profetas que, en general, fueron presentados como personas que recibieron revelaciones de Dios mismo, que posteriormente escribieron para la posteridad. Tales pasajes proféticos que supuestamente vaticinaron o predijeron lo que vendría, fueron intercalados a lo largo de la Biblia, siendo los más citados los de Ezequiel, Daniel, Mateo 24/25 y Apocalipsis. Mientras que algunas profecías bíblicas estaban condicionadas por las condiciones asumidas implícitamente o expresadas explícitamente, otras fueron representadas de diversas maneras como declaraciones directas de Dios, o expresadas como las percepciones privilegiadas, aunque deliberadamente portentosas, de sus supuestos autores, a quienes se les atribuyó poderes proféticos inexplicables.

Quienes creen en la profecía bíblica se involucran en la exégesis, la explicación crítica o interpretación de un texto, y en la hermenéutica, la teoría de la interpretación de textos de las escrituras que ellos creen que contienen descripciones de política global, desastres naturales, el surgimiento de Israel como nación, la venida de un Mesías, un reino mesiánico, y el Apocalipsis.

Así que mientras trabajas en tu película, y con eso en mente, deberás demostrar claramente el lado negativo de la profecía bíblica, que a menudo ha sido secuestrada y explotada por religiones fraudulentas e ideologías cuestionables como una justificación para acciones y políticas que, si son examinadas de manera imparcial por una corte o tribunal penal internacional se considerarían como una violación de los Convenios de Ginebra – que constan de cuatro tratados y tres protocolos adicionales – y equivalen a crímenes contra la humanidad.

Una de las explotaciones fraudulentas más exitosas de la profecía bíblica fue y sigue siendo perpetrada actualmente por la tan aclamada “única democracia en el Medio Oriente”, que como un estado judío sionista de Apartheid cita narraciones bíblicas para justificar su arrogante desprecio impune hacia todos los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y por su limpieza étnica del pueblo palestino que, por cierto, se define como un crimen contra la humanidad según los estatutos de la Corte Penal Internacional (CPI) y el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY).

La limpieza étnica de Israel ha involucrado la eliminación forzosa sistemática de palestinos autóctonos cristianos y musulmanes de Palestina con una fuerza militar abrumadora para hacerla étnicamente homogénea. Dicha limpieza ha incluido la eliminación de evidencia física y cultural en Palestina a través de la destrucción de hogares, centros sociales, granjas e infraestructura; y la profanación de monumentos, cementerios y lugares de culto palestinos.

Tu película debe argumentar que las narraciones bíblicas inventadas por sí solas son insuficientes para justificar la colonización brutal y la limpieza étnica de un territorio supuestamente prometido a los judíos por el mismo Dios. También debería ser evidente que la perpetración de crímenes contra la humanidad en Palestina está siendo asistida por grupos de cabildeo judíos altamente organizados y financiados en abundancia; por la imperdonable representación de los principales medios de comunicación de los brutales colonizadores judíos como víctimas; por una satanización inconcebible de la población indígena; y por la implacable supresión de la libertad de expresión a través de la explotación del “antisemitismo” y el “Holocausto” para silenciar y criminalizar las críticas hacia Israel en todo el mundo.

La extensión de la nazificación de nuestras libertades por parte del sionismo se ilustró recientemente con el interrogatorio a un alumno que llevaba una insignia y pulseras de “Palestina Libre” en la escuela por parte de la policía británica antiterrorista. En lugar de alentar a sus alumnos a aprender y apoyar los derechos humanos, los maestros denunciaron al niño a la policía por lo que solamente puede describirse como su compromiso con la Declaración Universal de los Derechos Humanos que comienza afirmando categóricamente que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Están dotados de razón y conciencia y deben actuar unos con otros en un espíritu de hermandad”. Pero apoyar tales sentimientos en lo que concierne a los palestinos, ahora parece ser un delito en Gran Bretaña. La acción de los maestros en este caso recordaba a la Alemania nazi cuando los roles se invirtieron con el Movimiento de las Juventudes Hitlerianas, que preparaba a los escolares para informar sobre cualquier conversación o acción “subversiva” que llevaren a cabo sus maestros, amigos, vecinos e incluso sus propios padres. En Gran Bretaña, la existencia de una Policía del Pensamiento sionista es ahora una realidad y su supresión de la libertad de expresión está matando lo poco que queda de la democracia británica.

La onerosa tarea que has emprendido está plagada de muchos peligros que no deben subestimarse, por lo que tú y Freya deben tomar todas las precauciones necesarias para garantizar su seguridad. No me corresponde a mí cuestionar tu decisión de permitir que Freya te acompañe, pero es una decisión que tal vez debas reconsiderar. Recuerda también que ya has sido estigmatizado como enemigo de Israel en virtud de tu apellido y tu vinculación con mis artículos de periódicos y libros supuestamente “antisemitas”. Al simplemente plantear la cuestión de la criminalidad de Israel, automáticamente se te acusará de antisemitismo y de querer hacerle a los judíos, lo que los judíos israelíes han hecho con alegre chutzpah, y que siguen le haciendo al pueblo palestino con impunidad.

Finalmente, no debes rendir tus principios como la mayoría de las “prensitutas” petrificadas de los medios de comunicación, ni debes desanimarte, porque como periodista eres responsable tanto de tu propia conciencia como de la del resto de la humanidad, cuyas libertades se están reduciendo de manera gradual, pero segura. Como una vez observó Christopher Dodd, el cabildero, abogado y político estadounidense: “Cuando el derecho del público a saber se ve amenazado, y cuando los derechos a la libre expresión y la libre prensa están en riesgo, todas las demás libertades que atesoramos están en peligro”.



Amor y mis mejores deseos, Mark.



La Casa Blanca, Washington, D.C.

“Arrogante bola de fango”, dijo el presidente con enojo en su escritorio del Despacho Oval cuando golpeó el auricular del teléfono en su receptáculo, “ese tipo es un lunático certificable”, dijo refiriéndose al Primer Ministro israelí.

El Jefe de Estado Mayor – quien acababa de presenciar la desaprobación expresada por el Presidente sobre el hecho de que durante el mes pasado las fuerzas israelíes mataron a 142 palestinos e hirieron a otros 15.620 – era comprensivo, pero no estaba muy impresionado. Lo había escuchado y visto todo antes, y sabía muy bien que cuando el Primer Ministro israelí llegara a Washington, ambos líderes ocultarían cuidadosamente su mutua enemistad al estar frente a las cámaras con el Presidente hablando mal de todo lo obligatorio y reafirmando todo lo que suene a favor de Israel en relación a los “requisitos” de seguridad del Estado judío y su derecho a hacer lo que sea necesario para “defenderse”.

El Jefe de Estado Mayor se había reconciliado desde hacía mucho tiempo con el apoyo incondicional de los Estados Unidos a la agresión israelí, a pesar del hecho de que la resistencia de los palestinos hacia ella – ejemplificada en su mayoría por jóvenes y niños que lanzan piedras y que, por una frágil evidencia, podían ser encarcelados por hasta 20 años de prisión por su desafío simbólico – era una reacción justificada a una ocupación opresiva, brutal e ilegal. Tal genialidad tan bien ensayada entre ambos líderes sería seguida por reuniones donde cientos de millones de dólares de ayuda adicional serían prometidos a Israel como una muestra del amor incondicional por parte de los Estados Unidos y la lealtad a un estado de Apartheid criminal de guerra. Hasta donde el Jefe de Estado Mayor pudo descifrar, siempre fue más conveniente para el gobierno de los Estados Unidos pagarles a los asaltantes chantajistas israelíes con la esperanza de que dejaran de recitar su aburrido mantra sobre el Holocausto, y se fueran. Como fue observado en The Jerusalem Post por Reuven Ben-Shalom – quien sirvió durante 25 años en la Fuerza de Defensa de Israel como piloto de helicóptero; en varios cargos de relaciones internacionales, incluso como el Director de Cooperación Militar israelí-estadounidense; y como director del Programa Internacional de Becas en el Colegio de Defensa Nacional de Israel: “Nos dejamos llevar tanto por presentar nuestro caso que escucharnos a veces es agotador, deprimente, aburrido y molesto”.

Durante la visita, el líder israelí sin duda también recogería un montón de cheques por grandes cantidades de la fraternidad de delincuentes financieros de Wall Street y miembros multimillonarios judíos pertenecientes al uno por ciento de la población del mundo que posee grandes riquezas; ante los que se vería postrado por un Congreso Bicameral compuesto principalmente por trabajadores totalmente controlados por el Comité de Asuntos Públicos de Israel de los Estados Unidos (AIPAC); y recibiría elogios de las prostitutas mediáticas que cumpliesen los requisitos – especialmente en el New York Times – para el aplauso de un público de ciudadanos norteamericanos con cerebros lavados y el ciegos. El libro Mil Novecientos Ochenta y Cuatro de George Orwell, con su retrato de guerra perpetua, la vigilancia omnipresente del gobierno y la manipulación pública, eran ahora una realidad floreciente en la tierra donde la bandera llena de estrellas ya no ondeaba triunfalmente “en la tierra de los libres y el hogar de los valientes”.

En vista del agitado humor actual del Presidente, el Jefe de Estado Mayor le dio a regañadientes el Informe Presidencial Diario (por sus siglas en inglés, PDB), un documento altamente secreto compilado por el Director de Inteligencia Nacional cuya oficina combinó los informes de inteligencia de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la Agencia de Inteligencia de Defensa (por sus siglas en inglés, DIA), la Agencia de Seguridad Nacional (por sus siglas en inglés, NSA), el Buró Federal de Investigaciones (por sus siglas en inglés, FBI) y otras agencias de inteligencia de los Estados Unidos. El informe de hoy, como había sido el caso durante los últimos meses a petición del Presidente, también contenía un resumen de las informaciones de los medios de comunicación israelíes que invariablemente no eran bien recibidos por el Presidente, quien a menudo era descrito como antisemita y enemigo de Israel.

Las relaciones entre EE. UU. e Israel se habían mantenido bajas durante algún tiempo como consecuencia de la continua construcción de asentamientos judíos en los territorios palestinos ocupados ilegalmente; los maliciosos esfuerzos israelíes por descarrilar las negociaciones nucleares de Irán; y la estancada farsa de las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos. Durante su campaña presidencial en julio de 2008, el Presidente – además de comprometerse a no “perder un minuto” para enfrentar el conflicto en Medio Oriente si fuera electo presidente – también había afirmado que “usted y yo, vamos a cambiar este país y cambiaremos el mundo”, hasta los cantos extáticos de “sí, podemos”, todo lo cual eventualmente resultaría ser otro ejemplo más de cómo las esperanzas del pueblo estadounidense habían triunfado sobre la realidad de su experiencia pasada de promesas incumplidas por políticos traidores que vendieron sus almas al AIPAC.

Así que, a pesar de que su elección marcó una nueva era de expectativas y de haber recibido prematuramente el Premio Nobel de la Paz el año siguiente, el Presidente no solamente no cumplió ninguna de sus promesas de paz y de un mundo mejor, sino que también amplió los poderes de guerra mucho más allá de los de su semi-letrado predecesor, George W. Bush, al establecer precedentes que facilitaron aún más el uso de la fuerza letal en el extranjero sin la aprobación del Congreso.

Al igual que todos sus antecesores presidenciales recientes, al Presidente se le enseñó muy rápidamente que en lo que respecta a Medio Oriente, fue Israel a través del AIPAC quien dictó la política de Estados Unidos en Medio Oriente y no la Casa Blanca, ni el Congreso. Israel lo había señalado al lanzar la bárbara Operación Plomo Fundido en Gaza – que comenzó el 27 de diciembre de 2008 y terminó el 18 de enero de 2009 – solo dos días antes de la toma de posesión del Presidente el día veinte.

“¿Qué tienes para mí?”, Preguntó un irritado Presidente, mientras tomaba los documentos informativos de la mañana y comenzaba a leer el resumen de las informaciones de los medios israelíes, que incluía una controvertida revelación de que Israel era el principal comprador de petróleo producido y vendido por el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), que producía entre 20.000 y 40.000 barriles por día en esos dos países para generar entre $ 1 millón y $ 1.5 millones en ganancias; que una de las cadenas de tiendas por departamento más grandes de Alemania – con más de 100 sucursales y 21.000 empleados – había retirado los productos israelíes de sus estantes en respuesta a las nuevas regulaciones de etiquetado de la UE; que los miembros de la extrema derecha, el grupo de asimilación antiárabe Lehava, habían protestado contra un evento de decoración de árboles de Navidad – destinado a la población cristiana de Jerusalén – que, según ellos, estaba dirigido a los niños judíos; que después de reunirse con el presidente ruso en París, el Primer Ministro israelí había dicho que Israel continuaría protegiendo sus intereses al actuar en Siria para evitar la transferencia de armas de avanzada tecnología a Hezbolá; y que, según la Agencia Judía, casi 30.000 judíos – la mayor afluencia en 15 años – se trasladaron a Israel en 2015 como parte de la aliyá continua que era necesaria para la invasión gradual pero constante de los territorios palestinos con nuevos asentamientos ilegales.

El Jefe de Estado Mayor había sido parte de la pantomima de la Casa Blanca de supuestamente oponerse a la construcción de asentamientos israelíes, mientras que la legislación – iniciada y respaldada por el insoportable AIPAC – estaba en preparación para un proyecto de ley comercial que contendría una disposición que agruparía a Israel y los “territorios controlados por israelíes”. Así que, si bien esa legislación infringiría la política estadounidense de larga data hacia Israel y los territorios ocupados, incluyendo la actividad de asentamientos ilegales de Israel, el Presidente firmaría el proyecto de ley. Apodada como Ley para la Facilitación del Comercio e Imposición del Comercio, el proyecto de ley fue diseñado para fortalecer las normas de aplicación, abordar la manipulación de la moneda y reforzar los esfuerzos para bloquear las evasiones de las leyes comerciales. El proyecto de ley también incluiría una cláusula que abordaba los actos motivados políticamente para limitar o prohibir las relaciones económicas con Israel mediante la orientación a entidades corporativas o instituciones financieras afiliadas al Estado que participaban en la campaña de boicot, desinversión y sanciones (BDS) contra Israel.

La disposición colocaría a los EE. UU. firmemente en el expediente al oponerse al BDS y apoyar los vínculos comerciales mejorados entre los EE.UU. e Israel, mientras promulga sólidos objetivos de negociación contra el BDS para los negociantes comerciales estadounidenses. Además, dentro de los 180 días para que el proyecto de ley se transforme en ley, la administración de los EE. UU. estaría obligada a informar al Congreso sobre las actividades globales de BDS, incluida la participación de empresas extranjeras en los boicots políticos contra el Estado judío. Además de proporcionar protecciones legales para las empresas estadounidenses que operan en Israel, el proyecto de ley también combinaría a Israel propiamente dicho con los territorios palestinos ocupados en disputa, contrariando la habitual política hipócrita de los EE. UU. que estipula que la actividad colonizadora era un obstáculo al logro de la paz y a la solución de dos estados.

El alcance del control del lobby pro-Israel liderado por el AIPAC sobre Congreso de los Estados Unidos se hizo evidente, incluso cuando la muy apreciada Primera Enmienda de la Constitución reza — “El Congreso no promulgará leyes referentes al establecimiento de una religión o que prohíban el libre ejercicio de la misma; o que abrevien la libertad de expresión, o de prensa; o el derecho de la gente a reunirse pacíficamente, y a solicitar al Gobierno una compensación por agravios” – fue amenazado por congresistas con un llamado a destruir la creciente campaña de BDS de base comunitaria contra Israel al comprometerse a debilitar la Primera Enmienda: “La libertad de expresión está siendo utilizada en nuestro país para denigrar a Israel y necesitamos luchar activamente contra eso. . . “

El presidente – a quien más del 90 por ciento de la población israelí no le gustaba –estaba acostumbrado a este tipo de amonestación por parte del Congreso a Israel, cuya población judía afirmaba en su mayoría favorecer una solución de dos estados y, por lo tanto, el estado palestino, en realidad le estaba mintiendo a los encuestadores y desaprobaban al Presidente por temor a que pueda tomarse en serio el fin de la ocupación de Israel de Cisjordania y el bloqueo a Gaza. En consecuencia, aunque los temores israelíes – a Irán, a los ataques con cohetes, al aislamiento del mundo y al abandono – no fueron plausibles. Tales temores, sin embargo, sirvieron como fuente de consuelo para la conciencia colectiva de Israel y como justificación para su continua ocupación y opresión del pueblo palestino.

“¿Qué harán ahora?”, preguntó el Presidente cuando terminó de leer las informaciones de los medios de comunicación y pasó al PDB, que el Jefe de Estado Mayor había planteado leer siempre primero y que contenía el informe de sospechas de que el servicio secreto israelí había estado detrás de una serie de misteriosos pero altamente sofisticados ataques de espionaje cibernético en negociaciones decisivas sobre el programa nuclear de Irán celebrado en hoteles de lujo en toda Europa entre Irán y el grupo P5+1 de China, Francia, Rusia, el Reino Unido y Estados Unidos, además de Alemania. Agentes de seguridad suizos allanaron el lujoso hotel President Wilson en Ginebra – donde se llevaron a cabo algunas de las conversaciones – y como se sospechó, descubrieron evidencias de espionaje cibernético israelí.

Después de haber terminado de leer la sesión informativa diaria, el Presidente se hundió con cansancio en su silla ejecutiva de cuero con respaldo alto, y con frustración. Tras su reelección para un segundo mandato en 2012, el Presidente expresó la opinión de que “queremos transmitir un país que sea seguro, respetado y admirado en todo el mundo, una nación defendida por los militares más fuertes de la tierra y las mejores tropas que este mundo haya conocido alguna vez, pero también un país que se mueve con confianza más allá de este tiempo de guerra para configurar una paz que se base en la promesa de libertad y dignidad para todo ser humano”. A pesar de la proclamación de tales nobles sentimientos sobre “libertad y dignidad para cada ser humano”, la realidad era que, con la ayuda y la complicidad de Estados Unidos, “la libertad y la dignidad” seguían siendo negadas al pueblo palestino después de casi 70 años.

El Presidente se había reconciliado durante mucho tiempo con el hecho – independientemente de la cantidad de leyes internacionales y de derechos humanos que Israel haya violado – de que mientras el AIPAC siguiera dominando al gobierno estadounidense, EE. UU. continuaría proporcionando apoyo incondicional – con el dinero de los contribuyentes estadounidenses – a un estado de Apartheid racista cuya, conducta arrogante e impunidad ilimitada en el escenario internacional pretendía despojar al pueblo palestino de sus tierras para facilitar el asentamiento judío ilegal en consonancia con el objetivo ideológico del sionismo de un “Gran Israel”. A pesar de todo eso, más que la mitad de toda la ayuda global de los Estados Unidos fue suministrada a Israel.

Aún peor que la traición del pueblo estadounidense por parte de sus políticos, fue la rendición del gran Sueño Americano – Democracia, Derechos, Libertad, Oportunidad e Igualdad – por parte del propio pueblo estadounidense: un pueblo que tendía a suscribirse a la ideología excepcionalismo estadounidense; un pueblo del cual, según un sondeo de Gallup/Harris, un 73 por ciento completo era incapaz de identificar a su país de origen – y mucho menos la ubicación de otros países – en un mapa; un pueblo que ya no es capaz de aceptar ningún hecho irrefutable que no se ajuste a su propio sesgo ciego; un pueblo que carece de la capacidad de pensar más allá de su adoctrinamiento por parte de los medios de comunicación tradicionales, de los cuales el 90 por ciento estaba controlado solo por seis corporaciones que eran propiedad de los judíos o estaban dirigidas por ellos; un pueblo que ya no está preparado para hacer preguntas difíciles o para considerar la propaganda obvia del gobierno y de los medios y se encuentra con sospecha; un pueblo alimentado por el antagonismo racial y la necesidad de guerras constantes contra las “amenazas” de terrorismo siempre presentes y falsamente inventadas; un pueblo que el resto del mundo consideraba como la mayor amenaza para los derechos humanos y el logro de la paz mundial; y un pueblo que había perdido todas las perspectivas morales y políticas acerca de cómo ellos, como “superpotencia”, deberían liderar y beneficiar al resto de la humanidad con su propio ejemplo.

A pesar del estatus y las trampas de su cargo, el Jefe de Estado Mayor había decidido presentar su renuncia debido a su desilusión y a la inquietud de su conciencia que exigía una gobernanza sin trabas y con integridad, donde en los pasillos del poder los angustiosos lamentos de “Nosotros, el pueblo” no se ahogasen por los corrompidos susurros de los cabilderos de intereses especiales cargados de sobornos: los cabilderos cuya influencia subvirtió a la democracia, influencia que se vio reforzada por un fallo de la Corte Suprema de los EE. UU. (una decisión de 5 a 4) que eliminó el límite de la cantidad total de dinero con la que los donantes ricos podrían contribuir con los candidatos y comités políticos. Así que ahora, más que nunca antes, los millonarios/multimillonarios del uno por ciento podrían comprar políticos y controlar las políticas gubernamentales en detrimento de la gran mayoría que aún debía aprender que la única diferencia entre una democracia y una dictadura es que con esta última no hace falta perder tiempo yendo a la urna de votación.



Barrio Foggy Bottom, Washington, D.C.

Era de noche y en la sala de estar donde – después de haber suavizado melodiosamente el ambiente con los sonidos de saxofón de jazz de Kaori Kobayashi – el sistema de música digital ahora estaba tocando su Nada Cambiará Mi Amor Por Ti. Las briznas de humo de cigarrillos que antes flotaban se habían dispersado, dejando solo el débil pero distintivo aroma gaseoso del tabaco Virginia incinerado; las flautas de cristal con champán de las que se había bebido una cosecha de 2004, yacían vacías en la mesita de café adornada con una encimera de vidrio al lado de la botella vacía y volcada en el cubo de hielo plateado; y para cerrar con broche de oro la escenografía del nido de amor, un rastro de artículos desechados apresuradamente de ropa masculina y femenina de diseñador, que iba desde el sofá seccional de cuero suave negro hasta el dormitorio donde, en la cama tapizada, la pareja desnuda se apretaba con fuerza en un apasionado abrazo.

Su curvilínea y bronceada figura de reloj de arena era firme, con un buen tono muscular que indicaba ejercicios regulares y atención a la dieta. Su busto y caderas de proporciones impresionantes se combinaban con una cintura hermosamente definida que se curvaba con gracia hacia abajo y hacia afuera, hacia esas caderas que estaban perfectamente alineadas con hombros suavemente redondeados que enmarcaban pechos grandes pero no obstante nobles. Su parte inferior redondeada era simétrica con los hermosos perfiles laterales y frontales de una parte superior del cuerpo que combinaba con la longitud de sus piernas sensualmente torneadas. Cada atractivo centímetro de ella era una imagen de equilibrio, armonía y sensualidad etérea.

El hombre de mediana edad, por otro lado, tenía algo de flacidez que era más pronunciada alrededor de su abdomen ligeramente caído. A pesar de eso, su cuerpo había retenido algún vestigio de lo que una vez debió haber sido un buen físico antes de que los estragos del tiempo y la vida desenfrenada hubieran cobrado su precio. No obstante, al igual que la mayoría de los hombres en posiciones de poder, tenía una libido hiperactiva que, junto con la confianza que traía su posición, lo hizo imprudentemente dispuesto a arriesgar su suerte contra las probabilidades de que sus encuentros ilícitos se descubrieran independientemente de cómo, cuándo, dónde, o con quién pudieran ocurrir. Debido a esta omnipotencia percibida, asumió invariablemente que otras personas siempre cumplirían sus órdenes, por lo que el cumplimiento sexual por parte de las mujeres – que en todo caso estaban fascinadas por los hombres en posiciones de poder – sería algo de esperarse, y lo daba por sentado. El fenómeno no se limitaba a los hombres, sino que se aplicaba igualmente a las mujeres prominentes, para quienes tener autoridad sobre los demás era también un afrodisíaco definitivo.

La morena repentinamente echó su cabeza hacia atrás, retirando provocativamente su lengua de su tórrido abrazo y en lugar de eso comenzó a besarlo suavemente mientras se abría camino desde su barbilla hacia su entrepierna, donde su lengua apresurada se tentaba, coqueteaba y le excitaba los testículos, causando que su caliente virilidad palpitase con una expectativa salaz. Dicha expectativa fue recompensada cuando ella acariciaba ligeramente su virilidad con sus uñas bien cuidadas, mientras que su lengua y lascivos labios realizaban magia sensual en un hombre que, sin duda, era el marido promiscuo de una mujer probablemente recatada en su exterior, pero socialmente ambiciosa, cuyas prioridades no incluían nutrir o mejorar la sexualidad conyugal.

Después de lo que parecía una época de agonizante concupiscencia para el hombre, la mujer se sentó a horcajadas en una posición arrodillada, sostuvo su erección en su mano derecha y la utilizó para masajear suavemente los labios de su vulva ya húmedos con la anticipación de recibir su bien dotada virilidad en las profundidades placenteras de su feminidad. No pudo evitar sonreírse mientras recordaba sus años de adolescencia y se preguntaba qué habría pensado de ella el rabino Amos Rosenfeld – un amigo de la familia y visitante frecuente de su hogar en Brooklyn. Solía recordarle con frecuencia que, independientemente de lo que ella eligiera hacer en su vida, siempre debía asegurarse de que estaba en control y por encima de cualquier situación: eso era precisamente lo que estaba haciendo ahora cuando determinaba la posición, el ritmo y el procedimiento mediante el cual transportaría a este individuo enamorado y engañado a ese reino de la cornucopia coital, con el que la mayoría de los hombres sueñan, pero muy pocos realmente experimentan.

A medida que su respiración se aceleraba y sus gemidos se volvían más desesperados, finalmente cedió y, lenta pero seguramente, se dejó caer sobre su pene palpitante que envolvió con su nido de amor cálido y húmedo. No había manera de que esto fuera un encuentro netamente casual que solo sucedería una vez, porque ella había pasado meses usando las bolas de Ben Wa para ejercitar concienzudamente sus músculos vaginales a fin de convertirse en una experta en el arte del control muscular vaginal que muchas mujeres orientales habían dominado como parte de convertirse en amantes altamente competentes. Ahora podía sostener firmemente el pene de un hombre con su vagina; podría apretar y liberarlo poderosamente y darle el equivalente vaginal a la felación; podría retrasar su eyaculación si él estaba a punto de alcanzar el clímax prematuramente; y ella podría usar sus músculos vaginales para complacerlo en una variedad de formas sorprendentes y alucinantes – y lo hizo.

El hecho de que ambos estuvieran virtualmente inmóviles en la cama desmentía la magnitud de su euforia porque, a pesar de la aparente falta de movimientos intensos, todos sus músculos vaginales bien ejercitados entregaban mareas de gratificación a cada tendón del cuerpo del hombre cuya cabeza estaba ahora intoxicada por el éxtasis puro, sin adulterar. A medida que su ritmo de respiración se aceleraba y el sonido de sus gemidos triunfantes aumentaba, también lo hacía el ritmo de sus contracciones vaginales, cuyos efectos de placer se veían reforzados por el sutil pero sensacional movimiento circular de sus caderas.

Bajo estas circunstancias, incluso la más fuerte de las voluntades no habría podido contener la irresistible avalancha de un clímax jubiloso y, mientras la pasión febril de esta pareja se precipitaba hacia un Armagedón sexual, él apretó las caderas de su hembra con ambas manos y respondió a su entusiasta aceleración con un fuerte movimiento de macho. Impulsos promovidos que fueron profundos, duros y rápidos. Con cada empuje, su cuerpo se convulsionaba con un alarido largo, ruidoso y exultante similar al de una mujer que dio a luz a un niño. Sus cuerpos se arquearon y se retorcieron salvajemente uno contra el otro mientras intentaban escurrir hasta la última gota de satisfacción sensual de sus esfuerzos físicos hasta que finalmente con una fanfarria de suspiros frenéticos, y una explosión de deleite inimaginable los envolvió, dejándolos drenados sobre un montón arrugado de su sábana de algodón egipcio empapada en sudor y semen. Aunque tales citas clandestinas eran a menudo una parte necesaria del trabajo de la morena, no era un trabajo que ella considerara aborrecible de ninguna manera.

Mientras que decenas de miles de otros enlaces potencialmente peligrosos se jugaban simultáneamente en habitaciones de hotel y alojamientos privados en diferentes ciudades, pueblos y aldeas de todo el mundo, este en particular había tenido lugar en el Complejo Watergate de Washington DC: una notoria dirección donde depredadores, malhechores maquiavélicos y un “inocente” presidente de EE. UU. que en el pasado se había reunido con sus Waterloos debido a algún problema, criminalidad o conspiración de capa y daga.

El hombre satisfecho pero ahora agotado se quedó dormido momentáneamente, felizmente ajeno al hecho de que las travesuras sexuales de la noche no eran una progresión involuntaria e incidental del encuentro casual de la semana pasada con la morena, sino que formaban parte de un plan cuidadosamente orquestado y ejecutado como consecuencia directa de los acontecimientos mundiales, incluso una serie de lo que muchas personas consideraron como decisiones atrasadas que reconocen la existencia histórica de un pueblo palestino que merece justicia, derechos humanos y un estado propio. Tales decisiones – a pesar de las furiosas amenazas israelíes acompañadas por los inevitables recordatorios interminables del Holocausto – han incluido recientemente el reconocimiento del Estado palestino por parte de varias naciones europeas; la provisión de la condición de palestina como observador en la Corte Penal Internacional (CPI); un voto de reconocimiento por parte del parlamento europeo; y la invocación de los derechos de los palestinos por los Convenios de Ginebra por 126 países que urgen a Israel a detener la construcción ilegal de asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este.

Los Convenios de Ginebra que regían las reglas de guerra y ocupación militar, en esta ocasión no estaban siendo tomados en cuenta por Australia, Canadá o los Estados Unidos – países que, lejos de la ejemplar gobernanza colonial pasada, habían incluido la discriminación racial, la explotación desenfrenada y los malos tratos sin escrúpulos hacia las poblaciones autóctonas, que en algunos casos constituyeron genocidio premeditado. Tales desarrollos abiertamente pro-palestinos ahora amenazaban con demorar, o posiblemente incluso frustrar completamente el sueño judaico de erigir el “Tercer Templo” de acuerdo con la profecía bíblica de Ezequiel.

Como consecuencia, se requirieron medidas drásticas, incluyendo el aumento gradual de la hasbará – una palabra hebrea que significa literalmente “explicación” – pero que en realidad cubre una amplia gama de actividades de propaganda que promueven los aspectos positivos de Israel en contra de la prensa negativa y las percepciones públicas, para reforzar la idea errónea de que Israel era “la única democracia en el Medio Oriente” y solamente se estaba “defendiendo a sí mismo” con “el ejército más moral del mundo” durante la brutal destrucción de la vida y las propiedades de los palestinos en Gaza el año pasado con un abrumador armamento de última generación contra un pueblo que no tenía un solo tanque, buque de guerra o avión de combate para defenderse.

Sin embargo, Israel continuaría a través de sus poderosas organizaciones de cabildeo judías sionistas reforzando su táctica de amordazar a cualquiera que se manifestara y se opusiera activamente a las políticas israelíes; continuaría presionando para que el lobby judío inspirara una legislación que criminalice las críticas contra Israel; continuaría oponiéndose y socavando las críticas de activistas pro-palestinos hacia la aplicación del Apartheid por parte del Estado judío; y continuaría manteniendo su modus operandi de chantaje, soborno y acoso apoyado por operaciones de bandera falsa para retener la colusión occidental en la reescritura deliberada de una historia judía de una que describía a los judíos como dependientes y a merced de otros, a una donde en su lugar, los judíos debían ser independientes y controlar su propio destino en un Estado judío cuyo establecimiento y supervivencia requerían, de manera gradual pero positiva, negar al pueblo palestino su propia historia y patria para facilitar por la fuerza e ilegalmente la expansión del asentamiento judío.

Muchos observadores y comentaristas habían notado que durante su búsqueda de ese objetivo, Israel había desarrollado una filosofía justa de “autodefensa” que combinaba todos los elementos de la ocupación militar y la aplicación de la ley para oprimir al pueblo palestino. Era una filosofía que había llegado a personificar el carácter de los colonos judíos israelíes y su mentalidad racista como un “pueblo elegido” exento de responsabilidad por sus acciones. Otra consecuencia de esta rectitud fue el crecimiento de la seguridad militar con tecnología de punta, Goliat, dependiente del comercio con otros países para los cuales la pacificación de la población era también una necesidad esencial para sus gobiernos. En lo que respecta a los israelíes, no importaba a quién le vendieran sus herramientas de muerte y destrucción – incluidos gobiernos que torturaban, aterrorizaban, asesinaban o incluso eran antisemitas – siempre y cuando tales ventas sirvieran para obtener ganancias y forjar alianzas con esos estados deshonestos para minimizar sus críticas a las políticas israelíes.

El éxito del Goliat industrial de seguridad militar de Israel se debió en gran parte al hecho de que el equipo vendido ya había sido probado a sangre fría en Gaza y Cisjordania en palestinos cautivos usados como “conejillos de indias”, de los cuales desde 1967, aproximadamente un millón, también sufrieron arrestos y detenciones arbitrarias por parte de los israelíes, las cuales fueron diseñadas deliberadamente – con estresantes condiciones de confinamiento, métodos dolorosos de restricción de los detenidos, largos períodos de aislamiento, golpizas, degradación, intimidación y amenazas contra los detenidos y sus familias – para privarlos de su dignidad y deteriorar su bienestar físico.

Los israelíes habían sido, y seguían siendo, capaces de perpetrar sus crímenes contra la humanidad con impunidad, porque habían logrado seguir representándose a sí mismos como las víctimas inocentes del terrorismo antisemita contra el que se defendían en una guerra perpetua. Para facilitar aún más la tolerancia de sus crímenes por parte de las democracias occidentales, los israelíes habían explotado los actos terroristas contra las naciones occidentales para formular la percepción de “choque de civilizaciones” en la que las naciones occidentales e Israel compartían valores civilizados que requerían de una guerra sin fin contra los incivilizados terroristas islámicos. Mientras esas percepciones ilegítimas prevalecieran, Israel podría entonces mantener su limpieza étnica de Palestina bajo el pretexto de la defensa propia, mientras inducía la “islamofobia” al resto del mundo occidental actual para luchar contra una “amenaza terrorista” siempre presente, lo que servía al propósito de Israel de dividir y destruir a sus vecinos musulmanes del Medio Oriente.



“... son los líderes del país quienes determinan la política y siempre es una cuestión simple arrastrar a la gente, ya sea una democracia o una dictadura fascista o un Parlamento o una dictadura comunista... Con o sin voz, la gente siempre puede ser llevada a la oferta de los líderes. Eso es fácil. Todo lo que tienes que hacer es decirles que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por su falta de patriotismo y por exponer al país al peligro. Funciona de la misma manera en cualquier país.”

Hermann Goering (como le dijo al psicólogo estadounidense Gustav Gilbert durante los Juicios de Nuremberg)



Fue, como lo era entonces, el ex Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien –tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos – confirmó la utilidad de esta percepción diciendo que “es muy bueno... Bueno, no muy bueno, pero generará una simpatía inmediata... fortalecerá el vínculo entre nuestros dos pueblos, porque hemos experimentado el terror durante muchas décadas, pero Estados Unidos ahora ha experimentado una hemorragia masiva de terror”. Mientras tanto, el Primer Ministro Ariel Sharon, otro notorio criminal de guerra – una y otra vez colocó a Israel en el mismo terreno que los Estados Unidos al llamar al asalto un ataque a “nuestros valores comunes... creo que juntos podemos derrotar a estas fuerzas del mal”.

Para el 19 de septiembre de 2001, Aman – la rama suprema de inteligencia militar de las Fuerzas de Defensa de Israel – había comenzado a circular afirmaciones de que Irak estaba detrás de los ataques del 11 de septiembre, una mentira descarada que ayudó a los neoconservadores a convencer a los estadounidenses de que la guerra en Irak estaba justificada. Esta mentira se vio aún más reforzada por una falsedad aún más grande inspirada por los israelíes de que Irak poseía armas de destrucción masiva con el entonces Primer Ministro británico Tony Blair – un activo israelí y ahora ampliamente considerado como un criminal de guerra que sigue en libertad – quedando enredado en la afirmación de que Irak podría lanzar armas de destrucción masiva 45 minutos después de haber recibido una orden. Tales mentiras habían servido para infectar las percepciones occidentales con el síndrome de guerra perpetua de Israel, que hasta la fecha había dado como resultado que decenas de millones de personas inocentes en el Medio Oriente y en otros lugares fueran continuamente traumatizadas, desplazadas y, en muchos casos, simplemente asesinadas.

La aparente benevolencia de Israel al ofrecer su ayuda para “derrotar a esas fuerzas malvadas” fue parte de la idea del sionismo para adormecer a los estadounidenses en particular y a Occidente en general y hacerles creer que además de compartir sus valores, Israel también era su aliado más fiel... Un aliado, sin embargo, que con la ayuda de cientos de organizaciones judías y numerosos funcionarios sionistas-neoconservadores que ocupan posiciones estratégicas, ha empujado constantemente a Occidente a luchar contra el “terrorismo islámico” en un conflicto interminable en el que el detestable desprecio y el maltrato odioso hacia la humanidad prevalecieron sobre todo... Un conflicto interminable en el que Conrad Banner y Freya Nielson pronto se verían envueltos como testigos de un brutal asesinato extrajudicial que confirmó que Israel era ahora una nación carente de cualquier sentido de moralidad basada en principios. Conrad se adhirió a la observación realizada una vez por el abogado y jurista británico Devlin (1905-1992), de que “una moralidad establecida es tan necesaria como un buen gobierno para el bienestar de la sociedad. Las sociedades se desintegran desde adentro con más frecuencia de lo que se rompen por presiones externas”.




2

Viernes, 4 de Diciembre

La Pequeña Venecia, Londres, Inglaterra


La Pequeña Venecia de Londres – un gran estanque creado en la década de 1810 como punto de encuentro entre el Canal Regent y el Brazo de Paddington del Grand Union Canal – fue el escenario de un islote cubierto de sauces que sirvió como una rotonda fluvial conocida como la Isla de Browning. El islote había sido nombrado en honor al poeta y dramaturgo inglés Robert Browning, quien vivía cerca y se le atribuye haber acuñado el nombre de “Pequeña Venecia”. Browning había formado una de las uniones literarias más famosas de la historia cuando en 1846 se casó con la poetisa Elizabeth Barrett, quien era mayor en edad que él, y permaneció con ella hasta que murió en sus brazos mientras estaban en Florencia en junio de 1861. El vecindario con pintorescas calles arboladas, grandes terrazas georgianas y victorianas, y casas flotantes amarradas en sus vías fluviales, todavía era un oasis para la soledad pacífica donde era posible hacer una pausa, dar un paso atrás y, por un momento, escapar de las presiones de la vida urbana moderna.

Pero incluso la tranquilidad de la Pequeña Venecia y el paso del tiempo no pudieron disminuir la indignación creciente de Conrad Banner desde la Operación Margen Protector llevada a cabo por Israel en la Franja de Gaza el verano pasado, que mató a miles de hombres, mujeres, niños y ancianos civiles; provocó el desplazamiento masivo de civiles y la destrucción de bienes y servicios vitales; reforzó el bloqueo aéreo, marítimo y terrestre de 1,8 millones de palestinos que fueron castigados colectivamente; y agravó una crisis humanitaria ya existente en la que personas de todo el mundo – incluso judíos en la diáspora que insisten en sus propios derechos inalienables – habían sido cómplices de indiferencia silenciosa y helada ante el horrendo sufrimiento de los asediados palestinos. Para empeorar las cosas, la reconstrucción de la infraestructura vital había sido virtualmente inexistente; las más de 100.000 personas desplazadas, todavía estaban sin hogar; y las violaciones casi diarias del cese al fuego por parte de los israelíes – que consisten en frecuentes incursiones militares y ataques a pescadores y agricultores – solo sirvieron para hacer la vida aún más intolerable. La adopción cada vez más decidida de Conrad de la causa palestina se había producido después de la reconciliación con su distanciado padre, Mark, cuyos artículos y libros había comenzado a leer.

Si bien la desaprobación de los activistas de derechos humanos por el bárbaro baño de sangre de ese verano había sido evidente en Europa y otras partes del mundo, en los EE. UU., la ocupación israelí de la mentalidad colectiva estadounidense fue mantenida implacablemente por los políticos estadounidenses y los hechizos hipnóticos que inculcaron “Israel tiene derecho a defenderse”. La deshumanización y masacre de los palestinos a largo plazo no solo se produjo dentro de Palestina, sino también en otros lugares en los campamentos de refugiados – como Sabra y Shatila, en el Líbano, donde la infame masacre de 1982 fue facilitada por Israel – característica regular de la brutal política de Israel de colonizar Palestina y desplazar a sus pueblos autóctonos.

Fue después de Sabra y Shatila que Israel se vio obligado a intensificar su ofensiva de defenderse contra la publicidad negativa que se logró con la ayuda de un medio estadounidense mayoritariamente judío, que retrataba a Israel como un “David” valiente defendiéndose de un “Goliat” palestino. Tales retratos se integraron repetidamente en la psique estadounidense, en la que echaron raíces y han florecido desde entonces. Conrad sintió que el apoyo incondicional del gobierno de los Estados Unidos a Israel con miles de millones de dólares de los contribuyentes – sin mencionar el vértice interminable e hipócrita de los Estados Unidos a las resoluciones de la ONU que condenan a Israel – no habría sido posible sin el cumplimiento institucionalizado del propio pueblo estadounidense.

La eventual aceptación por parte de Conrad del hecho de que la limpieza étnica de los palestinos por parte de Israel era una política calculada y en curso, lo llevó a visitar Jerusalén durante diez días a fines de septiembre para explorar las posibilidades de filmar un documental cuyo nombre título había decidido La Tierra Prometida y la Profecía del Templo de Ezequiel. Desde que regresó de Jerusalén, había pasado la mayor parte de su tiempo adquiriendo la mayor información posible sobre el entorno para poder trabajar en el proyecto en el contexto de hechos históricos reales, en lugar de las percepciones propagandísticas propagadas por un sistema educativo disfuncional pro-Israel y un medios de comunicación masivos sesgados.

Fue mientras hacía su investigación que se encontró con una referencia a la dinastía bancaria Rothschild que despertó su curiosidad, impulsándolo a profundizar y aprender sobre el papel fundamental de esa familia, no solo para instigar las Guerras Mundiales, sino también para influir en el curso de numerosos eventos que habían afectado y todavía afectaban las vidas de miles de millones de personas en un mundo donde la mitad de la riqueza mundial era propiedad solo del uno por ciento de la población; donde la riqueza de ese uno por ciento se aproximaba a $ 120 billones, o casi 70 veces la riqueza total de la mitad inferior de la población mundial; donde la riqueza de las 85 personas más ricas del mundo superaba a la de la mitad inferior de la población mundial; donde siete de cada diez personas vivían en países con desigualdad económica que había aumentado continuamente en los últimos 30 años; y donde la minoría afortunada y muy rica había comprado un poder político que servía a sus propios intereses adquisitivos en oposición a los requisitos urgentes de la mayoría mucho menos afortunada.

La investigación de Conrad reveló que todo había comenzado en 1743 cuando un hijo, Mayer Amschel Bauer, nació en Frankfurt, siendo hijo de Moses Amschel Bauer – un prestamista y propietario de una casa de contabilidad – quien era un judío askenazí. Los judíos askenazíes descendían de las comunidades judías medievales a lo largo del río Rin desde Alsacia en el sur hasta Renania en el norte. Ashkenaz era el nombre hebreo medieval de esa región alemana y, por lo tanto, los judíos ashkenazim o askenazí eran literalmente “judíos alemanes”. Muchos de estos judíos emigraron, principalmente hacia el este, para establecer comunidades en Europa del Este, incluyendo Bielorrusia, Hungría, Lituania, Polonia, Rusia y Ucrania, y en otros lugares entre los siglos XI y XIX. Se llevaron consigo y diversificaron una lengua germánica con influencia yiddish escrita en letras hebreas que en la época medieval se había convertido en la lengua franca entre los judíos askenazíes. Aunque en el siglo XI, los judíos askenazíes comprendían solo el tres por ciento de la población judía del mundo, esa proporción había alcanzado el 92 por ciento en 1931 y ahora representa alrededor del 80 por ciento de los judíos en todo el mundo.

Durante la Edad Media y el oscurantismo – cuando se consideraba que la Biblia era la principal fuente de conocimiento y último árbitro en asuntos de importancia – la obstinada oposición de la Iglesia cristiana a la usura se basaba, por consiguiente, en consideraciones bíblicas y morales más que por motivos comerciales sólidos. Tal oposición también se reforzó repetidamente con restricciones legales en la medida en que en 325 el Concilio de Nicea prohibió esta práctica entre los clérigos. Durante el tiempo de Carlomagno como emperador (800–814), la Iglesia extendió la prohibición para incluir a los laicos con la afirmación de que “la usura era como una transacción en la que se requería más a cambio de lo que se daba”. Siglos más tarde, el Consejo de Viena en el sur de Francia en 1311 – cuya función principal era retirar el apoyo papal a los Caballeros Templarios a instancias de Felipe IV de Francia, quien estaba en deuda con los Templarios – declaró que las personas que se atreviesen a afirmar que no había pecado en la práctica de la usura serían castigadas como herejes.

Posteriormente, en 1139, el Papa Inocencio II convocó al Segundo Concilio de Letrán en el que se denunció la usura como una forma de robo que requería la restitución de quienes la practicaban, de modo que durante los dos siglos siguientes se condenaron enérgicamente los planes para ocultar la usura. A pesar de todos estos pronunciamientos, sin embargo, hubo un vacío legal provisto por el doble estándar de la Biblia sobre la usura que convenientemente permitía a los judíos prestar dinero a los no judíos. Como resultado, durante largos períodos durante la Edad Media y el oscurantismo, tanto la Iglesia como las autoridades civiles permitieron a los judíos practicar la usura. Muchos miembros de la realeza, que requerían préstamos sustanciales para financiar sus estilos de vida y para hacer guerras, toleraban a los usureros judíos en sus dominios de manera que los judíos europeos – a quienes se les había prohibido la mayoría de las profesiones y la propiedad de tierras – encontraron que el préstamo de dinero era una profesión rentable, aunque a veces, peligrosa. Por lo tanto, los préstamos de dinero llegaron a considerarse como una vocación judía inherente.

En el Antiguo Testamento, Dios supuestamente le dijo a los judíos: “[El que] ha dado en la usura, y haya tomado ganancia, ¿vivirá entonces? no vivirá... ciertamente morirá; su sangre será estará sobre” (Ezequiel 18:13), y “no prestarás usura a tu hermano; usura del dinero; usura de los víveres; usura de todo lo que se presta sobre la usura. A un extraño puedes prestar sobre la usura; pero a tu hermano no le prestarás con usura, para que Jehová tu Dios te bendiga en todo lo que pones en la tierra donde vas a poseerla” (Deuteronomio 23:19 -20).

Entonces, mientras a los judíos se les permitía legalmente prestar dinero a los cristianos necesitados, a los mismos cristianos les molestaba la idea de que los judíos ganaran dinero por las desgracias cristianas gracias a una actividad prohibida bíblicamente con la amenaza de la condenación eterna para los cristianos, quienes comprensiblemente venían a ver a los usureros judíos con un desprecio que nutrió gradualmente las raíces del antisemitismo. Tal desprecio y oposición a la usura judía fue frecuentemente violenta, ya que los judíos fueron masacrados en ataques instigados por miembros de la nobleza que estaban endeudados con los usureros judíos, cancelaron sus deudas a través de ataques violentos contra comunidades judías y los registros contables fueron destruidos.

Si bien tal tratamiento hacia los prestamistas puede haber sido injusto, también se los convirtió en el chivo expiatorio de la mayoría de los problemas económicos durante muchos siglos; fueron ridiculizados por los filósofos y condenados al infierno por las autoridades religiosas; fueron objeto de confiscación de bienes para compensar a sus “víctimas”; fueron encuadrados, humillados, encarcelados y masacrados; y fueron vilipendiados por economistas, legisladores, periodistas, novelistas, dramaturgos, filósofos, teólogos e incluso las masas. A lo largo de la historia, grandes pensadores como Thomas Aquinas, Aristóteles, Karl Marx, J. M. Keynes, Platón y Adam Smith han considerado invariablemente que el préstamo de dinero es un gran vicio. El personaje de “Shylock” de Dante, Dickens, Dostoyevsky y Shakespeare en El Mercader de Venecia, fueron solo algunos de los dramaturgos y novelistas más populares que describieron a los prestamistas como villanos.

Moses Amschel Bauer, sin embargo, vivió en un momento y en un lugar donde se le concedió un grado de tolerancia y respeto por su negocio, que en su entrada contaba con una estrella roja de seis puntas que representaba geométricamente y numéricamente el número 666 ― seis puntas, seis triángulos y un hexágono de seis lados. Sin embargo, este signo aparentemente inocuo estaba destinado a desempeñar un papel importante en el nacimiento de la ideología sionista y del Estado de Israel. Ese destino tuvo sus semillas sembradas durante la década de 1760 cuando Amschel Bauer trabajaba para un banco propiedad de Oppenheimer en Hannover, donde su competencia lo llevó a convertirse en socio menor y conocido social del general von Estorff. Al regresar a Frankfurt para hacerse cargo del negocio de su difunto padre, Amschel Bauer reconoció el posible significado del signo rojo y, en consecuencia, cambió su apellido de Bauer a Rothschild porque “Rot” y “Schild” eran alemanes para “Rojo” y “Sign”. La estrella de seis puntas, con astuta y decidida manipulación de la familia Rothschild, acabaría finalmente en la bandera israelí dos siglos después.

Al enterarse de que su antiguo conocido, el General von Estorff, había estado vinculado a la corte del Príncipe Guillermo de Hanau, Rothschild renovó con mucha habilidad su amistad — con el pretexto de vender a Estorff monedas valiosas y baratijas a precios rebajados — con el conocimiento confiado de que le llevaría a conocer al mismo Príncipe Guillermo, quien estaba encantado de comprar tales extraños artículos a precios bajos. Al ofrecer una comisión para cualquier otro negocio al que el Príncipe pudiera dar forma, Rothschild se convirtió en su estrecho colaborador y terminó haciendo negocios también con otros miembros de la corte real sobre los que prodigó invariablemente elogios nauseabundos para congraciarse como lo había hecho con el Príncipe Guillermo:



“Ha sido mi fortaleza particular y mi buena fortuna servir a Su Noble Serenidad Principesca en varias ocasiones y a su más gentil satisfacción. Estoy dispuesto a emplear todas mis energías y toda mi fortuna para servir a Su Noble Serenidad Principesca, siempre que en el futuro me complazca que me mande. Un incentivo especialmente poderoso para este fin sería concederme, si su noble principesca serenidad me distinguiera con una cita como uno de los Elementos de la Corte de Su Alteza. Me atrevo a rogar por esto con más tranquilidad, en la seguridad de que al hacerlo no estoy dando ningún problema; mientras que por mi parte tal distinción elevaría mi posición comercial y me ayudaría de muchas formas, de forma que me sienta seguro de hacer mi propio camino y fortuna aquí en la ciudad de Frankfurt”.



Rothschild fue finalmente contratado por el Príncipe Guillermo en 1769 para supervisar sus propiedades y recaudar impuestos con el permiso para colgar un cartel de negocios que se jactaba de “M. A. Rothschild, por nombramiento de Su Alteza Serenísima, el Príncipe Guillermo de Hanau”.

Más de dos décadas más tarde, en 1791, en Estados Unidos, Alexander Hamilton, Primer Secretario del Tesoro, miembro influyente del gabinete de George Washington, y un hábil agente de Rothschild – facilitó la creación de un banco central Rothschild con un estatuto de veinte años llamado Banco de los Estados Unidos. Hamilton sería el primero de una larga línea de los políticos estadounidenses que hasta el día de hoy siguen traicionando a su propio país vendiéndose por un puñado de dólares para facilitar los intereses judíos.

Mientras tanto, en Europa, Napoleón Bonaparte, emperador de los franceses desde 1804 a 1814 – declaró en 1806 su intención de eliminar “la casa de Hess-Kassel, de gobernar y sacarla de la lista de competencias”. Esto obligó al príncipe Guillermo a huir de Alemania por Dinamarca, confiando una fortuna de unos $3.000.000 a Rothschild para su custodia. Ese mismo año, el hijo de Mayer Amschel Rothschild, Nathan Mayer Rothschild se casó con Hannah Barent Cohen, la hija de un rico comerciante de Londres y comenzó a trasladar sus intereses comerciales a Londres.

Cuando el Primer Baronet Sir Francis Baring y Abraham Goldsmid murieron en 1810, Nathan Mayer Rothschild se convirtió, por defecto, en el principal banquero de Inglaterra, mientras que su hermano Salomón Mayer Rothschild se trasladó a Austria para crear el banco M. von Rothschild und Söhne en Viena.

De vuelta en Estados Unidos, el estatuto del Banco de los Estados Unidos de Rothschild concluyó en 1811 y el Congreso votó en contra de la renovación con Andrew Jackson – para convertirse posteriormente en el séptimo presidente de Estados Unidos (1829-1837), afirmando que “si el Congreso tiene derecho bajo la Constitución para emitir billetes, se le dio para usarlos él mismo, no para ser delegado a particulares o empresas”. Esto condujo a que un no tan entretenido Nathan Mayer Rothschild respondiera que “la solicitud de renovación del estatuto se concede, o Estados Unidos se encontrará implicado en la guerra más desastrosa”. Jackson contraatacó con “ustedes son una guarida de ladrones, víboras, y tengo la intención de derrotarles y por el eterno Dios, les voy a derrotar”. La reacción de Rothschild era una promesa de “enseñar a esos insolentes estadounidenses una lección. Traerlos de regreso al estado colonial”.

En consecuencia, la declaración de guerra de Gran Bretaña a EE.UU. en 1812 fue sorprendentemente respaldada con dinero de Rothschild, con miras a causar una acumulación de deudas de guerra estadounidense que lo obligarían a rendirse y facilitar así la renovación del estatuto por un banco de EE.UU. propiedad de Rothschild. Ese mismo año, Mayer Amschel Rothschild murió y en su testamento dispuso instrucciones específicas para la Casa de Rothschild para seguir incluyendo el hecho de que todas las posiciones clave en el negocio de la familia debían ser sostenidas únicamente por miembros de la familia; que sólo los miembros varones de la familia estaban autorizados para participar en el negocio de la familia – Mayer también tuvo cinco hijas – de modo que la propagación de la dinastía sionista Rothschild sin el nombre de Rothschild se hizo también global; que la familia iba a casarse con sus primos primeros y segundos para preservar la fortuna familiar; que ningún inventario público de los bienes de Mayer iba a ser publicado; que no se iba a tomar ninguna acción judicial con respecto al valor de la herencia; y que el hijo mayor del hijo mayor, se convertiría en el jefe de la familia, una estipulación que sólo podría ser anulada cuando la mayoría de la familia acordara lo contrario. Esto entró en vigor de inmediato y Nathan Mayer Rothschild se convirtió en el jefe de la familia mientras Jacob (Santiago) Mayer Rothschild se fue a Francia para establecer el banco de Rothschild Frères en París.

En cuanto a la suerte de los 3.000.000 dólares que el Príncipe Guillermo de Hanau le había entregado a Mayer Amschel Rothschild para protegerle, la edición de 1905 de la Enciclopedia Judía declara en el Volumen 10, página 494, que:



“Según cuenta la leyenda, este dinero estaba escondido en toneles de vino, y, escapando de la búsqueda de los soldados de Napoleón cuando entraron en Frankfurt, fue restaurado intacto en la misma barrica en 1814, cuando el elector (Príncipe Guillermo de Hanau) regresó al electorado (Alemania). Los hechos son algo menos románticos y más formales”.



La implicación es que el dinero nunca fue devuelto por Rothschild con la enciclopedia, añadiendo que “Nathan Mayer Rothschild invirtió $3.000.000 en oro de la East India Company a sabiendas de que sería necesario para la campaña de Wellington en la península”, con Nathan haciendo sobre el dinero robado “no menos de cuatro ganancias”.

En 1815, los cinco hermanos Rothschild explotaron la política de financiación de ambos lados de las guerras proporcionando oro para los ejércitos de Wellington y Napoleón. Debido a su propiedad sobre bancos en toda Europa, Rothschild tenía una única red de rutas secretas y mensajeros rápidos, que eran los únicos agentes autorizados para viajar a través de líneas inglesas y francesas. Esto significaba que se mantenían informados sobre el progreso de la guerra, lo que les permitía comprar y vender en la bolsa de valores de conformidad con la información recibida.

Los bonos británicos se llamaban cónsules y Nathan Mayer Rothschild instruyó a sus empleados para empezar a venderlos para hacer creer a otros comerciantes que Gran Bretaña estaba perdiendo la guerra y hacer que comenzara la venta a consecuencia del pánico, lo cual desplomaría el valor del cónsul. A los empleados de Rothschild se les ordenó comenzar a adquirir discretamente todos los cónsules. Cuando finalmente se hizo evidente que Gran Bretaña había ganado la guerra, el valor de los cónsules se elevó a un nivel incluso más alto que antes y los Rothschild terminaron con un rendimiento de aproximadamente 20 a uno en su inversión.

Esto dio a los Rothschild el control total de la economía de Gran Bretaña y la derrota de Napoleón ayudó a Londres a convertirse en el centro financiero del mundo, lo cual exigió la creación de un nuevo Banco de Inglaterra bajo el control de Nathan Mayer Rothschild, quien se jactaba “no me importa qué títere esté colocado en el trono de Inglaterra para gobernar el Imperio en el que nunca se pone el sol. El hombre que controla el suministro de dinero de Gran Bretaña controla el Imperio Británico, y yo controlo la oferta monetaria británica”.

Este control permitió a los Rothschild sustituir el método de envío de oro entre países en lugar de usar sus cinco bancos europeos para establecer el sistema de débitos y créditos de papel que se encuentra todavía en uso hoy en día. Habiendo tomado el control de la oferta monetaria británica, los Rothschild procedieron a perseguir agresivamente la renovación de su estatuto para un banco central en los Estados Unidos de América. Este banco se convertiría en el banco de la Reserva Federal y parte del Sistema de Reserva Federal, que en efecto controlaba y aplicaba la política monetaria del país: un país donde un pueblo engañado no había fallado en reconocer que no eran ciudadanos de una democracia, sino más bien sujetos en una miserable plutocracia donde una brecha creciente entre los muy ricos que la habían hecho, y los muy pobres, quienes nunca habían deteriorado irremediablemente las estructuras sociales americanas y destrozado todas las ilusiones de la quintaesencia del sueño americano...

Un sueño que se había convertido en pesadilla, donde más de 42 millones de adultos estadounidenses, de los cuales 20 por ciento tiene diplomas de educación secundaria, no saben leer; donde más de 50 millones sólo pueden leer en un cuarto o quinto grado, donde alrededor del 30 por ciento de la población del país es analfabeta o está escasamente alfabetizada; donde el número de analfabetos se incrementa anualmente en un estimado de dos millones; donde más del 30 por ciento de los graduados de la escuela secundaria y el 42% de los graduados universitarios nunca lee un libro después de salir de la escuela; donde el 80 por ciento de las familias estadounidenses no va a comprar un libro este año; donde la mayoría de los analfabetos no se toma la molestia de votar; donde los analfabetos que votan, lo harán sobre la base de los lemas inútiles de tranquilizar a la propaganda política que compensa su falta de habilidades cognitivas y habilidades de pensamiento crítico; y donde incluso quienes presumiblemente están alfabetizados se retrotraen en tropel por las malignas consecuencias de vivir en una cultura basada en imágenes.



“En la época actual, que prefiere el signo a la cosa significada, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia a la esencia… sólo la ilusión es sagrada, la verdad profana”.

Ludwig Feuerbach (1804 – 1872)




3

Sábado, 5 de diciembre

Distrito 10, París, Francia


El café de la calle Martel era el segundo del 10º distrito que Malek Bennabi había visitado durante la semana pasada, y, como en la anterior ocasión, su contacto, Pierre, ya estaba sentado en una de las mesas con fingida distracción jugando con lo que quedaba de su café y una napolitana. Sin mostrar ningún signo de reconocimiento, Malek se acercó a la mesa y señaló a través de gestos uno de los asientos vacíos antes de sentarse. Colocó su bolsa de lona bajo la mesa, al lado de una similar perteneciente a Pierre. Ninguno de ellos habló, y poco después, Malek ordenó y le sirvieron su café noir, Pierre pidió la cuenta a la camarera, dejó ocho euros en el platillo como pago y propina, se levantó de la mesa, recogió el bolso de Malek en lugar del suyo, y sin más que una mirada a Malek, indiferentemente salió de la cafetería.

Mientras Malek bebía su café, discretamente hizo una nota mental de los demás clientes, así que cuando dejó el café pudo verificar que nadie le estaba siguiendo. A pesar de su falta de preocupación por esa posibilidad, debido a su desprecio sin reservas hacia la agencia de inteligencia más grande y poderosa de Francia, la Direction Générale de la Sécurité Intérieure – Dirección General de Seguridad Interior (DGSI) – Malek, no obstante, siempre tomaba precauciones que estaban muy por debajo de su radar de seguridad. La DSGI fue acusada de una amplia gama de responsabilidades, entre ellas la de contraespionaje, la lucha contra el terrorismo, la lucha contra el ciberdelito y la vigilancia de grupos potencialmente amenazantes, organizaciones y fenómenos sociales.

Cuando terminó su café unos quince minutos más tarde, Malek abandonó el café y caminó hacia el sur en la calle Martel que, siendo algo angosta, le permitió fácilmente ser consciente de lo que estaba sucediendo alrededor de él, ya que llevaba también un par de gafas de sol de vigilancia con visión trasera. Giró a la izquierda en la calle Des Petites Ecuries, caminó hacia la cercana estación de metro de Château D’eau de la Línea 4 y cogió un tren a Château Rouge en el distrito 18, donde vivía en un modesto apartamento en el barrio árabe, justo en el Boulevard Barbès.

Una vez en el apartamento, Malek tiró el bolso al suelo, cogió el iPhone de su bolsillo, y vio las fotos que había tomado de la habitación antes de salir. Siempre tomaba algunas fotos antes de salir para a su regreso poder comprobar que nada había sido alterado y que no había ningún rastro de que alguien hubiera entrado. Luego de cerciorarse de que nada se había movido y de que los cajones que había dejado abiertos al azar parcialmente estaban exactamente en la misma posición, borró las fotos, señaló las cortinas, cerró la ventana y las cortinas y encendió la luz.

Malek puso el bolso sobre la mesa, lo abrió, sacó el sobre grande tipo Manila que ya sabía que contenía 20.000 euros en billetes de 50. Entonces cogió el paquete oblongo y lo desenvolvió, descubriendo un fusil de asalto VZ58 de fabricación checa – un arma de fuego que funcionaba con gas operado, alimentada por un cargador, arma de fuego selectivo capaz de disparar 800 tiros por minuto – con cabestrillo para el hombro, acero plegable y dos cargadores de aleación ligera vacíos con 30 capacidades redondas. Después comprobando de forma experta que el mecanismo estaba engrasado y funcionaba suavemente, envolvió de nuevo el arma en su papel grueso de color marrón encerado y la colocó junto con el dinero en el bolso, que estaba a punto de entregar a los hermanos Aziz y a Rashid Gharbi, a quienes ya había suministrado anteriormente otra VZ58 similar y dos casquillos vacíos. Más cerca del día programado para el ataque, iba a recoger otro bolso con 120 cartuchos de municiones, junto con un teléfono móvil ilocalizable, alambres, detonadores, y un explosivo de plástico C – 4 (RDX) que, como él sabía, era recomendado por el programa estándar de explosivos de Al-Qaeda y era el explosivo escogido para los ataques terroristas.

Malek miró en su reloj para confirmar que todavía había tiempo de sobra para hacer su reunión de una hora con los hermanos que eran desequilibrados fanáticos, nacidos de padres inmigrantes argelinos, a quienes había contratado para la próxima operación. Los hermanos – de una zona desfavorecida en el límite del distrito 19 con ninguna expectativa de tener una participación en la sociedad francesa – eran mal educados, desempleados, con frecuencia marginados, y habían dependido inicialmente de la delincuencia antes de progresar al narcotráfico y robo a mano armada. Se habían convertido en terroristas potenciales después de ser motivados y radicalizados por una figura carismática gurú revolucionaria en una mezquita ubicada en el distrito 19. Malek siempre hacía un punto de encuentro en el ubicado convenientemente en Marché Barbès, debajo de la elevada línea 2 de la estación de metro La Chapelle en el boulevard del mismo nombre. Siendo principalmente un enclave para árabes y Afrikáners, el frenético bullicio del mercado cada miércoles y sábado proporcionaba un entorno ideal y seguro para sus encuentros periódicos furtivos.

Desde su llegada a París dos años antes con un pasaporte falso como ciudadano británico nacido de padres argelinos, parte del disfraz de Malek había incluido el trabajo en un bar de vinos en la calle de Dunkerque en el distrito 18. Su fluidez en árabe, creíble conocimiento del Corán, y un apasionado interés en la política del Medio Oriente, le habían permitido integrarse gradualmente en la comunidad árabe musulmana.

Antes de ser enviado a París como un “durmiente”, Malek había ganado sus incentivos por asistir a un campamento de entrenamiento terrorista dirigido por el Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP) en Pakistán, donde grupos de aproximadamente veinte hombres fueron entrenados en un momento dado. La matriculación en dichos programas de formación militante era bastante difícil, especialmente para los extranjeros que, como consecuencia de las infracciones de seguridad que causaron víctimas incluyendo civiles inocentes de las huelgas de los aviones teledirigidos de la UEE, se sospechaba que podían ser espías. Para quienes pasaban el proceso de selección, cada día de entrenamiento comenzaba invariablemente con la oración matinal hacia La Meca, seguida por una charla sobre la importancia de la yihad. Se les proporcionaban ejercicios físicos y capacitación operacional durante el día, dictados por veteranos yihadistas, u ocasionalmente por ex miembros de Dirección de los Servicios Interrelacionados de Inteligencia de Pakistán (ISI). Se enseñó a los reclutas a manejar armas pequeñas como las AK – 47, ametralladoras PK y cohetes lanzagranadas (RPG). También se les instruyó en tácticas para atacar convoyes militares y para sembrar minas. Los estudiantes con mejores promedios, como Malek, también recibieron formación especializada adicional en la fabricación de bombas y seguridad operacional. Las sesiones de entrenamiento nocturnas estaban reservadas para el adoctrinamiento que incluía horas de ver vídeos de atrocidades occidentales contra los musulmanes a fin de reforzar la motivación de los reclutas para una yihad.

Entre todos los distintos movimientos terroristas seculares y religiosos, el terrorismo yihadista se consideraba como uno de los más peligrosos porque combinaba la ideología islámica con textos islámicos – que estaban abiertos a diferentes interpretaciones, permitiendo que los terroristas yihadistas adoptaran una interpretación extremista para justificar su uso de la violencia gratuita bajo el pretexto de preservar las normas de Alá, defender al Islam, y la creación de un califato islámico (una forma de gobierno dirigido por un califa). Que, sin embargo, no fue la única razón detrás del surgimiento del yihadismo y los principales factores motivacionales probables fueron la historia, lo ideológico, lo socio – cultural y las narrativas políticas.

La narrativa histórica se refería a la Edad Media (5ª – XV), la superioridad del mundo musulmán que estaba más avanzada desde el punto de vista militar, filosóficamente, y científicamente que lo estaba el cristianismo u otras de las principales civilizaciones. En consecuencia, el surgimiento del cristianismo occidental como una civilización imperialista ampliada y muy poderosa resultó ser el principal factor que contribuyó a la disminución de un mundo islámico formidable. Para los yihadistas, por lo tanto, el uso de la violencia para defender al Islam era un medio justificado de oponerse a la globalización occidental.

Ideológicamente, tratando de motivar y unificar colectivamente diferentes individuos con el propósito común de proteger el Islam, el terrorismo yihadista legitimó la consecución de sus objetivos, y allanó el camino para que los yihadistas empleasen la violencia para el logro de sus objetivos. Tal interpretación extremista de los textos islámicos por los yihadistas, sin embargo, tuvieron un efecto negativo al proporcionar críticas del Islam con la oportunidad de reclamar que el yihadismo era una extensión de los intolerantes y violentos de la religión del Islam.

La defensa de los valores socioculturales islámicos sirvió también como factor de motivación para el surgimiento del yihadismo, cuyos adeptos vieron y reaccionaron ante el mundo de conformidad con la percepción de un conjunto de ideas, instituciones, valores, normas y símbolos. Porque el concepto de “comunidad” era muy dominante entre los musulmanes, que no se consideraban a sí mismos como individuos sino como parte de la comunidad que podía legítimamente usar la violencia para oponerse a la influencia y el poder occidentales.

La narrativa política que habló sobre la injusticia y el sufrimiento padecido por los musulmanes fue otro factor importante que contribuyó a motivar y contribuir el aumento del terrorismo yihadista que consideraba el colonialismo occidental como responsable de demoler el concepto y la posibilidad de una reunificación política del mundo Musulmán bajo una regla mundial del califato. Al Occidente, liderado por EE.UU., también se le atribuyó la deliberada división israelí del mundo árabe con “cambios de régimen” que favorecían los intereses geopolíticos y económicos occidentales; por la continuación de la humillación y la persecución del pueblo palestino por parte de Israel; por el imperialismo occidental liderado por Estados Unidos que impuso injustas y graves dificultades en el mundo de los musulmanes con la presencia de tropas occidentales en países como Afganistán, Irak y en otras partes del mundo musulmán; y por su apoyo desmedido de reprobables y represivos regímenes del Medio Oriente como el de Arabia Saudí.

Por otro lado, el daño regional de Arabia Saudí, fue diseñado para mantener el control total de la familia real de la Casa de Saud sobre la riqueza petrolera del país y el pueblo. Esta dinastía secreta, compuesta por miles de descendientes de Muhammad bin Saud, sus hermanos, y la facción gobernante actual de descendientes de Abdul Rahman bin Abdulaziz Al Saud, gozaba del poder de la monarquía absoluta sin partidos políticos o elecciones nacionales. Cualquier tipo de actividad política o la disidencia fue duramente tratada por un sistema judicial que carecía de juicios por jurado y respetaba poco las formalidades de los derechos humanos. Los detenidos – generalmente no daban un motivo para su detención ni acceso a un abogado – eran sometidos a malos tratos y torturas que duraban hasta que se les sacaba una confesión. La libertad de pensamiento y acción para los saudíes era aún más restringidas por las atenciones de la policía religiosa mutaween – reconocida por el gobierno, cuyo sentido de moralidad, a menudo deformado, se inmiscuía en la intimidad del ciudadano y cruzaba los límites de la cordura. La idea de una “Primavera Árabe” en los países vecinos, por lo tanto, había sido un concepto aborrecible para los gobernantes saudíes que tomaron medidas para asegurar que el contagio de la libertad no cruzara al territorio saudí.

Por consiguiente Arabia Saudí, con la asistencia encubierta de Israel, estaba provocando el caos y el derramamiento de sangre en los países del Medio Oriente y el Norte de África proporcionando millones de dólares en armamentos a Al-Qaeda y otras redes Takfiri – musulmanes acusando a otros musulmanes de apostasía – que estaban desestabilizando y destruyendo civilizaciones antes orgullosas en Irak, Líbano, Libia, Sudán y Siria, fomentando disturbios sectarios. Por servir a sus propios intereses, Arabia Saudí involuntariamente también ayudó a cumplir el deseo de Israel de lograr la inestabilidad política y el caos (divide y vencerás) en los países predominantemente musulmanes que le rodean. Desde la perspectiva de Arabia Saudí, la existencia de Israel como Estado sirvió para que las poblaciones árabes del Estado del Golfo se centraran en Israel como el enemigo, en lugar de sus propias monarquías autocráticas que no estaban legalmente obligadas o restringidas por las constituciones.

El motivo de Arabia Saudí para interferir en Siria por ejemplo, era su deseo de neutralizar la influencia regional de Irán. Toda esa charla sobre el apoyo a la democracia en Siria era sólo una pantomima política con el objetivo real de instalar en Damasco un régimen servil a Arabia Saudí, que a su vez significaba ser sumiso y estar sujeto al control geopolítico de EE.UU., Israel, y el tanteo de los aliados que constituían el empuje imperialista hostil contra Irán. Mientras tanto, Gran Bretaña, Francia y EE.UU. continuaban afirmando con diligencia que ellos estaban apoyando “un levantamiento pro – democracia” – un eufemismo para un cambio de régimen en Siria – que por supuesto era de esperar de aquellos que hipócritamente afirman “defender” la libertad y los derechos humanos. Tales afirmaciones, sin embargo, no fueron más que una conspiración criminal occidental que también coincidía con los planes de Israel y servía a los intereses del crudo, a los dictadores feudalistas del Golfo que Occidente apreciaba por su crudo igualmente. La causa yihadista era, por tanto, en la que Malek Bennabi estaba plenamente implicado y, sobre todo, con respecto a los planes actuales de darle a Occidente una lección con otro ataque terrorista.



Distrito 8, París, Francia



Después de intercambiar bolsones con Malek e irse del café, Pierre, un hombre cuyas características y formas anodinas aseguraban que pasaba invariablemente desapercibido – caminó hasta el aparcamiento cercano en la calle Du Faubourg – Poissonnière donde recogió su algo mediocre Renault Clio y condujo a su apartamento en el barrio Europe en el distrito 8. A pesar de su cortesía, Pierre desalentaba muy firmemente la sociabilidad con sus vecinos en el bloque de apartamentos. No tenía apartamento propio, ya que al igual que muchos otros en ciudades de todo el mundo, había sido alquilado en un arrendamiento a largo plazo o adquirido directamente para uso del Mossad. La puerta del departamento había sido verificada a prueba de bombas, las ventanas eran de cristal resistente y el cristal era capaz evadir los escáneres. Pierre era un katsa del Mossad.

El Mossad era el servicio de inteligencia israelí responsable de planificar y llevar a cabo las operaciones especiales más allá de las fronteras de Israel; actividades de ultramar encubiertas incluyendo recopilación de información; desarrollo y mantenimiento de relaciones diplomáticas y otras relaciones ventajosas; prevenir el desarrollo y la adquisición de armas no convencionales por parte de las naciones consideradas hostiles a Israel, como Irak e Irán; prevenir la comisión de actos terroristas contra objetivos israelíes en el extranjero; llevar a los judíos “a casa” desde países donde no había ninguna Agencia Judía Aliya para Israel; y la producción estratégica, política y de inteligencia operativa.

Pierre había recibido su última asignación en París seis meses antes, debido a los éxitos anteriores en la operación de bandera falsa, cuando su fluidez en árabe, francés, y alemán le ayudó bastante como empresario, representante de ventas de software, fotógrafo autónomo, e incluso autor de guías de viaje ya que usaba diferentes alias, “salvoconductos”, pasaportes y datos biográficos meticulosamente recopilados por los investigadores del Mossad. Su valor y éxito como agente se debieron principalmente a características felinas que incluían un paciente instinto depredador, un sentido de la percepción de derechos, fortalezas y debilidades, y la excesiva capacidad de persuasión que son cualidades esenciales para el éxito en la manipulación de la gente.

Fueron esas cualidades las que le permitieron durante más de una década ser el agente más eficaz del Mossad para ayudar a establecer el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) con reclutamiento, suministro de armas, apoyo financiero y la ideología que tuvo un papel fundamental en su desempeño como terrorista con la motivación inicial para la acción y la lente a través de la cual se centró en sus objetivos seleccionados.

Esas metas – consideradas legítimas y dignas de ser atacadas, incluían tanto a los individuos como a las instituciones que eran percibidos como opuestos a los dogmas ideológicos y al marco moral del ISIS. La propaganda basada en la ideología también proporcionó a los terroristas y al resto del mundo, con la justificación del uso de violencia bárbara por transferencia – como lo hace con la justificación de “autodefensa” de Israel para la brutalidad criminal contra el pueblo palestino – la responsabilidad a sus víctimas que fueron retratadas como “obligadas” a sus agresores a responder violentamente.

Como consecuencia de los principales medios dominantes sionistas controlados/intimidados y un público en general, invariablemente sonámbulo en el Oriente, nadie o casi nadie cuestionó ¿por qué Israel estaba principalmente apopléjicamente preocupada por los palestinos, iraníes, sirios y libaneses, en lugar de preocuparse por Al-Qaeda, Al-Nusra, e ISIS? ¿Por qué esos grupos libraron guerras contra los enemigos árabes de Israel, pero no contra el propio Israel? Para empezar, el jefe de la Hermandad Musulmana, el responsable de dirigir la guerra contra el régimen sirio pasó a residir no en Beirut ni en El Cairo, Riad, ni en Teherán, si no en Tel Aviv. La realidad es que mediante la prestación de ayuda médica, armas básicas, capacitación y asistencia militar absoluta, el Estado basado altamente en los principios de Israel era más un benefactor y amigo de grupos terroristas musulmanes que los regímenes árabes que Israel consideraba como sus enemigos mortales. Además, según un grupo de expertos contratado para la OTAN y el gobierno israelí, Occidente no debía destruir el grupo islamista extremista ISIS – que estaba cometiendo genocidio y limpieza étnica de los grupos minoritarios en Siria e Irak, porque el llamado Estado Islámico “puede ser una herramienta útil en el debilitamiento” de Irán, Hezbolá, Siria y Rusia.

La instigación encubierta de Israel por parte del Mossad a las invasiones por los escuadrones de la muerte en todo el mundo árabe se llevaron a cabo por fanáticos religiosos, semi analfabetos salvajes y dementes criminales con poco conocimiento del Islam, quienes sin embargo irónicamente conservaron su odio declarado por Israel porque eran ignorantes del hecho de que Israel era su principal patrocinador, o simplemente fueron incapaces de comprender nada más allá de lo que les dijeron sus dirigentes manipuladores que eran regulares receptores de la benevolencia israelí que la incorrección política sólo podía describir como “flagrante soborno israelí”. En realidad la única consideración y principal motivación para la mayoría de los yihadistas era la perspectiva de recibir las proverbiales “treinta piezas de plata”, sin molestarse en hacer preguntas.

Por lo tanto, la predilección de Israel por el chantaje, el soborno o la compra de reclutas para su estrategia de “humo y espejos” había permitido astutamente crear Hamas – su supuesto archienemigo – con la finalidad de desunir la Organización de Liberación de Palestina (OLP) y Fatah; le había permitido participar directamente en la ejecución del terrorismo islámico en otros países del Medio Oriente, y le había permitido establecer grupos “falsos” de Al-Qaeda en el territorio bajo su control, para justificar sus malos tratos infligidos al pueblo palestino.

Así que a pesar de estar aparentemente involucrados en hostilidades letales con Hamas, fue el gobierno israelí del entonces Primer Ministro Menachem Begin, quien en 1978, en un intento calculado por socavar la OLP de Yasser Arafat y su liderazgo – aprobó la aplicación del jeque Ahmad Yassin, para establecer una organización “humanitaria” conocida como la Asociación Islámica, o Mujama. La fundamentalista Hermandad Musulmana formó el núcleo de este grupo islamista que finalmente floreció en Hamas con la ayuda de Israel que – de acuerdo con los actuales y ex funcionarios de inteligencia de EE.UU. – comenzó a finales de 1970 para dar ayuda financiera directa e indirecta a Hamas con el fin de usarlo como un contrapeso a la OLP secular explotando una alternativa religiosa competidora. Los israelíes también eran conocidos por haber acogido y dirigido campamentos de entrenamiento de mercenarios terroristas en su propio país para producir mercenarios hechos a la medida para usarlos en el mundo árabe.

Antes de ser trasladado a París, Pierre había sido fundamental para empezar una operación que implicó a Ansar Beit al-Maqdis – los Seguidores del Lugar Santo, o Seguidores de Jerusalén, un grupo de militantes de la península del Sinaí, que operaba desde dentro del Sinaí – Rafah. El grupo, que estaba supuestamente afiliado con la Hermandad Musulmana activa mientras que al mismo tiempo prometía lealtad a ISIS durante muchos meses, había intimidado a los civiles en ambos lados de la frontera con ataques letales. Como consecuencia de estos ataques, el ejército egipcio ordenó la evacuación de los civiles que habitaban la ciudad de Rafah, que estaba situada entre la frontera Egipto – Gaza.

Al evacuar Rafah e imponer una zona de amortiguación a lo largo de los 12 kilómetros de frontera, Egipto esperaba proteger la frontera, detener el flujo de armas a los grupos militantes y prevenir más ataques en la península. La zona de amortiguación de Egipto afectó a más de 10.000 residentes, se tragó mucha tierra agrícola, y atravesó ambos barrios resultando en miles de egipcios y palestinos de Gaza quedándose sin hogar. La acción de Egipto – otro ejemplo del continuo desprecio hacia la suerte de los palestinos, también había cerrado eficazmente el último cruce restante en Gaza hacia el mundo exterior, con la propia Rafah dividida entre Gaza y Egipto. Israel acogió con beneplácito la creación de la zona que reflejaba su propia ejecución en 2001 de una zona similar en los alrededores de Gaza que estaba a tres kilómetros de la franja, teniendo el 44% del territorio de Gaza.

Aunque el tan promocionado Mossad era relativamente pequeño en comparación con muchos otros servicios de inteligencia, había mejorado su eficacia operativa mediante la construcción de una red de activos en el extranjero y sayanim (ayudantes voluntarios) que colaboraban en labores de inteligencia y operaciones de espionaje. Los sayanim eran operarios judíos no oficiales que fueron reclutados con la premisa emocionalmente cargada de proporcionar a Israel y a sus agentes con asistencia y/o apoyo como y cuando fuera necesario dentro de la capacidad de sus propias profesiones – ya fueran, banqueros, empresarios, funcionarios, líderes comunitarios, directores de empresas, médicos, periodistas, políticos, etc. – estarían ayudando a salvar vidas judías. Las filas de los sayanim incluían miembros de los Consejos de Diputados de los judíos, los órganos más altos del gobierno de las comunidades nacionales, no eran pagados por sus servicios que realizaban simplemente por un sentido de devoción y deber a Israel.

Los katsas u oficiales de inteligencia de campo, entre otras tareas, supervisaban a los sayanim cuya ayuda podía ir desde la trivialidad a la importancia estratégica, tales como el suministro de alojamiento, asistencia médica, apoyo logístico y financiación para las operaciones. Los sayanim mantenían contactos regulares con sus supervisores katsa que proporcionaban regularmente información y noticias locales incluyendo chismes, rumores, elementos de la radio o la televisión, artículos o reportajes en periódicos, y cualquier otra cosa que pudiera ser de utilidad para el Mossad y sus agentes. Los sayanim también recopilaban datos técnicos y todos los demás tipos de inteligencia abierta.

A pesar de ser regulares y supuestamente miembros respetables de sus comunidades, los sayanim llevaban dobles vidas por colaborar estrechamente con la red de inteligencia del Mossad. Esa participación – especialmente en los EE.UU., donde las preguntas de lealtad se han estado planteando como resultado de muchos judíos estadounidenses prominentes que también tienen la ciudadanía israelí – ha culminado en la diáspora de judíos acusados de tener una mayor lealtad a Israel que a sus países de origen. La crítica de esta naturaleza fue simplemente clasificada por los judíos como antisemita. Las fuentes de inteligencia habían estimado que la red global de sayanim contaba con más de 100.000 individuos.

Los activos por el otro lado, a diferencia de los sayanim, no tenían que ser judíos y haber incluido antiguos y actuales primeros ministros británicos, antiguos y actuales presidentes franceses, ex y actuales parlamentarios en los países europeos y, desde luego, la mayoría de los miembros de la bicameral, del Congreso de los Estados Unidos. El uso de activos – “agentes de influencia” no oficiales que trabajaban en la política, los medios de comunicación, u otras profesiones importantes – permitió a Israel ejercer influencia en su nombre, para garantizar que sus acciones ilegales y políticas fueran siempre consideradas en los círculos políticos y reportadas por los medios de comunicación en los términos más positivos y brillantes. El éxito y el renombre percibido del Mossad – al igual que el del propio Israel – se debió en gran medida a que se le permitía salirse con la suya con el tipo de actividades ilegales que no toleraría ninguna de las agencias de inteligencia de otros países.

La misión de Pierre en París fue la aplicación de otra operación israelí de bandera falsa que inevitablemente parecería no sólo como antisemita, sino también como un ataque terrorista islámico contra las preciadas “libertades” con las que engañaban a los ciudadanos occidentales que creían disfrutarlas. Como resultado de la participación de Pierre en tales operaciones, sabía por experiencia que el éxito dependía de una serie de factores importantes, incluyendo una estructura de comando con sombra, individuos no identificados que promovían y financiaban la operación; la contratación de uno o más hombres simples de bajo coeficiente intelectual o chicos a quienes los medios de comunicación enfocarían como presunto/s autor/es, como fue el caso de Lee Harvey Oswald en el asesinato del Presidente John F. Kennedy en noviembre de 1963; el uso de profesionales altamente capacitados que al organizar e instigar los ataques, personalmente se mantenían anónimos e invisibles por lo que la culpabilidad se atribuía a los chicos; y, por último, un elemento esencial de control o influencia sobre los principales medios de comunicación corporativos cuyo cumplimiento en la liberación de desinformación sirvió para engañar al público haciéndole creer que los de coeficiente bajo eran los únicos responsables, en lugar de los instigadores invisibles, evasivos y sus operativos profesionales.

La descarada capacidad de Israel para realizar tales operaciones con impunidad fue corroborada por el hecho de que, aun cuando sus operaciones encubiertas habían fracasado o habían sido expuestas, habían escapado de la retribución mientras seguían ganando cierto grado de éxito, como fue el caso con el asunto Lavon, una operación encubierta israelí denominada Susannah realizada en 1954 en Egipto y que implicaba la contratación de los Judíos de Egipto para plantar bombas dentro de objetivos civiles, cines, bibliotecas y centros educativos estadounidenses, propiedad de egipcios, estadounidenses y británicos. Los bombardeos se atribuyeron a la Hermandad Musulmana egipcia, comunistas, nacionalistas, y diversos descontentos con miras a crear un ambiente de inestabilidad violenta que podría inducir al gobierno británico para mantener sus tropas de ocupación en la Zona del Canal de Suez de Egipto. Resultó que la única víctima de la operación se produjo cuando la bomba que uno de ellos llevaba para colocar en una sala de cine se prendió prematuramente en su bolsillo y condujo a la captura del grupo, el eventual suicidio de dos de los conspiradores, y el juicio, la condena y la ejecución de otros dos.

Aunque la operación fue un fracaso, no obstante, sirvió para el propósito de Israel mediante la activación de una cadena de acontecimientos en Medio Oriente, las relaciones de poder que han acompañado a este día, incluyendo el juicio y la condena pública inicial de los ocho judíos egipcios que llevaron a cabo la operación de bandera falsa; una represalia por la incursión militar de Israel en Gaza que mató a 39 egipcios; un posterior acuerdo de armas egipcio – soviético que enfureció a los gobernantes estadounidenses y británicos, que en consecuencia retiraron previamente el apoyo financiero prometido para la construcción de la presa de Asuán; la anunciada nacionalización del Canal de Suez por el Presidente egipcio Nasser, en represalia por la retirada de ese apoyo; y la subsiguiente invasión tripartita de 1956 de Suez por Israel, Gran Bretaña y Francia en un intento derrocar a Nasser. A raíz de la fracasada invasión, Francia había ampliado y acelerado su continua cooperación nuclear con Israel, que finalmente permitió al estado judío construir armas nucleares a pesar de la oposición del presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy en cuyo posterior asesinato el Mossad de Israel estuvo involucrado.

Más de una década después, el 8 de junio de 1967, aviones de combate israelíes omitidos deliberadamente y torpederos de la Marina habían atacado el USS Liberty – un buque de investigación técnica naval en aguas internacionales al norte de la península de Sinaí – matando a 34 miembros de la tripulación, hiriendo a otros 170, y dañando gravemente la nave con miras a culpar a los egipcios del ataque, para introducir a Estados Unidos a la guerra, del lado israelí. La explicación de Israel de que se creía que el buque era egipcio fue posteriormente desmentida muchas veces por los oficiales del barco que estaban seguros de que la intención de Israel fue hundirlo; por un piloto principal de Israel, quien afirmó haber reconocido inmediatamente el barco como americano, haber informado a su sede, pero le dijeron que ignorara la bandera americana y continuara con el ataque, que si se hubiera negado a hacerlo, al regresar a la base habría sido detenido; por el entonces Embajador de Estados Unidos en el Líbano, quien confirmó que mediante la monitorización de la radio de la Embajada había oído las protestas del piloto; por un israelí con doble ciudadanía que estaba en la sala de guerra, quien afirmó que no había duda alguna de que el USS Liberty era americano; por un ex abogado involucrado en la investigación de la agresión militar, quien afirmó que la investigación había sido ordenada por el Presidente Johnson y el secretario de Defensa Robert McNamara para “concluir que el ataque era un caso de ‘identidad equivocada’ a pesar de la abrumadora evidencia de lo contrario”; y por un ex presidente de los Jefes de Estado Mayor, que después de pasar un año investigando el incidente concluyó que era “uno de los clásicos encubrimientos americanos... “¿Por qué nuestro gobierno puso los intereses de Israel por delante de los nuestros?”.

El asalto, sin embargo, hasta el día de hoy quedó como único incidente marítimo en la historia de los EE.UU. donde las fuerzas militares estadounidenses murieron sin que el congreso de los EE.UU. o la justicia investigaran a las víctimas y sus familias. El traicionero fracaso del gobierno estadounidense al investigar adecuadamente el ataque, había enviado un mensaje claro a los israelíes de que si el gobierno americano, encabezado por un impenetrable Presidente Johnson, quien estaba temeroso de acabar como su predecesor John F. Kennedy – no tuvo el coraje para castigarlos por el asesinato de soldados de los Estados Unidos, entonces podían salirse con la suya.

El incumplimiento por parte del gobierno de los Estados Unidos para investigar un ataque contra los Estados Unidos de América se repitió posteriormente en una escala mucho mayor en el caso del 11 de septiembre de 2001 – conocido como el 9/11 – ataques coordinados en puntos de interés simbólicos de EE.UU. como las torres gemelas del World Trade Center (WTC) en Nueva York, en el Bajo Manhattan. Aunque considerados como símbolos del poder estadounidense dominando el horizonte de Nueva York, los edificios del WTC no sólo costaron a la Autoridad Portuaria de Nueva York millones de dólares en mantenimiento, ya que el arrendamiento estaba disminuyendo, sino que además planteaban graves riesgos para la salud derivados de sus vigas de acero tras haber sido rociados con amianto ignífugo décadas antes durante su construcción. Así que después de años de litigio que perdieron en el 2001, la autoridad portuaria se convirtió en responsable de la eliminación del amianto que podría haber costado miles de millones de dólares. Pero, a pesar de esa responsabilidad, Larry Silverstein – un empresario judío, propietario de Silverstein Properties y muy amigo de Benjamín Netanyahu – diseñó la compra del WTC meses antes del 11 de septiembre por unos miserables $115 millones a través de su compañero multimillonario sionista Lewis Eisenberg, Presidente del Comité Nacional Republicano y el jefe de la Autoridad Portuaria de Nueva York.

Silverstein se hizo entonces el hábito de desayunar con su hija cada mañana en el espectacular restaurante, “Windows On The World” del WTC, pero por suerte para él, la mañana del 11 de septiembre de 2001, tuvo una cita con un dermatólogo. Igualmente fortuito para Silverstein, fue el hecho de que ya no sólo se duplicaba la cobertura de seguro de los edificios”, sino que también se había asegurado de que esa cobertura incluyera los actos de terrorismo, de modo que con justicia judaica presentó una demanda judicial contra la compañía de seguros exigiendo el pago doble ya que se habían estrellado dos aviones en las torres gemelas del WTC. Silverstein fue bendecido con una buena fortuna más increíble cuando prácticamente todo el litigio del 9/11 fue canalizado a través del tribunal del juez Alvin Hellerstein, quien como Silverstein y Eisenberg, también era un sionista rabioso con estrechos lazos con Israel. Cabe decir que la reclamación de Silverstein fue reconocida por la Corte y se le pagaron $ 4.550.000.000,00.

Coincidentemente, el hijo del abogado de Hellerstein y su hermana habían emigrado desde EE.UU. hacia ortodoxos asentamientos sionistas en los Territorios Ocupados. Ambos, Hellerstein y su hijo solían trabajar para el conocido bufete de abogados judíos Stroock, Stroock & Lavan LLP, que además de tener una larga historia de representar a los Rothschild y otros altos sionistas, también se asociaron con la Corte Civil, Sociedad de Ayuda Legal, y la Asociación de Abogados de la ciudad para establecer un proyecto en respuesta a miles de pequeñas empresas que fueron dañadas físicamente o perturbadas de otra manera el 9/11.

En un documental transmitido por Public Broadcasting Service (PBS) en el año 2002, “America Rebuilds”, Silverstein admitió la complicidad en la demolición controlada del WTC – 7, un rascacielos de 47 pisos que se derrumbó en 6,5 segundos y por el que recaudó más de 861 millones de dólares de las compañías de seguros. Expertos en demolición han sostenido que la forma de la caída de los edificios WTC sólo podría haber ocurrido con los edificios conectados para la demolición y no hay escasez de información en Internet que muestre la participación de Israel con las huellas dactilares israelíes/judías en todos los ataques del 9/11.

Aparte de Silverstein, unos pocos de los otros actores judíos de la saga del 11/09 era Ronald S. Lauder – un miembro de la junta de directores del comité de privatización de Nueva York – quien promovió la privatización del WTC; Lewis Eisenberg – Presidente de la Autoridad Portuaria de Nueva York – quién autorizó la concesión del complejo WTC a Silverstein; Jules Kroll – propietario de Kroll Associates – que tenía el contrato para ejecutar la seguridad en el WTC; Jerome Hauer – quien dirigía Kroll Associates – y había dirigido la oficina de gestión de emergencias del alcalde Rudy Giuliani desde 1996 hasta 2000; el rabino Dov Zakheim – de System Planning Corporation, que poseía la tecnología para tomar aviones y pilotarlos por control remoto – quien, mientras el contralor del Pentágono desde el 4 de mayo de 2001 al 10 de marzo de 2004 supervisó la desaparición de dos grandes sumas de dinero del Pentágono con unos $2.3 billones fueron reportados como desaparecidos por el Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld; Michael B. Mukasey – el juez que supervisó el litigio entre Silverstein y las compañías de seguros a raíz del 11 de septiembre – y se aseguró de que Silverstein se adjudicara miles de millones de dólares; Michael Chertoff – un ciudadano israelí – estadounidense – quien fue fiscal general adjunto de la división penal del Departamento de Justicia, antes de convertirse en Director de Seguridad de la Patria; Richard Perle – conocido como el “príncipe de las tinieblas”, quien era el Presidente de la Junta de Política de Defensa del Pentágono en el momento del 11/09 y que había sido expulsado anteriormente en la década de 1970, de la oficina del senador Henry Jackson después de que la NSA lo atrapó pasando documentos clasificados a Israel; Paul Wolfowitz, quien fue subsecretario de Defensa – y miembro de la Junta de Política de Defensa en el Pentágono en el momento de 9/11; Eliot Abrams – un asesor del Consejo de Seguridad Nacional clave a pesar de ser declarado culpable de mentir al congreso en el asunto Irán – Contra Affair, pero posteriormente indultado por el Presidente Bush, quien estaba asociado con los think tanks sionistas/Pro-Israel AEI, PNAC, CSP y JINSA así como Perle, Feith, Wolfowtiz, y Bill Kristol.

Poco antes del 11 de septiembre, más de 140 israelíes fueron detenidos por sospecha de espionaje con muchos de ellos haciéndose pasar por estudiantes de arte. Los sospechosos habían atacado o entrado en bases militares, de la DEA, FBI, Servicio Secreto, ATF, el Servicio de Aduanas de los Estados Unidos, el IRS, INS, EPA, el Departamento de Interior, el Cuerpo de Alguaciles de Estados Unidos, varias oficinas de abogados de Estados Unidos, oficinas gubernamentales secretas e incluso las casas privadas no registradas de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley/inteligencia. La mayoría de los sospechosos sirvieron en la inteligencia militar, vigilancia electrónica y/o unidades explosivas de ordenanza. Docenas de israelíes fueron arrestados en quioscos de centros comerciales estadounidenses que venden juguetes, los cuales actuaban como fachada para una operación de espionaje. Unos 60 sospechosos detenidos trabajaban para la empresa israelí Amdocs que proporcionaba la mayoría de llamadas de asistencia de directorio, y casi todos los registros de llamadas y facturas de servicios para EE.UU. en virtud de sus contratos con las 25 mayores compañías telefónicas de EE.UU.

Tras el 11 de septiembre, el alcalde de Nueva York, Rudolph “Rudy” Giuliani inició la retirada inmediata con unos 120 camiones de volteo de 1,5 millones de toneladas de escombros aún humeantes – que contenían piezas de carrocería y las pruebas vitales que fueron destruidas – gran parte del acero destrozado fue tamizado a toda prisa y vendido a un precio de descuento a la firma china Baosteel, evitando una minuciosa investigación en la escena del crimen de un ataque que causó la mayor pérdida de vidas y daños a la propiedad en la historia de Estados Unidos. Giuliani mintió y posteriormente cambió su historia acerca de haber recibido una advertencia sobre el derrumbe de las torres gemelas que no transmitió a los demás.

Otra consecuencia del 9/11 fue el peligro para la salud de miles de personas ya presentes en la escena y la primera respuesta de los servicios de emergencia que fueron devorados por el venenoso esparcimiento de amianto, el benceno, el cadmio, plomo, mercurio y otras partículas, cuyos efectos continuaron hasta causar muertes por cáncer, muchas personas aún están sufriendo, y a pesar de las repetidas afirmaciones de Christine Todd Whitman, administradora de la Agencia de Protección Ambiental, de que el aire era seguro para respirar con el nivel de contaminantes bajo o inexistente: una audaz mentira a la que ella se ha aferrado tenazmente hasta el día de hoy.

La supresión de la verdad fue orquestada por la administración de Bush con el presidente resistiendo durante 441 días hasta el 27 de noviembre de 2002 – mientras se resistía activamente a una investigación e instando al líder de la mayoría del Senado, Tom Daschle a limitar una investigación del Congreso – crear una comisión para investigar los trágicos sucesos de ese día. El hecho de que el presidente quería limitar el alcance de cualquier investigación fue confirmado por su elección inicial del megalómano Henry Kissinger como presidente, quien se retorció sobre la cuestión del conflicto de intereses y le llevó a dimitir sin gloria. Sin inmutarse, a la administración de Bush se coló el judío sionista Philip Zelikow, un ex miembro del anterior Consejo Nacional de Seguridad de la administración de Bush, como el Director Ejecutivo de la Comisión dictatorial que mediante la contratación de todo el personal de la Comisión y restringió la información disponible para sus miembros. En efecto, ejerció un criminal y subversivo control sobre la dirección y el alcance de la investigación. El sustituto de Henry Kissinger como presidente – el ex gobernador republicano de Nueva Jersey, Thomas Kean, posteriormente describió que la Comisión había sido deliberadamente establecida para fracasar debido a que, entre otras cosas, carecía de fondos suficientes y se apresuró.

No imputable a otros miembros de la Comisión en ese momento era el hecho – fuera del conocimiento común hasta los meses finales de la investigación de la Comisión – de que Philip Zelikow redactó un documento de 31 páginas en septiembre de 2002, titulado “La Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos”, que había sido presentado por la administración de Bush al Congreso. El documento abogaba por que los Estados Unidos debían construir y mantener defensas militares más allá de cualquier desafío; asegurarse de hacer los esfuerzos para cumplir con los compromisos de seguridad global estadounidense y la protección de los estadounidenses no fueran perjudicados por el potencial de investigaciones, la investigación o el enjuiciamiento por la Corte Penal Internacional; y el deber de declarar una guerra contra el terrorismo en sí, porque “el enemigo no es un régimen político, persona, religión o ideología. El enemigo es el terrorismo, violencia premeditada y motivada, políticamente perpetrada contra inocentes”. El documento de Zelikow, que era una reversión fundamental de los principios de contención y disuasión de EE.UU, obviamente había sido escrito pensando en Irak y era extraño cómo – por casualidad o diseño – la ocurrencia de 11/09 y los acontecimientos posteriores coincidían con el plan de Israel para la división y la destrucción de sus principales rivales árabes en el Medio Oriente.

En su libro At the Centre of the Storm (En el Centro de la Tormenta): Mis años en la CIA, George Tenet, ex director de la agencia, afirmó que el día después del 11 de septiembre, se encontró a Richard Perle, un destacado neoconservador y jefe de la Junta de Política de Defensa, quien salía de la Casa Blanca. Tenet declaró que Perle se dirigió a él y dijo: “Irak tiene que pagar un precio por lo que sucedió ayer. Deben asumir la responsabilidad”. A pesar de ello, fue el hecho de que Tenet, declaró que “la inteligencia entonces y ahora” no mostraba “evidencia de complicidad iraquí” en los atentados. Como consecuencia de la subsiguiente y la instigación incesante de los sionistas neoconservadores dentro de las filas del gobierno estadounidense, Estados Unidos encabezó la invasión ilegal de Irak.

El New York Times informó que cuando “preguntó esa noche lo que el ataque significó para las relaciones entre los Estados Unidos e Israel, Benjamín Netanyahu, el ex Primer Ministro, respondió: “Es muy bueno “. Entonces él mismo editó: “Bien, no es muy bueno, pero generará inmediata simpatía”. Predijo que el ataque podría “fortalecer el vínculo entre nuestros dos pueblos, porque hemos experimentado el terror a lo largo de muchas décadas, pero ahora, Estados Unidos ha experimentado una hemorragia masiva de terror”.

El ataque planeado de Pierre contra un objetivo judío ostensiblemente en París sería una continuación de la arrogante y ominosa amenaza del Primer Ministro israelí de que el Parlamento francés estaría cometiendo un “grave error” si votara por el reconocimiento de un estado palestino. El ataque fue diseñado para ayudar a prevenir el aumento reciente de la opinión pública europea al apoyo a un Estado palestino – la idea de que era incompatible con la ideología del Apartheid sionista de un Gran Israel (Eretz Yisrael) sólo para los judíos – por avivar las llamas de la islamofobia, que a su vez dificulta y desacredita las aspiraciones palestinas. Aunque Pierre no se hacía ilusiones sobre el inminente ataque de París que coincidían con los beneficios propagandísticos de los que Israel obtuvo derivados del 11/09, él estaba confiado en que una serie de ataques mucho más modestos en París y otras ciudades europeas permitiría lograr el objetivo de seguir afianzando la aversión y el miedo al Islam como la religión del odio entre las masas occidentales con la vista ciega y el cerebro lavado, e impulsar a Francia a convertirse en un estado militarizado plagado de sospechas, miedo y odio racial.




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Domingo, 6 de diciembre

Londres, Inglaterra


El Jefe del Ejecutivo de la Junta de Diputados de judíos británicos no solía ir a las oficinas de la junta en el norte de Londres los domingos, pero hoy fue una de esas excepciones, debido a la actual campaña para desacreditar al Partido Laborista británico – cuyo nuevo líder en el pasado había descrito a los políticos israelíes como “criminales” y criticó la cobertura de la BBC sobre Palestina, acusándola de estar inundada con el antisemitismo. Ella estaba a punto de comenzar a trabajar cuando recibió una llamada telefónica de la junta oficial de comunicaciones diciéndole se conectara para compro bar el último artículo de Mark Banner sobre Israel. Ella no perdió tiempo en hacerlo y estaba indignada por lo leído.



Tendencia Histórica de Israel Para el Chantaje, el Soborno y la Intimidación



Mark Banner

Domingo, 6 de diciembre



El 26 de noviembre de 1947, cuando se hizo evidente para los sionistas y sus partidarios de que el voto de la ONU sobre la partición de Palestina distaría de tener la mayoría necesaria de dos tercios en la Asamblea General, se apresuraron a obtener un aplazamiento hasta después del Día de Acción de Gracias, ganando así un tiempo para amenazar de eliminar el apoyo a países como Grecia, que planificó votar en contra – a cambio de sus votos. El Presidente de Estados Unidos, Harry Truman, quien también fue amenazado con la pérdida del apoyo judío en sus próximas elecciones presidenciales, señaló posteriormente que:



“Los hechos fueron que no sólo hubo movimientos de presión en torno a las Naciones Unidas a diferencia de todo lo que había visto allí antes, sino que la Casa Blanca también fue sometida a un aluvión constante. No haber tenido nunca tanta presión y propaganda dirigida a la Casa Blanca como tuve en esta instancia. La persistencia de algunos de los dirigentes sionistas extremos – accionados por motivos políticos y por participar en la vida política de amenazas – me perturbó y molestó”.



El 29 de noviembre de 1947, la ONU votó a favor de una modificación del Plan de Partición, a pesar de la oposición árabe sobre la base de que violaba los principios de la carta de la ONU sobre la autodeterminación nacional, recomendando la creación de los Estados Independientes Árabes y Judíos con un régimen internacional especial para la ciudad de Jerusalén. La adopción de la resolución 1947/48 llevó al conflicto, incluyendo las atrocidades cometidas por las bandas terroristas sionistas cuya brutalidad genocida era responsable del asesinato de miles de civiles palestinos desarmados y el éxodo forzoso de otros, más de 750.000. En ese momento, el consenso de la opinión pública mundial era que en Israel la polémica creación había sido admitida como un acto deliberado y consciente de indemnización por el Holocausto, que incluía la tolerancia hacia sus crímenes contra la humanidad. Desde entonces, Israel se ha adherido firmemente a esa táctica del chantaje, el soborno y la intimidación para reprimir y silenciar – con acusaciones de antisemitismo y la negación del Holocausto – cualquier crítica contra sus flagrantes violaciones de los derechos humanos y su arrogante desprecio por el Derecho Internacional.



El miedo de ser tildado de antisemita es ahora una fobia universal que el Apartheid israelí sionista refuerza con vigilancia al estilo de la Gestapo que ha penetrado a través de los medios de comunicación corporativos, parlamentos y universidades. Esto es más evidente en Estados Unidos donde el Comité de Asuntos Públicos Americano Israelí (AIPAC) está activo en el campus de la universidad con un programa de desarrollo de liderazgo político pro-Israel, incluidos los informes sobre las actividades de los miembros del profesorado, estudiantes universitarios y las organizaciones que critican las políticas israelíes. Los “canallas”, expuestos en la Guía de la Universidad de AIPAC y en el Observatorio pro-Israelí del Campus – son objeto de hostigamiento, suspensión o incluso despido.



El cabildeo del AIPAC con el gobierno de Estados Unidos incluye la provisión de documentos detallados sobre la posición de las políticas centradas en la ilusoria importancia estratégica de Israel para Estados Unidos. El Registro del Congreso se supervisa diariamente y se mantienen registros completos de todos los discursos de los miembros, comentarios informales, correspondencia de los constituyentes y patrones de votación sobre temas relacionados con Israel. El AIPAC en sí estima que más de la mitad de los miembros del Congreso y el Senado (que coloquen los intereses israelíes por encima de los de su propio país) siempre pueden contar con un apoyo inquebrantable. Cada año, unos 70 a 90 de ellos son recompensados con viajes a Israel financiados por “AIPAC”. La ironía detrás de la erosión de AIPAC, de la democracia estadounidense es que, en efecto, está financiada – con casi 4.000 millones de dólares anuales de ayuda estadounidense a Israel – por los contribuyentes estadounidenses, de los cuales 50 millones viven por debajo de la línea de pobreza y 47 millones de ellos reciben cupones de comida.



El insidioso cáncer de AIPAC también se estaba propagando con más viajes gratuitos por parte de grupos de “Amigos de Israel” en la mayoría de los parlamentos europeos; por el Consejo de Asuntos Australiano/Israelíes y Judíos (AIJAC); y por el recientemente formado de Comité de Asuntos Públicos Sudafricano/Israelí (SAIPAC) que se esforzará por silenciar las críticas de un pueblo que ya familiarizado con las injusticias del Apartheid.



Además, los principales medios corporativos – aparte de ser en su mayoría propiedad o influenciados por los amigos de Israel – también están condicionados por el temor de ofender al lobby sionista que insiste en que incluso el término “Apartheid” de Israel es antisemita. Este dominio absoluto sobre los medios se hizo aún más estricto por las organizaciones sionistas de vigilancia por medios como el Comité para la Precisión en la Información del Oriente Medio en Estados Unidos de América (CAMERA) y la británica BBC Watch, quienes no pierden el tiempo vilipendiando los informes negativos sobre Israel.



A pesar de ser una nación en una profunda crisis existencial, Chutzpah Israel continúa afirmando ser una socialdemocracia judía con valores éticos ejemplares. Tales reclamaciones sirven como una cortina de humo para la interminable mentira, el robo y el asesinato, garantizando al mismo tiempo una falta de responsabilidad por sus horrendos crímenes perpetrados en aras de socavar el proceso de gobernabilidad democrática occidental. En lugar de condenar incondicionalmente a Israel por su más reciente ataque contra los palestinos en Gaza, los líderes occidentales confirman que han sido comprados para traicionar los valores morales de sus electores hablando mal de la falsa premisa de que “Israel tiene derecho a defenderse” como un estado judío.



Israel no tiene tal derecho – otorgado o no por Dios – porque durante casi 70 años ha sido el agresor, con una brutalidad genocida que coincide con la de los nazis. El objetivo del sionismo de crear un “Gran Israel” requiere de la “Solución Final”, la expulsión de los no judíos, incluso si esto significa que – como recientemente fue enunciado por el Ministro del Interior israelí: “Gaza debió ser bombardeada en la Edad Media”. Durante la Segunda Guerra Mundial, innumerables vidas y recursos se destinaron para derrotar el nazismo. Hoy, sin embargo, no se hace nada, mientras que una forma de maldad aún más insidiosa destruye lentamente el concepto de gobernabilidad democrática y lo poco que queda de decencia humana.



Ha llegado el momento de que la “mayoría silenciosa” finalmente da voz a su indignación, sin manifestaciones o actos de violencia – enviando repetidamente correos electrónicos a sus representantes electos. Los políticos de perfil bajo que tienen su buzón periódicamente inundado con miles de correos electrónicos se dan cuenta rápidamente de que haciendo caso omiso de la voluntad de la mayoría para servir solamente a intereses corporativos o minoritarios sionistas, no será suficiente para ser reelegidos. El pueblo palestino no debe seguir pagando por el complejo de culpa de Occidente durante el Holocausto.




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Miércoles, 9 de diciembre

Talbiyah, Jerusalén Occidental


A pesar de estar cómodamente retirado en su lujoso apartamento de 1,5 millones de dólares – con muebles hechos a la medida, una piscina y un jardín bien regado con césped cuidado – en la calle Disraeli, Jerusalén occidental, en el barrio rico de Talbiyah donde vivían importantes funcionarios del gobierno. No obstante, Abe Goldman siempre se levantaban a las siete cada día para tomar un café por la mañana y ponerse al día con las últimas noticias y, a continuación, leía asiduamente su correo electrónico. Como sudafricano, nacido y criado Judío, Goldman ya estaba familiarizado con las ramificaciones de ser un colono indeseable en un estado de Apartheid donde el desplazamiento y la opresión de la población indígena eran un elemento esencial del colonialismo que debían justificar continuamente con el resto del mundo para controlar e influenciar en su percepción para aceptar lo inaceptable.

El meteórico Goldman en Johannesburgo había seguido su graduación con un diploma en derecho mercantil de la Facultad de Derecho de la Universidad del Estado Libre de Bloemfontein. Después de pasar tres años con un bufete de abogados comercial, se unió al departamento legal de un conglomerado minero que controlaba alrededor de 1.200 filiales implicadas en todo, desde la minería del carbón de antracita a la explotación de la cultura Zulú con fines turísticos.

Su oportunidad de carrera había ocurrido casualmente a principios de los años 60, cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenó el Apartheid y estableció un embargo de armas voluntario. Como la gama de sanciones contra Sudáfrica aumentó y persistió, fue indispensable tanto para el gobierno africano como para los conglomerados empresariales, de alguna manera eludir los embargos para encontrar fuentes alternativas de suministro y mercados de exportación. Israel era, en consecuencia, la primera elección más obvia, no sólo por sus conexiones con los negocios judíos de Sudáfrica, sino también a causa del hecho de que ambas naciones compartían desafíos sociopolíticos similares.

Durante los primeros años que siguieron a su creación como Estado, Israel había mantenido relaciones amistosas con numerosos anti-Apartheid de las naciones Afrikáners, cuyo apoyo en la Asamblea General de la ONU, Israel necesitó para contrarrestar la oposición árabe y musulmana. Como naciones Afrikáners, sin embargo, gradualmente dejaron de apoyar a Israel, cuya política de Apartheid era vista como aun más severa que la de los Afrikáners en Sudáfrica, Israel se vio obligado a buscar un aliado africano alternativo, y fue con Sudáfrica que comenzó a materializarse una alianza de intereses compartidos. Para empezar, ambos estados se habían establecido en tierras robadas a una mayoría indígena; ambos fueron superados en número y rodeados por enemigos que tuvieron que estar desunidos y mantenidos a raya con la fuerza militar; y ambos fueron objeto de condena regular por las resoluciones de la ONU que en el caso de Israel siempre fueron vetadas por su aliado de la superpotencia y políticamente lacayo, en Estados Unidos.

Como el cumplimiento de una alianza comercial era de vital importancia, Goldman fue enviado en su primer viaje a Israel en una misión exploratoria como enviado no oficial, tanto para el gobierno de Sudáfrica como para los intereses empresariales. Su objetivo más acuciante era garantizar la seguridad de Israel un suministro salvavidas de municiones que eran esenciales para la continuación de la represión de la mayoría negra sudafrikáner. En un momento, Israel incluso había acordado vender armas nucleares a Sudáfrica, pero finalmente la oferta había sido rechazada debido al costo prohibitivo involucrado. Aparte de sellar un acuerdo de suministro de municiones que incluyó usando a Israel como un intermediario para la compra de armas de otros países que estuvieran fuera de los límites de Sudáfrica, Goldman también fue instrumental en la organización de los productos agrícolas de Sudáfrica para ser enviados por carga aérea a Israel, donde podrían ser reempaquetados y re – exportados como de origen israelí. Tales productos israelíes terminarían entonces en los estantes de los supermercados europeos importantes en contravención de los embargos.

El servicio de Goldman a la nación Afrikáner fue finalmente reconocido en 1983 cuando se convirtió en el único no Afrikáner en convertirse en un miembro honorario del Afrikáner Broederbond (Hermandad) sociedad secreta que se fundó después de la Segunda Guerra anglo – bóer de 1899 cuando la depresión, las graves sequías y malas cosechas habían obligado a muchos Afrikáners a trabajar en las ciudades y en las minas como subclase de trabajadores – una situación que sirvió para aumentar las tensiones raciales que en esos días existían entre Afrikáners y británicos en lugar de blancos y negros. La anglicanización forzosa de la cultura Afrikáner y el debate sobre si luchar o no junto a los británicos en la Primera Guerra Mundial, fueron también causas para el debate y la división entre el Pueblo Afrikáner. Por lo tanto, durante ese período de duda y desilusión, el Afrikáner Broederbond se estableció en 1918 para trabajar en pro de la unificación del Pueblo Afrikáner y llevar a cabo la eventual victoria electoral en 1948 del Partido Nacional Afrikáner.

Aunque Goldman estaba impresionado por la manera cómo los destinos de muchos podrían ser decididos en secreto por la pérfida voluntad de unos cuantos, porque eran invisibles, ignorados y desconocidos – sin embargo, se dio cuenta de que la minoría blanca a través de la represión de la mayoría negra, tarde o temprano tendría que llegar a su fin. Por lo tanto le había preocupado que el Afrikánerdom estuviera condenado al fracaso, dado que era evidente para él que con que los judíos saliendo de Palestina, los Afrikáners nunca podrían aspirar a salirse con la suya en Sudáfrica. Los Afrikáners, a diferencia de los judíos, no habían sido víctimas de un holocausto que había sido interminablemente publicado, promovido y cruelmente explotado; durante el sufrimiento pasado de los Afrikáner, apenas 26.000 (el 10% de toda la población Afrikáner) murieron en campos de concentración británicos durante la Guerra de los Boer – no estaba en una escala comparativa con el holocausto que había acumulado la cantidad o tipo de simpatía internacional que condenaría las continuas violaciones de derechos humanos cometidas contra la población indígena; los Afrikáners, a diferencia de los israelíes, no tenían la ventaja de tener el apoyo de los vetos de EE.UU. en la Asamblea de las Naciones Unidas; los Afrikáners no habían dedicado una red global de cabilderos bien financiados que podían comprar influencias políticas, controlar los medios de comunicación convencionales, y suprimir la reacción negativa de la opinión pública. Y los Afrikáners no tenían agentes políticos de influencia occidental que perjudicaran el proceso democrático en su nombre mientras apoyaban pérfidamente una pretensión judaico bíblica de “tierra prometida”.

En febrero de 1987 Goldman había empezado a hacer arreglos para tomar ventaja de la Ley del Retorno israelí, un principio básico de la ideología sionista que otorgaba a cada judío en el mundo – incluso aquellos que al igual que sus antepasados nunca habían tenido ninguna relación con Israel – el derecho a asentarse en una tierra indígenas, por la cual los palestinos habían sido aterrorizados y expulsados a la fuerza por las fuerzas paramilitares sionistas. Como resultado había ahora unos siete millones de refugiados palestinos sin tal “derecho al retorno” y quienes como apátridas, también estaban siendo privados de todos los derechos humanos básicos que los gobiernos occidentales controlados por sionistas estaban constantemente y moralmente afirmando estar luchando. En julio de 1988, Goldman y su familia regresaron a Israel y se convirtieron en ciudadanos israelíes. Simplemente pasaron desde un estado del Apartheid a otro cuyas políticas de Apartheid, mucho más bárbaras, habían sido empaquetadas y vendidas muy devotamente al mundo como la única democracia de principios en el Oriente Medio y acérrima aliada de las naciones occidentales, algunas de las cuales habían sido, o para algunos aún lo eran, maestros coloniales.

Poco después de establecerse en Jerusalén occidental y establecer su propia práctica en derecho – y como una progresión natural desde su breve experiencia de sociedad secreta en Sudáfrica – Goldman se unió a la única Logia Masónica de habla inglesa de la Ciudad Santa. La francmasonería y el judaísmo habían compartido durante mucho tiempo una fijación entre el Templo de Salomón y el saber masónico, alegando que los orígenes masónicos se remontan a la época del legendario Hiram Abiff (conocido como Huram en la Biblia), quien como arquitecto y Maestro artífice era un personaje alegórico, con un papel destacado en una obra representada encubiertamente durante las ceremonias de iniciación en el tercer grado de la francmasonería.



“El rey Salomón mandó a Tiro y llevó a Huram, cuya madre era una viuda de la tribu de Nephtalí, y cuyo padre era un hombre de Tiro y un artesano del bronce. Huram estaba altamente calificado y experimentado en todo tipo de trabajo en bronce. Él vino al rey Salomón e hizo todo el trabajo asignado para él”.

1 Reyes 7: 13 – 14



En el drama masónico, Abiff es asesinado cuando visitaba el templo, por tres Compañeros Artesanos insatisfechos y envidiosos a quienes Abiff se había negado a elevar al nivel de Master por la divulgación de la contraseña secreta del Maestro Masón. La posterior restauración a la vida de Abiff estaba en consonancia con la secular historia basada en la leyenda del antiguo dios egipcio, Osiris, quien después de ser asesinado por su ambicioso y celoso hermano, fue resucitado por su esposa Isis, quien después de varias aventuras peligrosas en un “nacimiento virginal” tuvo un hijo, Horus, quien vengó después el asesinato de su padre. Por lo tanto, el concepto de “nacimiento virginal” se convirtió en un elemento fundamental para la creación de seres divinos e Isis, ella misma, se convirtió en la personificación de esa gran capacidad femenina para concebir y dar a luz a una nueva vida. Dibujos y esculturas que representaban a Isis amamantando a su hijo se convirtieron en el modelo de la Virgen y el Niño para los cristianos, y muchas de las cualidades que originalmente fueron atribuidas a Isis, fueron dadas a la madre de Cristo. Con el fin de suplantar a las deidades paganas populares, los padres de la iglesia cristiana tenían que asegurarse de que sus propios ídolos cristianos hechos por el hombre tuvieran características similares a las de los dioses paganos a quienes tenían la intención de reemplazar.

Esta trinidad de Osiris, Isis, y Horus – a pesar de ser una quimera de la imaginación humana creadora – también se convirtió en el prototipo obligatorio para otros dioses hechos por el hombre. El retrato de un eminente hombre o deidad que como miembro de la trinidad, primero muere como víctima de un acto de maldad, y resucita en una mayor gloria, es por ahora un tema demasiado familiar que se presenta en la tradición de los cultos y rituales secretos, las organizaciones fraternas y diversas religiones, incluyendo el la trinidad del cristianismo del Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Así que no fue ninguna sorpresa que después de retirarse de su carrera de abogacía en 2004, Goldman, mantuviera sus contactos con funcionarios del gobierno para muchos de los cuales él era un confidente y asesor de política exterior. También por haber sido influenciado por su tiempo en Sudáfrica, su pertenencia masónica, y su dedicación al sueño del judaísmo de un tercer templo, Goldman cofundó la Hermandad Hirámica del Tercer Templo cuyos miembros estaban obligados a tomar votos solemnes de trabajar incansablemente para el cumplimiento de un sueño que se basaba en una muy escasa relación con el pasado.



Silwan, Jerusalén Oriental Ocupada

Varias alfombras raídas cubrían el suelo de la sala que contenía un viejo armario de madera con varios cajones; una gran bolsa de cestas de rafia para el bordado de Miriam Hadawi, una mesa de café con la parte superior desgastada y manchada, un par de sillas plegables acolchadas que habían visto mejores días; una pequeña biblioteca con una Biblia hecha jirones, varias pequeñas estatuas religiosas, algunas obras de referencia bien escritas, unos libros infantiles en inglés con los que Sami Hadawi animaba a sus hijos a aprender, media docena de fotografías enmarcadas de la familia; y un viejo sofá – cama en el que los niños dormían. Como era el caso, cada mañana sin falta, Sami Hadawi, su esposa y sus dos hijos estaban sentados en la mesa con las cabezas inclinadas mientras Sami le daba gracias a Dios por el desayuno – compuesto normalmente por pan pita ligeramente fermentado y humus casero – lo cual Sami y su esposa sabían que era insuficiente alimento para los niños en edad de crecimiento, pero no obstante, eran lo suficientemente afortunados de tenerlo. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), muchos niños palestinos estaban anémicos con altos niveles de retraso en el crecimiento debido a la dieta deficiente en proteínas. Esto fue consecuencia de las crecientes dificultades de poder obtener o pagar proteínas básicas de alimentos tales como pollo, pescado, carne y verduras densos en nutrientes, de los cuales aproximadamente la mitad de los niños palestinos regularmente eran privados.

Porque ser un hombre con medios limitados y escasas oportunidades de empleo, Sami fue incapaz de dar a sus hijos todo lo que él hubiera deseado, por lo que tendía a sobrecompensar al colmarlos con su naturaleza cordial y una gran cantidad de amor. Él había pasado toda su vida en el barrio palestino de Jerusalén oriental, Silwan, que tras la guerra de 1948, había caído bajo ocupación jordana hasta 1967 cuando Jerusalén oriental fue invadida y desde entonces había permanecido bajo ocupación israelí. El geógrafo árabe medieval Al-Muqaddasi (c. 945/946 – 991) que después de recibir una excelente educación y llevar a cabo una peregrinación a La Meca, decidió estudiar geografía – y, por un período de más de 20 años viajó a través de países islámicos – se refirió a Silwan como “Sulwan” donde dijo que en la noche santa islámica de ‘Arafah las aguas del pozo sagrado de Zamzam, en La Meca, llegaron a las aguas subterráneas de la fuente de Siloé.

Desde que el gobierno israelí dividió en zonas prácticamente todas las tierras no construidas de la Jerusalén oriental palestina tras la invasión de 1967 y prohibió a los palestinos vivir en Jerusalén occidental, ya no había suficiente espacio para acomodar a todos ellos sin siquiera tener hogares palestinos consignados o demolidos para hacer espacio para los colonos judíos. Esta política deliberada de los desplazamientos de los palestinos, a pesar de la Cuarta Convención de Ginebra, que estipulaba que “la Potencia ocupante no podrá efectuar la evacuación o el traslado de una parte de su propia población civil al territorio que ocupa” – se describió en el libro Separados y Desiguales: La historia interior del régimen israelí en Jerusalén oriental por Amir Cheshin quien como Asesor en Asuntos Árabes fue uno de los artífices de la política posterior a 1967:



“... Los dirigentes de Israel aprobaron dos principios básicos en su regla de Jerusalén oriental. La primera era aumentar rápidamente la población judía en Jerusalén oriental. La segunda fue para obstaculizar el crecimiento de la población árabe y obligar a los residentes árabes a hacer sus casas en otros lugares. Es una política que se ha traducido en una vida miserable para la mayoría de los árabes de Jerusalén oriental... Israel se convirtió en una herramienta de planificación urbana del gobierno, para usarlo con el fin de ayudar a prevenir la expansión de la población no judía de la ciudad. Fue una política despiadada, aunque sólo sea por el hecho de que las necesidades (por no decir nada de los derechos) de los residentes palestinos fueron ignoradas. Israel vio la adopción de estrictos planes de ordenamiento territorial como una forma de limitar el número de nuevas viviendas construidas en los barrios árabes, garantizando así que el porcentaje de la población de la ciudad – 28.8 en 1967 – no creció más allá de este nivel. Permitiendo “demasiadas” nuevas viviendas en los barrios árabes significaría “demasiados” residentes árabes de la ciudad. La idea era trasladar al mayor número posible de judíos en Jerusalén oriental, y mover tantos árabes como fuera posible hacia fuera de la ciudad en su totalidad. La política de vivienda de Israel en Jerusalén oriental tenía que ver con este juego de números”.



La continuidad de Palestina, el patrimonio y los reclamos legítimos a Jerusalén oriental, por consiguiente, fueron gradualmente socavados por la colocación ilegal de enclaves judíos entremezclados, fortificados y custodiados, que luego se ampliaron y se vincularon como parte del plan para desplazar a los palestinos indígenas y establecer la presencia de judíos en todo Jerusalén. Aparte de las consideraciones demográficas de Israel, la población palestina de Silwan, de aproximadamente 45.000, fue también víctima de una reinvención Israelí de la zona como “Ciudad de David”, con un centro de visitantes que se había construido para proporcionar cierta legitimidad a una afirmación que carecía de toda evidencia arqueológica o histórica.

Las tácticas “creativas” imprudentes de Israel para ayudar a los colonos judíos a apoderarse de tierras palestinas iban desde audaces fraudes y falsificaciones hasta incautaciones militares por “necesidades de seguridad” o el “bien público” hasta el uso de anticuadas leyes otomanas. Para facilitar la transferencia de tierras palestinas a los colonos judíos sin tener que comprar la tierra, Israel creó e institucionalizó un número oficial de estratagemas, incluyendo “la confiscación de tierras por necesidades militares” que vieron más de 40 asentamientos establecidos en miles de acres de tierras palestinas de propiedad privada tras la guerra de 1967; el uso de órdenes de expropiación para el “bien público”; el cumplimiento de las leyes sobre la tierra otomana que estipulaba que la tierra no trabajada ininterrumpidamente durante tres años consecutivos se devolvería automáticamente al estado; financiación de las tomas de tierras, donde el dinero se transfiere generalmente a través de la División de Asentamientos de la Organización Sionista Mundial o consejos de colonos locales y regionales; y por no hacer cumplir las leyes en contra de los colonos y las instituciones que tomaron ilegalmente y por la fuerza las tierras palestinas privadas.

La propensión de Israel a las despreciables tácticas solapadas de llevar toda la zona de Jerusalén oriental bajo control judío incluyó esfuerzos acelerados para confiscar tierras palestinas y demoler hogares palestinos; procurar a los colaboradores árabes documentos falsos para designar casas palestinas como con propietarios “ausentes”; el abandono deliberado de los servicios comunitarios, tales como la educación, la economía, el desarrollo, la infraestructura, la vivienda y las instalaciones recreativas por las autoridades israelíes a pesar de los altos impuestos pagados por los palestinos de Jerusalén oriental; la asignación de gran parte de Silwan, a los colonos judíos – sin oferta para la licitación – por parte de la Administración de Tierras de Israel y el Fondo Nacional judío; la discreta disposición de decenas de millones de dólares por el gobierno israelí en los ministerios; el uso de fondos públicos para financiar los gastos legales de los colonos; y la “judaización” de Jerusalén oriental por medio de organizaciones de colonos privados como El Ad.

Tras su creación en 1986, El Ad ya había sido agresivamente responsable del asentamiento judío en la zona; para la gestión de la construcción del parque de la “Ciudad de David”; para la cooperación con la Custodia de Propiedad de Ausentes – establecida por la Ley de Propiedad de Ausentes de 1950 – para facilitar la confiscación de tierras palestinas y la transferencia de propiedad a los colonos judíos; para tomar el control de la propiedad del Fondo Nacional Judío para precios simbólicos y sin tener una oferta competitiva; para provocar – con la ayuda de la Policía Municipal – la violencia de los colonos judíos armados contra palestinos desarmados y sus hijos; y para controlar las excavaciones arqueológicas que se iniciaron poco después de la ocupación de Jerusalén oriental. Las excavaciones arqueológicas eran de vital importancia para el gobierno israelí, que trató de justificar su demolición de viviendas palestinas a través de falsos reclamos históricos y religiosos de la tierra, estableciendo una zona falsamente definida de “cuenca santa” definida por los israelíes alrededor de la Ciudad Vieja.

Sami y su familia, al igual que la mayoría de las familias palestinas en Silwan, vivía en constante temor con respecto a la situación legal de sus tierras, su residencia, y sus derechos de propiedad. Llevaban en su un día a día una existencia llena de incertidumbre y desconcierto por cómo podían estar en una situación tan precaria, y la manera cómo el resto del mundo se mantuvo al margen, tolerando lo que Israel les estaba haciendo. En 1948 – a la sombra del holocausto y la realidad de millones de refugiados sin hogar – la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos con la afirmación de que “el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad y el advenimiento de un mundo donde los seres humanos gozan de libertad de expresión y de credo, y la libertad del temor y de la miseria se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre... Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.

La declaración – ratificada por Israel con una versión hebrea disponible en la página de Internet de Knéset – se basaba en el derecho inalienable de toda persona a la libertad y la igualdad, “sin distinción de ningún tipo, como raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social”. El anuncio puso especial énfasis en las libertades de pensamiento, de conciencia, de religión, de expresión y, sobre todo, el derecho a una nacionalidad.

A pesar de la existencia de una declaración tan justa, una humanidad miserable – todavía con resaca por la Segunda Guerra Mundial y experimentando dolores de conciencia respecto de la persecución nazi hacia los judíos, aunque en su mayoría, olvidaron los millones de no judíos que murieron – se quedaron de brazos cruzados mientras las bandas terroristas judías armadas limpiaron étnicamente más de 500 aldeas y ciudades palestinas y forzaron el éxodo (Hollywood lanzó la película Éxodo, que era sobre los judíos, no los palestinos) de más de 750.000 palestinos desarmados, hombres, mujeres y niños cuyo trato brutal por parte de Israel, ahora se conoce como la Nabka (catástrofe) .

Es quizás irónico que el primer uso del término “Nakba”, en referencia a los desplazamientos de los palestinos fuera por los militares israelíes. En julio de 1948, cuando los habitantes árabes de Tirat Haifa se negaron a rendirse, las FDI hicieron uso de folletos escritos en perfecto árabe para instar a lo siguiente: “Si quieres estar listo para la Nakba, para evitar un desastre y salvarte de una catástrofe inevitable, debes rendirte”. Poco después, en agosto de 1948, el intelectual sirio Constantin Zureiq publicó su ensayo El Significado del Desastre con la afirmación de que “la derrota de los árabes de Palestina no es sólo un contratiempo temporal o una atrocidad. Es una Nakba en el más amplio sentido de la palabra”. También se refirió a los árabes del Oriente Medio e implorado a responder a la terrible catástrofe que los había golpeado porque sentía obviamente que la Nakba afectó a todo el mundo árabe y no sólo al pueblo palestino.

Aunque el pueblo palestino no había sido responsable de ninguna manera por el holocausto, ni siquiera se ofrecieron a luchar al lado de los Nazis como hicieron los sionistas – el occidente adorador de la libertad e hipócrita, dirigido por una no tan Gran Bretaña, estaba dispuesto a ofrecer Palestina y a su pueblo como indemnización compensatoria a la causa sionista. Así que hoy, después de casi 70 años de perniciosa, persistente e injusta persecución, 7,1 millones de palestinos desplazados en todo el mundo han permanecido como el problema más prolongado y más grande que cualquier conjunto de refugiados.

Mientras tanto, los gobiernos occidentales y los medios de comunicación combinados con su doble rasero e hipocresía observaban a gusto mientras Israel perseguía su Plan Maestro sionista de un Gran Israel, seguiría la limpieza étnica del pueblo palestino como apátridas presos refugiados en su propia tierra y en los estados árabes colindantes; continuaría siendo bloqueado por aire, mar y tierra que impidieran la importación de alimentos esenciales, suministros médicos y materiales de construcción; seguirían siendo rutinariamente detenidos, encarcelados y/o interrogados violentamente; seguirían siendo objeto del estilo nazi de detenciones arbitrarias, palizas, torturas y encarcelamiento indefinido sin cargos ni el debido proceso durante hasta diez años o más sin conocimiento de cuándo o si efectivamente sería jamás dado a conocer bajo las órdenes de detención administrativa de Israel; seguirían viendo a sus hijos, siendo sistemáticamente perseguidos y encarcelados por las fuerzas militares y policiales que los sometían a abusos verbales y físicos violentos, la humillaciones dolorosas, el encapuchamiento, restricciones, amenazas de muerte, violencia física y amenazas de agresión sexual contra ellos mismos o sus familiares, y la denegación de acceso a alimentos, agua y servicios higiénicos; seguirían estando sujetos a tener su libertad de circulación negada por las restricciones de viajes, vallas, muros de separación, los puestos de control, carreteras construidas solamente para los israelíes; seguirían siendo objeto de ataques contra ellos y sus bienes, incluida la quema de sus olivares que eran el único medio de subsistencia para muchos – por desquiciados salvajes a partir de asentamientos judíos ilegales; continuarían con sus tierras expropiadas ilegalmente; continuarían con sus territorios antes de 1967 disminuyendo gradualmente a medida que más y más asentamientos judíos ilegales se establecieran; continuarían con sus recursos naturales, incluida el agua, robados o como en el último caso, deliberadamente contaminada; continuarían expropiando ilegalmente sus propiedades; seguirían “viviendo” bajo la amenaza constante de ataques militares israelíes aún más bárbaros; y, por último, seguirían sorprendidos de cómo las sociedades supuestamente civilizadas, incluyendo la diáspora”, podrían ser testigos de todo esto mientras en efecto toleraban, aprobaban y serían cómplices de esas bárbaras inhumanidades.

Además, para colmo de males, muchas de las víctimas palestinas de demolición de viviendas por parte de las fuerzas de seguridad israelíes fueron informadas por las autoridades de ocupación israelíes de que tenían que pagar el costo de las demoliciones. Uno de esos ejemplos se refería a Al-Araqeeb – una antigua aldea palestina en los territorios ocupados por Israel en 1948, que los sucesivos gobiernos israelíes, se negaron a reconocer. Eso resultó en que la aldea no estaba conectada a los servicios públicos locales; había sido derribada por los israelíes 92 veces; y ahora sus habitantes estaban sujetos a una demanda por parte de las autoridades israelíes de que pagaran los dos millones de shekels israelíes nuevos (alrededor de 460.000 euros/£360.000/515.000 dólares) del coste de las demoliciones. Como este era el costo de sólo una demolición, los residentes se enfrentaron con la probabilidad de que aumentasen los costes para otras demoliciones con otras 40 aldeas palestinas como Al-Araqeeb también enfrenta la misma suerte.

Incluso antes de ser sobornado y pagado como Estado, Israel no tenía ninguna intención de coexistencia pacífica con sus vecinos; la intención de no cumplir las resoluciones de la ONU o respetar el derecho internacional, incluidos los derechos humanos; y ciertamente no tenía la intención de considerar una solución de dos estados. El Primer Ministro de Israel David Ben-Gurion no fue el primer sionista de creer en la abolición de la partición y la ocupación judía de toda Palestina. Theodor Herzl, el fundador del sionismo moderno, era de la opinión de “trataremos de animar a la población sin un centavo [árabe] a través de la frontera, mediante la adquisición de empleo en los países de tránsito, a la vez que se les niega cualquier empleo en nuestro propio país... Tanto el proceso de expropiación y de expulsión de los pobres debe ser llevado a cabo de forma discreta y con diligencia”. Tales sentimientos fueron posteriormente secundados por otros sionistas destacados.



“Tomé la Declaración de Independencia Americana. No contiene ninguna mención de los límites territoriales. No estamos obligados a fijar los límites del Estado”.

Moshe Dayan, Jerusalem Post, 08/10/1967.



“El asentamiento de la tierra de Israel es la esencia del sionismo. Sin asentamiento, no podremos cumplir con el sionismo, es así de simple”.

Yitzhak Shamir, Ma’ariv, 21/02/1997.



“En términos estratégicos, los asentamientos (en Judea, Samaria y Gaza) no son de ninguna importancia”. Lo que les hace importantes, agregó, es que “constituyen un obstáculo, un obstáculo insuperable para el establecimiento de un Estado árabe independiente al oeste del río Jordán”.

Binyamin Begin, hijo del difunto Menachem Begin y una voz prominente en el partido Likud escribiendo en 1991. Citado en Engaños Deliberados de Paul Findley.



Sobre esa base, los sucesivos gobiernos israelíes han conservado durante décadas la “farsa” de las conversaciones de paz para jugar durante más tiempo, mientras persiguen el objetivo sionista por cualquier medio, expulsando a los palestinos y robando sus tierras. Nunca ha habido ninguna intención israelí de obtener una solución para los dos estados, para la paz, ni de conceder derechos legales y humanos para el pueblo palestino. Sin embargo, a pesar de tales hechos irrefutables para todos, la hipocresía occidental, los dobles raseros y la corrección política – inculcados por el temor de ser acusados de antisemitismo y de negar el Holocausto – continúa prevaleciendo en lugar de un reconocimiento realista de que Israel es una mentira, connivencia, robo, asesinato, racismo, estado de Apartheid cuya existencia depende no sólo de la brutal negación de los derechos humanos en Palestina, sino también de la subversión de la democracia y el derecho a la libertad de expresión en otros países.

Por consiguiente, para Sami Hadawi y su vida familiar, era una lucha cotidiana por la supervivencia sin ninguna esperanza de aliviar la pobreza o de mirar hacia un futuro mejor. Como Sami no tenía una verdadera profesión se ganaba la vida como guía turístico y cada mañana, siete días a la semana – caminaba desde Silwan, en la parte vieja de la ciudad, Puerta Nueva, donde iba a esperar con la esperanza de ser contratado por los turistas procedentes de los lujosos hoteles de Jerusalén Oeste para ver el casco antiguo de la ciudad. Durante los meses de verano entre junio y septiembre, cuando el número de visitantes alcanzó su máximo, lo haría bastante bien, pero para el resto del año, los tiempos eran pobres. Fue durante septiembre que conoció y trabó amistad con Conrad Banner que debía regresar a Jerusalén y había prometido emplear a Sami durante el rodaje de su documental. Por tener finalmente unos determinados ingresos realmente esperados, Sami y su esposa estoica, Miriam, esta Navidad serían capaces de proporcionar a sus dos hijos, Anton y Hanan unas cuantas golosinas nutricionales básicas que le eran negadas a la mayoría de los niños palestinos rutinariamente junto con sus derechos humanos fundamentales, tal como se pide en la Declaración de 1924 sobre los Derechos del Niño.

Si bien la Declaración en mayo pudo haber afirmado que “considerando que la humanidad debe al niño lo mejor que tiene para dar”, la cruda realidad era justo lo contrario. En 1960, en tan sólo un año, la muerte de 18.900.000 niños, superó el estimado de muertes del holocausto judío en más de tres veces. Sin embargo, porque no hay una “industria de la mortalidad infantil”, similar a la de la “industria del Holocausto”, en la conciencia y en la preocupación por la difícil situación de los niños recibió relativamente poca atención. Así, mientras a la humanidad le gusta apaciguar periódicamente su conciencia colectiva con la reafirmación de su preocupación y respeto por los muertos conmemorando a aquellos que murieron por su país, su preocupación no es ni el respeto por los cientos de millones de niños que han muerto debido a la indiferencia, el abandono, la hipocresía, la doble moral, y ciertamente inmoral, sino también las guerras ilegales.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la guerra más sangrienta en la historia de la humanidad – un estimado de 60 millones de personas murieron durante un lapso de seis años, lo cual significaba que el número de muertos fue de más de 10 millones de personas por año. En ese momento, más de 20 millones de niños murieron anualmente de manera que la mortalidad infantil había sido comparativamente mucho más letal que durante la guerra más terrible de la historia. En la actualidad, una excusa muy triste para la humanidad – incluidos los escogidos de Dios como pueblo judío que después del Holocausto se prometió “nunca más” – durante casi siete décadas ha mostrado una conducta amoral y criminal hacia la ampliamente documentada y grabada en vídeo limpieza étnica del pueblo palestino, cuyos niños son atacados deliberadamente por invasores inmigrantes que como una plaga de langostas no dejan nada sino desolación y destrucción tras ellas.

Una de las responsabilidades de Miriam – después de que Sami se había ido a su paseo temprano a la Puerta Nueva, era acompañar a sus hijos en el viaje a menudo peligroso hacia la escuela elemental de Silwan, en el barrio de Ras Al-Amoud. Esto implicaba “ejecutar el guante” de las fuerzas de ocupación israelíes y los colonos judíos ilegales que deliberadamente despliegan el abuso verbal, escupen, atacan, o tratan de impedir que los niños palestinos lleguen a la escuela. Esta fue una estrategia israelí bien establecida y calculada no sólo en Silwan, sino también en todos los territorios palestinos ocupados.

Después de regresar a casa, Miriam pasó la mayor parte del día bordando – una parte importante de la identidad palestina – antes de volver andando al vecindario de Ras Al-Amoud para recoger a los niños. Por vender sus carteras y bolsos bordados a mano a un minorista por entre 15 y 25 nuevos shekels israelíes, Miriam fue capaz de aumentar los escasos ingresos de la familia. Su aplicación persistente a esta nave en medio de una persecución, trágica y turbulenta existencia para el pueblo palestino, contribuyó a mantener viva la tradición y la belleza del bordado palestino que, a pesar de compartir ciertos aspectos de artes textiles con los países árabes vecinos, sin embargo tenía su propio estilo y singularidad especial que era fácilmente reconocible en todo el mundo como siendo de origen palestino.

Libros sobre bordado internacional fueron unánimes en reconocer los tradicionales bordados palestinos como el primer ejemplo de esa labor que proviene del Oriente Medio. Era una artesanía tradicional que se había desarrollado desde el tradicional traje palestino que contenía datos históricos documentando siglos de arte textil desarrollado en la región, una forma de arte que de alguna forma persistía y sobrevivía hasta el día de hoy. Si uno consideraba el antiguo corte simple tradicional del thobe, la historia de tocados y accesorios, la maravillosa variedad de estilos de bordado, las variaciones de puntadas, o el antiguo origen de patrones y motivos, uno quedaba profundamente impresionado con la riqueza histórica de un legado que se remonta a miles de años, y en el cual se afirma la antigüedad de la existencia de Palestina y de la supervivencia de un patrimonio antiguo. Mientras bordaba, Miriam usualmente se mimaba orando en silencio – en lo que ella llamaba a su tiempo con Dios – que era algo a lo que la gente pobre sin esperanza recurría con frecuencia. Pero ¿cuál era el uso de buscar la ayuda de un Dios todopoderoso, que le había dado la espalda a ella, a su familia y a su pueblo, mientras que, en cambio, supuestamente “elige” a los judíos y les promete Palestina?




6

Viernes, 11 de diciembre

Sede Nacional de la Policía de Israel, Jerusalén Oriental.


La policía de Israel solía estar en su sede en Tel Aviv, pero después de la guerra de Israel en 1967, Israel hizo una declaración de intención de trasladar la sede a un recién creado sitio de Jerusalén oriental – un complejo de edificios del gobierno que llevaba el nombre del ex Primer Ministro conocido como Kiryat Menahem Begin – situado entre Sheikh Jarrah en el norte, el Monte Scopus en oriente, y La Colina de la Munición en el occidente. El hecho de que este año sólo hubo una “puerta giratoria” para la llegada y partida de tres Comisarios Generales de la Policía había requerido que Abe Goldman realizara otra visita para discutir sobre la vigilancia del Monte del Templo con el último comisionado de policía – traído apresuradamente desde Shin Bet – cuyo reciente nombramiento por el Primer Ministro y el Ministro de Seguridad Pública tuvo que ver más con tener a alguien que fuera fiel, en vez de eficiente.

Goldman esperaba que la experiencia anterior del nuevo Comisario con la agencia de seguridad interna de Israel pudiera mejorar el control de los actuales disturbios palestinos en el monte. Conocido por su acrónimo hebreo “shabak”, Shin Bet fue una de las agencias de seguridad más poderosas del mundo con vínculos históricos con los grupos paramilitares, cuya violencia sionista contra los palestinos era generalizada antes de la creación de Israel. La agencia se había hecho famosa por la tortura y el asesinato de detenidos palestinos con el Comité contra la Tortura de la ONU para condenar el uso ilegal y violento de técnicas de interrogatorio que todavía se utilizaban hasta la fecha.

Aunque en la reunión con el comisario rotundo, bigotudo, y vestido con “kippa” había sido cordial, Goldman permaneció impresionado por un hombre que durante su breve mandato había sido controvertido, haciendo una distinción entre el duelo judío y palestino con la absurda y evidentemente motivada afirmación racial de que “Israel santifica la vida, nuestros enemigos santifican la muerte”. Además, había tomado una decisión de ocultar a la opinión pública una recomendación hecha por los investigadores de la policía de que la esposa del Primer Ministro debía ser acusada por las irregularidades en el funcionamiento de las casas del Primer Ministro. La solicitud de Goldman en la reunión era garantizar que la estricta vigilancia del Monte del Templo, sería al menos mantenida, sino aumentada, para facilitar oportunidades y protección para los judíos que visiten el sitio: una política deliberada de creciente presencia judía que finalmente favorecería a la Hermandad Hirámica del objetivo principal del Tercer Templo.

Goldman había establecido a la Hermandad como una célula deshonesta dentro del secreto disimulado de la Francmasonería, pero sin la sanción oficial de la organización. Aunque los miembros de esta célula Masónica fueron dedicados exclusivamente a ayudar secretamente a cumplir con la proyectada construcción de el Tercer Templo – como se describe en el Libro de Ezequiel – su dedicación se basaba en narraciones bíblicas cuestionables como se explica en El libro de los Mandamientos de Maimónides – un eminente filósofo judío sefardí medieval, astrónomo y uno de los más prolíficos e influyentes médicos y estudiosos de la Torá – que incluía detalles de los mandamientos y las instrucciones dadas por Dios al pueblo judío en el día siguiente al Iom Kipur (Día de la Expiación) en el monte Sinaí: “El Creador nos ordenó erigir una casa escogida para su servicio, donde las ofrendas para el sacrificio serán traídas para siempre. Y las procesiones y peregrinaciones festivas se realizarán allí tres veces al año”.

El mandamiento para edificar el templo fue reconocido como uno de los 613 mitzvot (mandamientos), para lo cual existía una obligación judaica perpetua que cumplir. Los grandes sabios judaicos habían sostenido que la reconstrucción del templo sagrado de conformidad con las dimensiones, características y atributos del Segundo Templo, era un claro mandamiento para el pueblo de Israel. Esos discutibles y probablemente fraudulentos mandamientos bíblicos, sin embargo, no constituyen justificación suficiente para la apropiación ilegal e invariablemente brutal y destructiva de tierras y propiedades palestinas. Pareciera que cuando los antiguos escribas judíos querían mejorar o legitimar la naturaleza e historia del pueblo judío y sus acciones, no tuvieron reparos en atribuir falsamente a Dios mismo la fuente de sus reclamaciones de auto – engrandecimiento.

Por ejemplo, se alegó que el Haram al-Sharif o el Monte del Templo en la Ciudad Vieja de Jerusalén, era el sitio más sagrado del judaísmo, con los judíos refiriéndose a ella como el Monte del Templo o Monte Moriah (Har HaMoriya). Para los musulmanes es el tercer lugar más sagrado después de La Meca y Medina, y se referían a él como Haram al-Sharif (el Noble Santuario) y a la mezquita como “la mezquita más alejada”, también conocida como Al-Aqsa y “Bayt al-Muqaddas” en árabe. Los musulmanes consideraban que el complejo de Al – Aqasa era sagrado porque les habían enseñado que la mezquita fue la primera Qibla – la dirección que los musulmanes deben tener durante la oración – en la historia del Islam y que era el lugar desde el cual el profeta Mahoma hizo su prodigiosa Isra y Miraj (dos partes) viaje nocturno desde La Meca hasta Jerusalén, antes de su ascensión al cielo. La narrativa le hizo viajar en un corcel alado hacia “la mezquita más alejada”, donde dirigió a otros profetas como Abraham, Moisés y Jesús en la oración de estilo musulmán que implicaba claramente su importancia a lo largo de todos los demás profetas de Abraham. En los cielos había un raro pero breve encuentro con Dios, quien le proporcionó instrucciones para ser retransmitidas a los fieles musulmanes.

La Biblia Hebrea y las narrativas judaicas afirman que el compuesto de Al-Aqsa estaba asociado con tres montañas bíblicas cuyas ubicaciones, aunque indeterminadas, fueron sin embargo de suma importancia: Monte Moriah donde supuestamente se produjo la unión de Isaac (Génesis 22); Monte Sión (2 Samuel 5:7), donde supuestamente una vez estuvo la fortaleza jebusita original (una tribu cananea) y la “Ciudad de David” y el Monte del Templo donde se erigiría el Tercer Templo en el mismo supuesto lugar que el Primer Templo de Salomón en Jerusalén, que en hebreo se llamaba Yerushaláyim y Qods/Qadas en árabe.

Supuestamente, el primer templo fue construido por el rey Salomón – cuyo reinado c. 967 – 931 AEC – fue durante una supuesta “Edad de Oro”, cuando Israel estaba en su apogeo. Salomón fue el hombre que después de pedir y recibir la sabiduría de Dios (1 Reyes 3:11 – 12), procedió a tener setecientas esposas y trescientas concubinas (1 Reyes 11:3). A pesar de la laboriosa tarea de mantener a tantas mujeres satisfechas, Salomón aparentemente todavía encontró tiempo y energía para escribir y se le atribuye el mérito de ser el autor de mucha literatura de sabiduría que se caracteriza por los proverbios que pretendían enseñar tanto sobre la divinidad y la virtud. En realidad no hubo pruebas de una “Edad de Oro”; no hay evidencia de que los Israelitas fueran una gran nación; y no hay evidencia de grandes ciudades con magníficas estructuras.

El personaje de Salomón, o el Dios del Sol, fue la versión israelita del dios Sol Egipcio, Re de Heliópolis. Incluso, los pocos registros acerca de Salomón no fueron escritos hasta hace unos dos mil años después, así que no hay registros contemporáneos con su reinado. La Biblia Hebrea afirmaba que la construcción del Templo de Salomón se logró con la ayuda de el rey Hiram de Tiro (parte del actual Líbano) que proporcionó materiales de calidad; de los artesanos, y del legendario arquitecto Hiram Abiff. Para tal asistencia benévola Salomón estaba obligado a pagar al rey Hiram un tributo anual de 100.000 fanegas de trigo y 110.000 galones de aceite puro de oliva (1 Reyes 5:11). Sin embargo, hasta la fecha ninguna evidencia arqueológica ha sido descubierta sobre el ‘Templo de Salomón’, y la única referencia a lo que podría haber sido contemporáneo con su supuesta existencia proviene de la Biblia hebrea. Incluso, a las descripciones arquitectónicas de este primer templo les falta cualquier información específica y parecen haber sido compiladas sobre la base de la combinación de características de otros templos ubicados en Egipto, Mesopotamia y Fenicia.

La actual ubicación de Haram al-Sharif/Monte del Templo y del estado de Israel están, por lo tanto, ideológicamente basadas en las narrativas de la Biblia hebrea que en su traducción al griego fraudulento en la célebre biblioteca de Alejandría – por 70 escribas judíos encargados por el Rey Ptolomeo II el monarca griego de Egipto en esa época – incluida la reubicación de la arena de las narraciones bíblicas del Yemen del Norte y el sur de Arabia a Egipto y Palestina. Qades, como se mencionaba en la Biblia Hebrea, fue una de las 179 montañas yemenitas, convirtiendo al país en una de la mayoría de las regiones montañosas de la Península Arábiga, a 80 kilómetros al sur de la moderna ciudad de Taiz que no tiene ninguna conexión con Jerusalén.

En su relato sobre la sabiduría de Salomón dada por Dios y sobre el reinado de la “Edad de Oro”, la Biblia narra cómo la leyenda de su sabiduría estaba tan extendida, que Bilqis, la Reina de Saba, viajó a Jerusalén para aprender de este gran hombre (1 Reyes 10:2). Bilqis fue una de una larga línea de reinas matriarcales Sheban que gobernaron a lo largo de toda la Península del Sinaí que había disfrutado de una auténtica “Edad de Oro” con fabulosas riquezas derivadas del camino de la Caravana que servía como la ruta principal para el transporte de chicle, mirra, incienso, oro, textiles, marfil y especias importantes que eran esenciales para las funciones religiosas y funerarias, así como para la conservación de alimentos. Era poco probable que Bilqis se hubiera rebajado a viajar a cualquier distancia para rendir homenaje a algún otro monarca. Es mucho más probable que este vínculo imaginado con Bilqis fuera simplemente otro brebaje de los escribas hebreos para mejorar la leyenda de Salomón y establecer su supuesta existencia como un hecho.

La veracidad de tales reclamaciones, por lo tanto, debe juzgarse en términos del presunto éxodo judío desde Egipto, el subsiguiente vagar por el desierto durante 40 años, y la relación de esos acontecimientos con la realidad de hoy en día del Israel sionista. Para empezar, la ideología sionista fundamental se ocupa principalmente de la palabra hebrea connotada históricamente: la Aliá (ascensión), que significa viajar o migrar hacia arriba, hasta donde la tierra prometida de Israel supuestamente se encuentra. Por lo tanto, no sería razonable concluir, sobre la base de los hechos disponibles y la reciente investigación académica, que los emigrantes judíos no hicieron esto desde Egipto – en conformidad con los brebajes flagrantes de la Biblia Hebrea, pero desde un lugar al sur del Levante, donde se encontraban la antigua Arabia y el Yemen.

Al hacer una crónica diligente sobre la geografía de la antigua Arabia y Yemen, y estudiar a los historiadores árabes clásicos de los primeros seis siglos del Islam, se hizo evidente para los estudiosos que el escenario real de las narraciones bíblicas israelitas estaba en esos lugares árabes con sus montañas, valles, y tribus. Uno no tiene que ser un brillante erudito o investigador para descubrir el hecho de que en sus primeras referencias a “Egipto”, la Biblia Hebrea usa el nombre “Mizraim”, que era una aldea pequeña situada a lo largo de la antigua ruta de las caravanas en el sur de Arabia, desde donde habían evolucionado las narrativas israelitas como la de Moisés.

Investigaciones más extensas también revelaron que los antiguos israelitas no eran personas que habían escapado de la esclavitud en Egipto antes de vagar por el desierto durante 40 años y luego conquistar la tierra prometida. El hecho es que, tal como la moderna Arabia es de importancia estratégica a causa de su riqueza de petróleo y gas natural, la antigua Arabia era igualmente importante debido a su estratégica ubicación en el antiguo camino de la Caravana de la India, Yemen y el Cuerno de África oriental a Iraq, Egipto, la costa del Mediterráneo y Grecia. Ni el camino de la Caravana ni el antiguo camino de la Seda, que fueron las principales rutas comerciales para el mundo antiguo – terminaba en Palestina o cruzado.

A causa de su valor para las caravanas de camellos que viajaron durante semanas y meses a través de la Península Arábiga, el camino de la caravana requería protección y servicios que fueron proporcionados por las tribus árabes que habitaban en la costa meridional y occidental que, a cambio, se beneficiaban por la provisión de alimentos, agua y otros suministros a los comerciantes ambulantes. No todas las tribus árabes estaban, sin embargo, casualmente situadas para beneficiarse de la caravana por carretera y algunas tribus habitaban la zona montañosa del norte de Yemen, donde prevalecían las penurias y la falta de oportunidades para tener una vida honesta. Por consiguiente, aquellas tribus menos afortunadas – los israelitas, siendo una de ellos, se vieron obligadas a recurrir a menudo a atacar y saquear la caravana de comerciantes de su valiosa carga. Además, el camino de la caravana también era de tal valor estratégico tanto para los egipcios en el oeste y los asirios y caldeos en Oriente, que se había convertido en esencial para ellos controlar Arabia, que se convirtió así en el destino de la mayoría de las campañas militares egipcias y asirias para asegurar el camino de la caravana.

Aparte de la duda en cuanto al origen de los Israelitas, también hubo pruebas – que numerosas personas siguen obstinadamente creyendo – de que el dios israelita, YHWH, tenía una consorte femenina y que los principios de la religión israelita sólo adoptaron el concepto de monoteísmo durante la monarquía israelí del período de decadencia, y no como se afirma en el Monte Sinaí. Esto fue consecuencia de los antecedentes poco favorecedores de los antiguos israelitas que los escribas hebreos se sintieron obligados a escribir una historia blanqueada que daría autoridad divina a un pueblo desesperado por una legítima identidad étnica y una tierra propia. Los investigadores científicos en los campos interrelacionados de la Biblia, la arqueología y la historia del pueblo judío, están ahora de acuerdo en que la realidad de los hechos relacionados con el surgimiento de los judíos como un pueblo en Palestina está muy alejado de las narrativas inventadas, sin embargo prevaleciente, que Israel trataba de reforzar mediante la explotación de la arqueología para negar a la historia a los pueblos indígenas palestinos y sustituirla por la historia contada por los israelitas.

La arqueología en Palestina no había empezado a desarrollarse hasta finales del siglo XIX y principios del XX, junto con la arqueología de culturas como las de Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma. Sin embargo, existía una tendencia entre muchos arqueólogos – que estaban, en cualquier caso, excavando espectaculares evidencias del pasado en nombre de los principales museos de Berlín, Londres y París – quizás deshonestamente al conectar y usar los descubrimientos arqueológicos como justificación de los mitos bíblicos.

Porque las condiciones en la antigua Palestina nunca habían sido propicias para el florecimiento de los extensos reinos que fueron una vez anfitriones de impresionantes palacios, santuarios y templos, tales como los descubiertos en Egipto y Mesopotamia, su arqueología, en consecuencia, no se había entusiasmado con las principales iniciativas museísticas, sino por motivos religiosos, de modo que el impulso principal detrás de la investigación en Palestina fue su vinculación con las Sagradas Escrituras.

Las excavaciones habían empezado en Jericó y Siquem (Nablus) donde los investigadores bíblicos esperaban encontrar los restos de las ciudades mencionadas en la Biblia. Tales investigaciones arqueológicas se energizaron mediante los esfuerzos de un estadounidense, William Foxwell Albright (1891-1971) – un arqueólogo, biblista, filólogo y experto en cerámica – cuyo enfoque declarado era usar la arqueología como el medio principal para refutar las reclamaciones críticas contra la veracidad histórica de las narraciones bíblicas, incluidas las de la escuela alemana de Wellhausen cuya crítica de la Biblia había llevado a la opinión de que representaba un peligro para los judíos alemanes.

Esta escuela de crítica bíblica – de la cual Julius Wellhausen era el principal exponente y que había comenzado a desarrollar en la segunda mitad del siglo XIX, desafió la historicidad de los relatos bíblicos y afirmó que ellos habían sido deliberadamente elaborados durante el exilio babilónico. Estudiosos de la Biblia, y particularmente en Alemania, afirmaron que la historia hebrea fue una continua serie de eventos, comenzando con Abraham, Isaac y Jacob; que la permanencia en Egipto, la esclavitud y el éxodo; que la conquista de la tierra y el posterior asentamiento de las tribus de Israel, no eran más que una reconstrucción de eventos muy tardía, con una agenda teológica para un propósito específico.

Albright, por otro lado creía que la Biblia era un documento histórico, que, a pesar de someterse a más de unas pocas etapas de edición y traducción, todavía era un reflejo confiable de la antigua realidad. Él determinó, a un grado casi fanático, que excavando los restos antiguos de Palestina constituiría una prueba positiva de la historia judía en esa tierra. Por consiguiente, la arqueología bíblica que siguió las huellas de Albright y sus discípulos se tradujo en una serie de extensas excavaciones en importantes cuentos bíblicos (montículos), incluyendo, entre otros, Ai, una ciudad real cananea, que según el libro de Josué en la Biblia hebrea fue conquistada por los Israelitas en su segundo intento; en Beit She’an, cuyas ruinas son ahora el Bet She’an; Parque Nacional de Beit Shemesh, donde la moderna ciudad israelí de Beit Shemesh fue fundada en el año 1950; en Gézer, antiguamente una ciudad – estado cananea en las estribaciones de las montañas de Judea; en Gabaón, una ciudad cananea al norte de Jerusalén, que fue conquistada por Josué; en Jericó, en la Ribera Occidental y ahora bajo la ocupación israelí desde 1967; en Tel Hazor, el sitio de la antigua Asor, situada al norte del Mar de Galilea; en Tel Laquis, que actualmente es un sitio arqueológico y un parque nacional israelí; en Tel Megiddo, que con su exagerada importancia histórica está protegida como el parque nacional de Megiddo, así como un sitio del Patrimonio Mundial; y en Jerusalén, en el que los judíos ahora reivindican como la capital eterna de Israel. Así que al adoptar con entusiasmo una perspectiva bíblica de las excavaciones, los arqueólogos lograron asegurarse de que cada nuevo descubrimiento, de alguna manera, contribuiría a un rompecabezas que coincidiera convenientemente a la narración bíblica de los últimos del pasado, incluida la edad patriarcal de Abraham, Isaac y Jacob (Génesis 12:50).

Este enfoque poco honesto de la arqueología, inevitablemente provocó una situación donde la profusión de descubrimientos arqueológicos – en lugar de fundamentar las narraciones bíblicas – en cambio sirvió para desacreditar su credibilidad creando anomalías inexplicables. Por ejemplo, los investigadores tuvieron dificultades para ponerse de acuerdo sobre cuál período arqueológico coincidía con la edad patriarcal; sobre cuándo Abraham, Isaac y Jacob vivieron realmente; y cuándo fue comprada la tumba de los Patriarcas en Hebrón para servir como lugar de enterramiento de los patriarcas y las matriarcas.

Según la cronología bíblica, Salomón construyó el primer templo unos 480 años después del éxodo de Egipto (1 Reyes 6:1) al cual se le agregaron otros 430 de permanencia en Egipto (Éxodo 12:40), que junto con la extraordinaria longevidad de los patriarcas produjeron una fecha del siglo 21 AEC para el cambio de Abraham a Canaán. Sin embargo, no se ha descubierto ninguna evidencia que se corresponda con dicha cronología. En la década de 1960 Albright sugirió que las andanzas de Abraham debían asignarse a la Edad Media de Bronce (siglos XXII-XX AEC), pero Benjamín Mazar – considerado como una autoridad en la rama Israelí de arqueología bíblica – propuso que el contexto histórico de la edad patriarcal debió ser mil años más tarde, en el siglo XI AEC al “período de liquidación”. Esas propuestas fueron rechazadas por otros que ven la historicidad de los relatos como leyendas ancestrales narradas durante la época del reino de Judea.

En cuanto al éxodo de Egipto, las peregrinaciones por el desierto, y la narrativa del Monte Sinaí, no existían documentos egipcios para fundamentar tal afirmación y mientras algunos judíos podrían haber sido expulsados del antiguo Egipto, es altamente improbable que el número de expulsados haya sido apenas cercano a la cantidad reclamada por los escribas judíos. Si tal acontecimiento trascendental había ocurrido en realidad – 600.000 personas en esos días habrían representado al menos un cuarto de la población de Egipto – entonces seguramente habría justificado ser diligentemente grabado o al menos mencionado. Numerosos documentos egipcios, sin embargo, mencionan la costumbre de los pastores nómadas de entrar a Egipto por el campamento en el Río Delta del Nilo durante períodos de sequía y escasez de alimentos, pero tales incursiones inofensivas, durante un período de muchos siglos fueron frecuentes en lugar de un evento excepcional solitario. Además, los investigadores han procurado permanentemente localizar el Monte Sinaí y los campamentos del desierto de las tribus errantes, pero, a pesar de considerables esfuerzos, ni un solo sitio ha sido localizado para que coincida con la narración bíblica. Porque los principales acontecimientos en la historia de los Israelitas no están corroborados por los descubrimientos arqueológicos o documentación no bíblica, la mayoría de los historiadores están de acuerdo en que la estancia en Egipto y los acontecimientos del éxodo subsiguiente podrían haberse producido en un número insignificante de familias nómadas cuya historia se embelleció para acomodar las necesidades de una ideología nacionalista.

Incluso la narrativa históricamente importante acerca de de cómo la tierra de Canaán fue conquistada por los Israelitas está sujeta a dudas, como resultado de las dificultades para localizar la evidencia arqueológica para apoyar esta afirmación bíblica. Las excavaciones por diferentes expediciones en Jericó y Ai – ciudades cuya conquista está detallada concienzudamente en el libro de Josué – no han arrojado nada además de la conclusión de que, durante el período de tiempo acordado para la conquista en la última parte del siglo 13 AEC, no hubo ciudades en cualquiera de los lugares y ciertamente sin paredes que pudieran “venirse abajo”. En respuesta a esta falta de pruebas, se ofrecieron una variedad de explicaciones poco convincentes, incluyendo la sugerencia de que los muros de Jericó habían sido arrastrados por la lluvia.

Hace casi medio siglo, los estudiosos de la Biblia presentaron la idea de que las descripciones de la conquista se debieron ver nada más que como leyendas míticas porque con el descubrimiento de más y más sitios se había puesto de manifiesto que los lugares en cuestión en diferentes momentos simplemente se extinguieron o habían sido abandonados. Por lo tanto, se llegó finalmente a la conclusión de que no había pruebas objetivas en existencia para apoyar el relato bíblico de una conquista por tribus israelitas en una campaña militar dirigida por Josué.

Mientras que la narrativa bíblica exagera la medida – “grandes ciudades con muros altos” (Deuteronomio 9:1) – de las fortificaciones de la ciudad cananea conquistada por los israelitas, la realidad era bastante diferente con los sitios excavados que revelaban sólo restos de asentamientos sin fortificar consistentes en pequeños números de estructuras que difícilmente podían considerarse como ciudades. Por consiguiente, era evidente que la cultura palestina urbana a finales del siglo XIII AEC se había desintegrado a lo largo de un período de cientos de años en lugar de ser el resultado de la conquista militar por parte de los israelitas.

Además, los autores de la descripción bíblica no estaban familiarizados con, o ignoran deliberadamente la realidad geopolítica en Palestina que estaba sujeta al imperio egipcio hasta mediados del siglo XII AEC. Los centros administrativos de los egipcios se encontraban en Gaza, Japho (Jaffa) y Beit She’an con pruebas de numerosos lugares de Egipto a ambos lados del río Jordán siendo también descubiertos. La narración bíblica no menciona esa prominente presencia egipcia, y es evidente que los escribas estaban muy conscientes, o que deliberadamente omitieron una importante realidad histórica, de modo que los descubrimientos arqueológicos han demostrado el escenario bíblico de las “grandes” ciudades cananeas, la inexpugnable fortificación con “muros altos”, y el heroísmo de unos pocos conquistadores israelitas asistidos por Dios contra los cananeos, quienes eran más numerosos, eran todas reconstrucciones teológicas carentes de fundamento fáctico.

Incluso el surgimiento gradual de los israelitas como pueblo, estaba sujeto a la duda y el debate porque no hubo pruebas de una conquista militar de espectaculares ciudades fortificadas, o pruebas sobre la verdadera identidad de los israelitas. Los descubrimientos arqueológicos, sin embargo, indicaron que a partir de algún tiempo después del 1200 AEC que se identifica con la etapa de “liquidación”, cientos de pequeños asentamientos se establecieron en la región de la colina central donde los campesinos trabajaban la tierra o criaban ovejas. Como ya se había comprobado que esos colonos no habían venido de Egipto, se propuso – porque las tumbas habían sido descubiertas en la zona de los montes, sin asentamientos – que eran pastores pastorales que vagaban por toda la región manteniendo una economía de trueque con los habitantes del valle, intercambiando carne por granos. Con la desintegración gradual de ambos sistemas, urbano y agrícola, sin embargo, los pastores nómadas de ovejas se vieron obligados a producir sus propios granos que requerían el establecimiento de pequeños asentamientos más permanentes.

“Israel”, se menciona en un único documento egipcio que data de 1208 AEC, el período del Rey Merneptah, que declara “saqueada es Canaán con todos los males, cogen a Ascalón, capturan a Gézer, Yenoam ha vuelto como si nunca hubiera existido, Israel desolada, su semilla no está”. Refiriéndose al país por su nombre cananeo y mencionando varias de las ciudades del reino, Merneptah había proporcionado pruebas de que el término “Israel” fue otorgado a uno de los grupos de población residentes en la colina central de Canaán de la era hacia el final de la Edad del Bronce, donde el reino de Israel se estableció posteriormente.

La arqueología también jugó un papel importante para lograr un cambio en la reconstrucción de la época de la “monarquía unida” de David y Salomón que la Biblia describe como el apogeo del poder económico, militar y político de los antiguos israelitas con las conquistas de David seguidas por las reglas de Salomón por haber creado un imperio que se extiende desde Gaza hasta el río Eufrates: “Porque él controlaba toda la región al oeste del Eufrates, desde Tiphsah a Gaza, todos los reyes al oeste del Eufrates” (1 Reyes 4:24). Los descubrimientos arqueológicos en numerosos sitios, sin embargo, demuestran que los edificios imponentes y los magníficos monumentos atribuidos a esa época no eran nada más que las estructuras funcionales, pero nada del otro mundo.

De las tres ciudades mencionadas entre los increíbles logros de construcción de Salomón, Gézer resultó ser sólo una ciudadela que cubre un área pequeña y rodeada por un muro casamata menos costoso, que consta de dos muros paralelos con un espacio vacío entre ellos; la parte superior de la ciudad de Hazor estaba fortificada sólo parcialmente – alrededor de 7.5 hectáreas en total de unas 135 hectáreas, que se había asentado en la Edad de Bronce; y Meguido cubrió una pequeña zona, con lo que hubiera sido chozas en lugar de edificios reales y sin indicación alguna de haber tenido una muralla.

Nuevas contradicciones también surgieron como resultado de las excavaciones en Jerusalén – la supuesta capital de la monarquía unida – donde las amplias excavaciones en los últimos 150 años han descubierto algunos restos impresionantes de las ciudades de la Edad de Bronce Medio y la Edad del Hierro II (el período del Reino de Judea). Aparte de algunos fragmentos de alfarería, no se han encontrado restos de los edificios del período de la monarquía unida. En vista de la existencia de restos de períodos anteriores y posteriores, puede concluirse que en Jerusalén en el tiempo de David y de Salomón no era más que una pequeña “ciudad” con una pequeña ciudadela para el gobernante, pero ciertamente no es la capital de un imperio impresionante como se describe en la Biblia.

Como obviamente estaban conscientes del muro de Jerusalén del siglo VIII AEC y su cultura, de la cual se habían descubierto restos en diferentes partes de la ciudad, los autores bíblicos fueron capaces de transferir ese escenario de regreso a la edad de la monarquía unida. Cabe suponer que Jerusalén es el estado más destacado. Fue adquirido a raíz de la destrucción de su rival, Samaria, que había sido sitiada durante tres años por el asirio Sargón II antes de finalmente caer en 722 AEC.

Aparte de dudas justificadas acerca de detalles históricos y políticos en la narrativa bíblica, también se plantearon preguntas acerca de las doctrinas y adoración de los israelitas, incluida la fecha en la que el monoteísmo fue adoptado por los reinos de Israel y Judea. Por ejemplo, en Kuntilet Ajrud en la parte suroeste de la región, y la colina de Negev Khirbet el – Kom en el Piamonte de Judea se descubrieron inscripciones hebreas que menciona “YHWH y su Asherah,” “YHWH Shomron y su Asherah,” “YHWH Temán y su Aserah”. Los autores obviamente estaban familiarizados con un par de dioses, Yahveh y su consorte Asera, y habían enviado bendiciones en nombre de la pareja. Estas inscripciones desde el siglo VIII AEC sugieren la posibilidad de que el monoteísmo, como una religión de Estado, era en realidad una innovación del Reino de la época de Judea después de la destrucción del reino de Israel.

Los descubrimientos arqueológicos han demostrado ser coherentes con la crítica de la escuela de estudios bíblicos en sus conclusiones de que David y Salomón podrían haber sido caudillos tribales que gobernaron sobre pequeñas áreas, con el primero en Hebrón y el último en Jerusalén, ya que desde el principio no sólo eran reinos independientes, pero también, a veces, adversarios. Por consiguiente, la narrativa de la monarquía unida, muy unida, es un brebaje historiográfico imaginario escrito como muy pronto durante la época del reino de Judea, cuyo nombre real sigue siendo un misterio. Lo que es asombroso acerca de todo esto, fue el hecho de que un Estado – nación del pueblo judío – incluyendo el altamente inteligente Abe Goldman – estaba citando esas flagrantes falacias bíblicas como justificación de su actual y siempre brutal apropiación ilegal de tierras, bienes y recursos palestinos.



Los Túneles del Muro Occidental, Jerusalén oriental, Territorios Palestinos Ocupados

Yaakov Katzir era un judío Askenazí de Rusia que en el más estricto sentido de la palabra no era un semita, porque una investigación diligente e imparcial revelaría que la palabra “semita” no tenía ninguna relación con ningún grupo religioso o étnico, sino con un grupo de lenguas semíticas incluyendo: amárico (hablado por los etíopes y eritreos en tierras antiguamente conocidas como Abisinia), árabe (hablado por los árabes y otros países musulmanes porque es la lengua del Corán); el arameo (hablado principalmente por los caldeos de Iraq, algunos católicos y cristianos maronitas al menos litúrgicamente, sino socialmente); hebreo (hablado por los israelíes, algunos de judíos, y otros fuera de Israel); y siríaco (hablado por algunos en diversas partes de Siria y Medio Oriente).

Expertos en lingüística también señalan que Abraham, el padre de los árabes y los judíos, no hablaba hebreo sino arameo, que era entonces el idioma de la tierra. Los judíos genéticamente genuinos provenían de España, Portugal, Norte de África y Oriente Medio y fueron conocidos como “sefardíes”, una palabra derivada de la palabra hebrea “sefarad”, que se refiere a España. Los judíos sefardíes, a causa de la familiaridad con su propia historia y el verdadero significado de la palabra “semita”, tienden a evitar el uso del término “antisemitismo” porque es básicamente un disparate. Alternativamente, los judíos asquenazíes que explotan la Ley del Retorno a Israel – Legislación aprobada el 5 de julio de 1950, dándole a los judíos el derecho de retorno, el derecho a vivir en Israel, y el derecho a adquirir la ciudadanía – no tienen conexión con Palestina como lo observó H. G. Wells en su The Outline of History: “Es muy probable que la mayor parte de los antepasados de los judíos ‘nunca’ vivieran en Palestina “en absoluto”, lo que atestigua el poder de la afirmación histórica sobre los hechos”.

Incluso la hipótesis desde mucho tiempo sostenida de que los judíos asquenazíes eran descendientes de los khazars – un reino multiétnico que incluía iraníes, turcos, eslavos y circasianos que supuestamente se convirtieron al judaísmo según lo ordenado por su rey – ha sido desacreditada por los estudios realizados para demostrar un linaje materno derivado en gran parte de Europa. Según nueva evidencia de un reciente estudio de ADN mitocondrial – que hereda exclusivamente de la madre – los judíos asquenazíes eran descendientes de mujeres europeas prehistóricas que no guardan ninguna relación con las antiguas tribus de Israel. Esto también contradice la persistente noción de que los judíos europeos eran en su mayoría descendientes de las personas que salieron de Israel y Oriente Medio hace unos dos mil años.

Bajo el título de “una breve historia de los términos para el judío” en el almanaque judío de 1980, se hace la siguiente declaración: “Estrictamente hablando, es incorrecto llamar a un antiguo israelita ‘judío’ o llamar a un judío contemporáneo ‘israelita’ o ‘hebreo’”. A pesar de todo, en 1970, Israel extendió el derecho de retorno, de entrada, y el arreglo para incluir a personas de ascendencia judía junto con sus cónyuges, mientras tanto continuaba expulsando por la fuerza a indígenas y persiguiendo a los palestinos que no tienen tal derecho como habitantes de los campamentos de refugiados y de lo que efectivamente son campos de concentración como en Gaza y la Ribera Occidental.

Debido a que la Hermandad Hirámica del Tercer Templo celebraba reuniones el tercer jueves de cada mes, Yaakov Katzir recibió permiso especial para visitar los Túneles del Muro Occidental – el más vasto proyecto de turismo arqueológico en el casco antiguo de la ciudad – el viernes anterior para que él pudiera facilitar a sus colegas un informe sobre las excavaciones que habían estado en curso desde 1969. La próxima reunión de la hermandad era de particular importancia, porque un invitado de honor del consejo Sanedrín estaría presente. El recientemente restablecido Sanedrín – que era el consejo supremo o un tribunal, en el antiguo Israel, se componía de ancianos (jueces) cuya última decisión vinculante en la antigüedad parece haber sido en el año 358 con la adopción del calendario hebreo.

Sin embargo, Katzir sólo estaba interesado en una excavación que se llevó a cabo con absoluto secreto. En consecuencia con los túneles del Muro Occidental abiertos a los visitantes de domingo a jueves, desde las siete de la mañana hasta las seis de la tarde, y hasta las 12.00 horas del viernes, determinadas tareas relativas a esa excavación encubierta y posiblemente ilegal, sólo fueron posibles después de la hora de cierre del viernes y el sábado todo el día, el sábado judío. Katzir siempre llegaba antes de la hora de cierre y se mezclaba con el equipo de cazadores de secretos que supuestamente era empleados de la Western Wall Heritage Foundation.

El trabajo sobre esta excavación particular había comenzado hace casi un año y medio antes, con la construcción de una moderna trampilla a lo largo de un eje vertical excavado, que fue fácilmente cubierto y era casi invisible. La trampilla estaba situada justo enfrente de la puerta de los comerciantes de algodón – que, junto con el mercado, fue construida en el siglo XIV por el Emir Mameluca Tankiz – y en consonancia con la cúpula de la roca. El eje vertical de 2,7 metros estaba equipado con una escalera de aluminio que conducía a un salón cuadrado de 6,10 metros que sirvió como lavadero desde que se llevó a cabo la perforación de los túneles. Desechar el material excavado y traer en láminas de acero galvanizado, tuberías de barro y alféizares para apuntalar el techo del túnel, era un problema, y había que tomar algunas estratagemas y precauciones para evitar atraer la atención inoportuna o sospecha.

El túnel se dirigía hacia la supuesta ubicación del Pozo de las Almas, que algunos creían que podía tener en el pasado, o incluso puede contener la mítica Arca del Pacto, y aún por descubrir que contenía el original de los Diez Mandamientos que supuestamente Dios dio a Moisés en el monte Sinaí, cuando los antiguos israelitas erraban por el desierto. La palabra arkera es una predecesora anticuada de la palabra moderna arc, y se derivaba del latín arca, cuyo significado es: caja, tórax o artesonado, de modo que los elementos mantenidos ocultos en estos contenedores eran considerados arcano mientras algo profundamente misterioso era un arcano como en la alquimia y el Tarot (desde el Italiano tarocchi). Un depósito de preservación de documentos era un archivo, con objetos de la antigüedad que es arcaica. Por consiguiente la excavación y el examen de los objetos arcaicos era conocida como arqueología.

Hubo, sin embargo, cierta confusión bíblica sobre las tablas de piedra con, por ejemplo, Éxodo 40:20 que afirma que “entonces, tomó las tablas de la ley del pacto y las colocó en el arca, y puso la cubierta de expiación sobre ella”, mientras que la referencia a los mandamientos viene de una posterior retrospectiva en Deuteronomio. Al parecer fue en ese momento que los Israelitas antes de llevar el arca a Jordania fueron recordados por Moisés de su gran poder, y de los eventos anteriores en el monte Horeb. Recordó cómo las tablas de piedra escritas con el dedo de Dios, fueron aquellas que había tirado en el suelo y roto ante sus ojos. Explicó cómo le habían ordenado que tallara dos tabletas más – en las que estaba escrito lo que se había escrito en las tabletas iniciales – y que eran esas tabletas las que había colocado en el Arca.

La afirmación de que las tabletas de piedra originales en las que Dios había escrito, en realidad no eran las que se encontraban en el Arca, comprensiblemente, había sido motivo de cierta consternación porque la narración del arca se basaba en la premisa de que los eruditos judaicos muy a regañadientes reconocen como sospechosa en los hechos. Para reconciliar este molesto problema, se concibió un compromiso en la Edad Media por parte de los teólogos que habían llegado a la conclusión de que debía haber habido dos arcas: la que construyó Bezaleel (Éxodo 31), y la réplica que contiene las tabletas rotas por Moisés. No obstante, subrayaron que era Bezaleel el arca original que finalmente se posó en el Templo de Salomón. La suerte de la réplica con los Mandamientos, desde entonces ha sido un tema que los historiadores judíos han evitado religiosamente y se dejó a una fraternidad cristiana etíope para explotar la fábula.

Uno de los varios conceptos erróneos que sobreviven sobre Moisés era la creencia de que escribió el Pentateuco (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio) a pesar del hecho de que los investigadores han sabido por mucho tiempo que no sólo fueron escritos por diferentes escribas en Jerusalén, sino también durante diferentes períodos de probablemente hacia el final del período post – exílico – entre el final del exilio judío en Babilonia en el 538 AEC y 1 EC – con miras a crear una historia mítica para una nación hebrea basada en las costumbres, pronunciamientos y leyendas de otras naciones. Fue durante ese período de unos 700 años después de que Moisés había fallecido que se escribió Deuteronomio de una forma en la que sugiere que las palabras fueron procedentes directamente de la boca de Moisés. Este fue también el caso del éxodo y fue parte de la creación del folclore que justificaría la invasión Israelita de la narrativa de Canaán alegando que había sido la voluntad de Dios con Moisés supuestamente afirmando: “y cuando el Señor tu Dios los libera ante ti y tú los vences, entonces deberás destruirlos completamente. No harás alianza con ellos y no les mostrarás ningún favor” (Deuteronomio 7:2); “sino que les destruirás completamente, a saber, los hititas, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos; como Jehová tu Dios te ha mandado” (Deuteronomio 20:17); “El Señor, tu Dios, irá delante de ti. Él destruirá estas naciones delante de ti, de manera que deberás desposeerlos y Josué pasará a tu cabeza, como lo ha dicho el Señor” (Deuteronomio 31:3). Hoy en el siglo XXI, el pueblo palestino todavía está siendo despojado de sus tierras, está siendo privado de su cultura, y todavía se está limpiando étnicamente con impunidad arrogante en conformidad con las invenciones inventadas de los antiguos escribas hebreos.

El consenso de opiniones es que tales cuentas fueron derivadas de cuatro fuentes diferentes escritas que se reunieron durante un período de tiempo para producir los primeros cinco libros de la Biblia de forma compuesta. Las fuentes se conocen como J, la fuente Jahwist (de la transliteración alemana de la palabra hebrea YHWH); E, la fuente Elohist; P, la fuente sacerdotal; y D, la fuente Deuteronomista. Por consiguiente el Pentateuco (conocido por los judíos como la Torah) estaba compuesto de material reunido desde seis siglos de folclore que se habían combinado para proporcionar una narrativa concebible tanto de la creación de Dios del mundo y Su relación con las personas en general y judíos en particular.

También hubo una aparente contradicción sobre el santuario portátil del Arca, el Tabernáculo de la Congregación, cuyos detalles elaborados como se describen en el Pentateuco Sacerdotal (“P”) no se parecen mucho más a la descripción simple de una tienda con un Elohist (“E”) que cuenta que “Moisés usaba una tienda de campaña y la colocaba fuera del campamento a cierta distancia, llamándola “tienda del encuentro”. Cualquiera que preguntara al Señor tendría que ir a la tienda de reunión fuera del campamento.” (Éxodo 33:7). Esto está en marcado contraste con la descripción del sacerdote que tiene un magnífico santuario situado en el medio del campo con los asistentes y Levitas Guardianes. Esta versión del Tabernáculo – que posteriormente llegó a ser vista como una replica en el Templo de Salomón – tenía sus fuertes paredes de tablones cubiertos con tela gruesa y pieles de cabra, y se completaba con un altar de Brazen, mobiliario, tapices, anillos y otros adornos. Apenas un santuario portátil y totalmente diferente de la sencillez del santuario de la tienda de los Elohim.

Cabe señalar también que en el primer período del evangelio del siglo todavía no existía ningún texto judaico combinado único disponible y que sólo existió una colección de diferentes textos individuales como se demostró por el descubrimiento de los pergaminos en las grutas de Qumrân situada a unos dos kilómetros tierra adentro desde la orilla noroeste del Mar Muerto. Tales pergaminos eran para uso en las sinagogas en lugar de disponibles para el público en general. El primer conjunto de textos para ser reconocido como una Biblia Hebrea no existió hasta después de la caída de Jerusalén por los romanos en el año 70 EC con el Antiguo Testamento escrito en un estilo hebreo compuesto únicamente de consonantes. Esto condujo a una traducción al griego – conocida como la Septuaginta (del latín septuaginta: 70) porque setenta y dos eruditos fueron responsables de la traducción – para atender el aumento de los judíos helenísticos que hablan griego. Durante el cuarto de siglo EC, San Jerónimo elaboró una traducción latina conocida como la Vulgata, que posteriormente fue usada por el cristianismo. Lamentablemente la investigación académica imparcial y la evidencia sugieren fuertemente que la traducción griega de las Setenta de las narraciones hebreas narrativas – realmente indignas de ser contempladas como una Biblia – eran falsificaciones bastante burdas cuyo pernicioso engaño ha continuado hasta el día de hoy el lavado de cerebro de multitudes crédulas y afectando negativamente el destino de la humanidad.

Cerca del 900 EC, los eruditos judíos conocidos como los masoretas – porque añadieron la masorah, una colección de notas al texto tradicional – produjeron desde el antiguo texto hebreo una nueva forma conocida como el Códice Petropolitanus. Así, independientemente de que sea el Texto Masorético, la Vulgata Latina, la versión en inglés u otro idioma, la traducción, la realidad es que todos ellos son de la época actual y, como tales, han sufrido traducciones y ajustes interpretativos por los escribas comprometidos a presentar una narrativa – incluso deformando la verdad, si era necesario – lo que serviría como una convicción religiosa común para la unificación de un pueblo desesperado por establecer y conservar una identidad única en el rostro de la opresión discriminatoria. Es igualmente importante reconocer las referencias históricas al Arca en el libro del Éxodo, y a partir de ahí, a través de la mayor parte del Antiguo Testamento, fueron frecuentes e incluyen relatos sobre su papel fundamental en la conquista de Canaán por los israelitas; su poder aparente para matar sin previo aviso a todos aquellos que desobedecían las reglas para su manejo; y desató la furia de su poder para causar tumores en una escala pandémica.

Desde entonces ha sido diversamente conjeturado por historiadores y estudiosos que el Arca podría haber sido retirada y destruida; intencionalmente oculta bajo el Monte del Templo; quitada de Jerusalén, antes de la invasión babilónica; tomada a Etiopía por el príncipe etíope Menelik I, el supuesto hijo del rey Salomón y la reina de Saba; reubicada por los sacerdotes judíos durante el reinado de Manasés; o simplemente arrebatada milagrosamente por intervención divina. Aunque la última alusión al Arca en el templo data del 701 AEC cuando el rey asirio Senaquerib rodeado de las fuerzas de Ezequías en Jerusalén, su existencia y su destrucción o remoción del Templo permanece sujeta a mucho debate.

A pesar de la falta de certeza respecto a la existencia real del Pozo de las Almas, o incluso del Arca del Pacto; su ubicación fue reclamada en Haram al-Sharif/debajo del Monte del Templo, una cueva natural en la roca en la que, según la tradición judía, Abraham preparó para sacrificar a su hijo Isaac, y desde donde la tradición islámica sostiene que Mahoma ascendió al cielo. Dado que el golpeteo en el suelo de la cueva provocaba un misterioso sonido hueco, los renombrados exploradores británicos del siglo XIX Charles Wilson y Sir Charles Warren pudieron considerar que era debido a alguna pequeña fisura debajo del piso y no pudieron demostrar o refutar la existencia de esa sala.

Aunque nunca hubo una exploración arqueológica organizada oficialmente en el sitio o Haram al-Sharif o el Monte del Templo en sí, que está bajo control del fideicomiso religioso musulmán Waqf – era conocido por estar plagado por una red de unas cuarenta y cinco cisternas, cámaras, túneles y cuevas. Shimon Gibson, investigador del Instituto de Investigación Arqueológica W. F. Albright en Jerusalén, quien con su colega David Jacobson escribió un análisis definitivo – Debajo del Monte del Templo en Jerusalén: Un libro de consulta sobre las cisternas, cámaras subterráneas y los conductos del Haram al-Sharif – dijo que “desde el siglo XIX, ningún occidental ha tenido acceso a las cámaras subterráneas en el Monte del Templo... Me hubiera gustado disfrazarme como un trabajador local de la Waqf e infiltrarme en estos sitios, pero no quería correr el riesgo de crear un incidente internacional”. Tomar ese riesgo no era ya un problema para un gran número de israelíes.

De acuerdo con las narraciones bíblicas, el Arca del Pacto – que fue construida con la madera del árbol shittah (acacia) cubierta de oro, conocido por los antiguos egipcios como el árbol de la vida, con importancia en la medicina tradicional y en muchos casos contiene alcaloides psicoactivos (alucinógenos) – había sido escondida en una cámara bajo el Haram al-Sharif/del Monte del Templo. Si ese fuera el caso, entonces es poco probable que hayan sobrevivido a los efectos y condiciones húmedas. Según la opinión de Shimon Gibson “el arca, probablemente se habría desintegrado. A menos, por supuesto, que tuviera propiedades sagradas. Pero yo, como arqueólogo, no puedo hablar sobre las propiedades teóricas sagradas de una caja de madera”. Incluso si ese fuera el caso, entonces seguramente habría todavía cierta presencia de oro que cubría el Arca, o de la olla de oro que contenía el maná, “pan del desierto” que Dios dio a los 600.000 hijos de Israel cuando iban desde Egipto a la Tierra Prometida.

En cuanto a Yaakov Katzir se refiere, el descubrimiento del Pozo de las Almas, o de cualquier cámara debajo del Monte del Templo, justificará su propio entusiasmo fanático por el compromiso de la Hermandad Hirámica con la construcción de un tercer templo; eso justificaría la creencia en su supremacismo judío como algo inculcado por su crianza y el servicio militar; y podrían agravar su fervor nacionalista judío y su odio por los no judíos, mientras que explota el Holocausto como justificación de la violencia y la discriminación contra los palestinos, los migrantes Afrikáners, e incluso los judíos etíopes. La conciencia de Yaakov no estaba en absoluto preocupada por la actual violencia racista israelí contra los judíos etíopes cuya reclamación de tener el Arca del Pacto en Etiopía, fue ridiculizada vehementemente como “tonterías negras que deberían regresar a África junto con ellos”.

La tradición etíope mantiene que el Arca del Pacto fue preservada en la antigua ciudad santa de Axum. El Arca aparentemente se había mantenido durante siglos en la iglesia de María de Sión, donde se registró que el emperador Iyasu lo había visto y hablado de ello en 1691. En la actualidad, el Arca se habría mantenido en la Capilla de la Tableta, construida adyacente a la iglesia durante el reinado del último emperador, Haile Selassie. Se dijo que se confiaba a un solo tutor, que quemaba incienso y recitaba el libro bíblico de los Salmos delante del Arca. Nadie – reyes y obispos incluidos – podían acercarse al Arca más que el tutor que no sólo era un monje, sino también una virgen sirviendo el Arca hasta el momento en que se aproximara su propia muerte, cuando nombrara a su sucesor.

El relato clásico del Arca de Etiopía proviene de una epopeya medieval, La gloria de los Reyes (Kebra Nagast), escrita en el Ge’ez, la lengua etíope. Describe cómo Bilqis, la Reina de Saba, en la audición de la inmensa sabiduría del Rey Salomón, viajó a Jerusalén para adquirir más conocimientos y sabiduría sobre la mejor manera de gobernar a su propio pueblo. Estando muy impresionado tanto por su belleza como por su inteligencia, Salomón comenzó deseando tener un hijo de ella: un deseo no impulsado por la lujuria, sino aparentemente por una aspiración altruista para llenar la tierra con hijos que servirían al Dios de Israel. Se afirmó que Bilqis tenía un hijo que siendo adulto viajó desde Etiopía para visitar a su padre en Jerusalén. Después de la unción a su hijo como rey de Etiopía, Salomón instruyó a los ancianos de Israel de enviar a sus propios hijos a Etiopía para actuar como consejeros. Como estaban descontentos con la perspectiva de nunca volver a ver a Jerusalén y su Templo, los jóvenes israelitas decidieron llevar el Arca con ellos. La Gloria de los Reyes afirma que fue en realidad el Arca misma la que decidió abandonar Jerusalén porque los judíos habían dejado de practicar la fe revelada por Dios.

Una versión alternativa de la visita de Bilqis dice que fue acogida con fanfarrias, fiestas y un recorrido por los grandes edificios incluyendo el templo que colmaba de asombro y admiración. De ser seducido por su belleza, Salomón, de quien se dice que tuvo trescientas concubinas y setecientas esposas – propuso matrimonio, lo cual una halagada Bilqis aceptó. Tras varias visitas posteriores al templo, sin embargo, Bilqis insistió en reunirse con el arquitecto de tal magnificencia, y cuando le llevó ante ella, descubrió que la apariencia y las formas del arquitecto Hiram Abiff eran totalmente cautivadoras. Al recobrar su compostura, no sólo interrogó a Hiram durante mucho tiempo, sino que también lo defendió contra la evidente mala voluntad de Salomón y el aumento de los celos. Cuando pidió ver a los hombres que habían construido el Templo de Salomón, estos protestaron ante la imposibilidad de reunir toda la fuerza de trabajo compuesta por aprendices, compañeros y maestros de artesanía. Pero Hiram, saltando sobre una gran roca para ver mejor, describió con su mano derecha el Tau simbólico, e inmediatamente todos los obreros se apresuraron a acercarse desde las diferentes obras a la presencia de su maestro. Bilqis quedó tan impresionada por esa muestra de autoridad que se dio cuenta de que estaba enamorada del gran arquitecto, y lamentó su promesa a Salomón. Ella eventualmente salió de compromiso con Salomón quitándose el anillo esponsal de su dedo mientras estaba bajo la influencia del vino.

Esto plantea la pregunta sobre cuándo se escribió La Gloria de los Reyes, y cuándo comenzó la tradición del Arca en Etiopía. Se sabe a partir de monedas e inscripciones que los antiguos reyes de Axum fueron paganos hasta el siglo IV, momento en el cual se convirtieron al cristianismo, que fue declarado la religión estatal en 330 – sin que exista ningún registro de que hayan reclamado el descenso del Rey Salomón o de que estén asociados con el Arca del Pacto. El primer informe de la presencia del Arca en Etiopía aparece hacia el final del siglo XII cuando un armenio en El Cairo, Abu Salih, escribió en árabe que los etíopes estaban en posesión del Arca del Pacto, la cual fue llevada por los descendientes de la familia del rey David, quien tenía el pelo rubio y rostro rojo y blanco. Si bien algunos historiadores han reclamado justificadamente que Abu Salih se equivocaba al afirmar que el Arca había sido llevada por los europeos en lugar de por los etíopes, su narrativa no puede ser descartada porque se hayan basado en la autoridad de la Biblia de la Canción de Salomón que afirma que Salomón tenía mejillas rojas y blancas y el cabello como oro fino.

A pesar de todos esos argumentos y teorías, tuvo que ser finalmente reconocido que los hechos históricos relativos a la vida del Rey Salomón (c. 1011 – 931 AEC) estaban basados vagamente en diversas leyendas de Egipto, Fenicia, y el sur de Arabia donde la tierra de Saba había florecido desde el Camino de la Caravana.

Cualquier examen honesto por parte de los arqueólogos y estudiosos de los hechos disponibles permitiría concluir que era poco probable que los Israelitas estuvieran en Egipto, difícilmente podrían haber vagado en el desierto durante cuarenta años, carecían de los medios militares para conquistar la tierra prometida y, por consiguiente, no podían haber pasado a las doce tribus de Israel. Nada de esto, sin embargo, iba a desalentar a los que intentan la judaización completa de Jerusalén oriental para la construcción de un tercer templo en cumplimiento de una aspiración acariciada por una Jerusalén unida como capital eterna e indivisible del pueblo judío en el gasto y la obliteración de los palestinos nativos, su cultura y su historia.

El respeto hacia los derechos de los demás, los no judíos en general y los palestinos en particular – no era un tema de gran preocupación para Katzir, quien desde la niñez había aprendido que los no judíos (goyim) eran personas malvadas, quienes debían ser temidas y miradas con recelo por lo que habían hecho en el pasado; se le habían inculcado preceptos racistas e invariablemente falsos que estimularon a los extremistas, el odio y el miedo hacia el mundo exterior; en consecuencia había desarrollado una mentalidad de asedio que excluía la posibilidad de tolerancia y coexistencia con otros grupos étnicos; y llegó a considerarse a sí mismo como una de las víctimas perennes cuyas “represalias” debían cultivarse y usarse como arma contra enemigos no judíos. La tendencia de Katzir a sangrientas represalias era algo que Conrad y Freya estaban destinados a encontrar pronto en Jerusalén.




7

Sábado, 12 de diciembre

Beirut, Líbano


El anuncio del Comité para la Protección de los Periodistas de que 69 periodistas habían sido asesinados en el trabajo durante el año pasado perturbó a Mark Banner, pero no lo sorprendió. Siria fue donde la mayoría de los periodistas habían muerto con un total de 14, mientras que Francia fue el segundo con nueve; un 40 por ciento murió a manos de grupos de militantes islámicos como Al-Qaeda y el Estado Islámico; y más de dos tercios del total de los muertos habían sido escogidos para ser asesinados. Este tipo de noticias, sin embargo, no iban a disuadir a Mark y como de costumbre, envió su último artículo a su agencia de noticias de Londres.



El Arma Definitiva del Sionismo: La Explotación del Antisemitismo



Mark Banner

Domingo, 13 de diciembre



La diferenciación entre el sionismo y el judaísmo requiere el reconocimiento de ciertos hechos básicos. Para empezar, Theodor Herzl (el fundador del sionismo) era un ateo cuya conciencia personal del judaísmo parece haberse despertado durante el juicio de 1894, con la condena injusta y encarcelamiento en la Isla del Diablo de Alfred Dreyfus, un oficial de artillería francesa de ascendencia judía alsaciana acusado de espionaje a favor de Alemania. En sus diarios, Herzl no oculta en lo absoluto de su intención de usar el sufrimiento judío como un medio de promover la ideología sionista. Su visión de un estado judío no tenía nada que ver “... Les voy a traer también de vuelta a la tierra que les di a sus padres, y ellos la heredarán” (Jeremías 30:3). Herzl había efectivamente examinado varios otros lugares como Uganda y Argentina para su estado sionista y su punto de vista sobre el sionismo y el judaísmo era más afín al de Chaim Chassas, quien en 1943 en el periódico sionista Ha’Arutz , dijo:



“El sionismo y el judaísmo no son una cosa, si no dos cosas diferentes. Y, por supuesto, dos contradicciones entre sí. El sionismo comienza en el lugar donde el judaísmo se destruye... una cosa es cierta, el sionismo no es una continuación o cicatrización de heridas del judaísmo, sino un desarraigo”.



El sionismo nunca ha tenido ningún reparo en la pérdida de vidas judías, en la medida en que dicha pérdida promovió la causa del sionismo. En el libro 51 documentos: Colaboración sionista con los Nazis, el editor Lenni Brenner, usa documentos reales históricos para demostrar la traición de los judíos sionistas – antes, durante y después del Holocausto, incluso hasta el punto de ofrecer luchar por los nazis en el entendimiento de que después de que Alemania ganara la guerra, el sionismo sería recompensado con Palestina.



“Si yo supiera que es posible salvar a todos los niños de Alemania transportándolos a Inglaterra, y sólo la mitad por el transporte a la tierra de Israel, yo elegiría la última, para que tengamos ante nosotros no los números de estos niños, sino la verdad histórica del pueblo de Israel”.

Del libro del historiador israelí Shabtai Teveth sobre Ben-Gurion.



La deliberada política a largo plazo del Apartheid sionista de Israel de ataques militares periódicos contra el pueblo palestino desarmado en gran medida – incluido el asalto bárbaro actual y cobarde que incluso los nazis habrían luchado por igualar, no tiene absolutamente nada que ver con la “legítima defensa”, porque incluso los lamentables ataques con cohetes de Hamas son ineficaces por el escudo de misiles Cúpula de Hierro financiado por los contribuyentes estadounidenses. La verdadera razón de estos ataques es cumplir con la ideología sionista, evitando cualquier tipo de paz negociada que podría evitar el acaparamiento de tierras ilegales israelíes y la limpieza étnica necesaria para la creación de una “Gran Israel” desprovista de palestinos. Para agregar insulto a la injuria, estos desvergonzados salvajes sionistas también tienen la descarada audacia para referirse a los palestinos como “animales” y a sí mismos como “el pueblo elegido de Dios”. La historia ha demostrado repetidamente que cuando un grupo étnico se considera a sí mismo como superior a los demás – ya sea una “raza” o un “pueblo elegido” – entonces después de tanta muerte y destrucción, perecerá eventualmente, como fue el caso con el Tercer Reich.



Las malvadas intenciones racistas sionistas de Israel han permanecido constantes desde sus inicios con su principal fundador y Primer Ministro, David Ben-Gurion afirmando enfáticamente que “debemos usar el terror, el asesinato, la intimidación, la confiscación de tierras, y el corte de todos los servicios sociales para eliminar la población árabe de Galilea”. Este “padre de la nación” y ahora (si hay un más allá) invitado del diablo, debe estar muy orgulloso de la tenacidad con que sus compatriotas “Elegidos por Dios” se han apegado a su tarea con el saqueo y el asesinato de su camino hacia el sur, en la Ribera Occidental y la Franja de Gaza.



El éxito de las ventas al mundo de las flagrantes mentiras y falsas justificaciones de Israel ha sido alcanzado por un ataque en todos los frentes posibles, incluida la grave distorsión de hechos arqueológicos y la narración bíblica.



“Apropiaciones del pasado como parte de la política del presente... podría ser un ejemplo para la mayoría de las partes del planeta. Otro ejemplo que es de especial interés para este estudio, es la forma en la que la arqueología y la historia bíblica se han vuelto de tal importancia para el estado moderno de Israel. Esta combinación es la que ha sido tan potente factor de silenciar la historia palestina”.

Keith W. Whitelam, La Invención del Antiguo Israel: el silenciamiento de la historia palestina, Routledge, Londres, 1996.



“Des-arabizar la historia de Palestina es otro elemento fundamental de la limpieza étnica. 1500 años de imperio árabe y musulmán y su cultura en Palestina se trivializan, las pruebas de su existencia están siendo destruidas y todo esto se hace para hacer la absurda conexión entre la antigua civilización hebrea y el Israel de hoy. El ejemplo más evidente de esto es hoy en Silwan (Wadi Hilwe), una ciudad adyacente a la Ciudad Vieja de Jerusalén, con alrededor de 50.000 habitantes. Israel está expulsando a familias de Silwan y destruyendo sus hogares porque afirma que el rey David construyó una ciudad allí hace unos 3.000 años. Miles de familias quedarán sin hogar, de modo que Israel pueda construir un parque para conmemorar un rey que puede o no haber vivido hace 3.000 años. No existe ni una pizca de evidencia histórica que demuestre que el Rey David vivió todavía con hombres, mujeres niños y ancianos palestinos, junto con sus escuelas y mezquitas, iglesias y antiguos cementerios y cualquier evidencia de su existencia debe ser destruida y, a continuación, negada para que los sionistas puedan reclamar derechos exclusivos sobre la tierra”.

Miko Peled, activista de paz y autor israelí (nacido en Jerusalén, 1961)



La más exitosa estratagema sionista ha sido equipararse con el judaísmo y secuestrar y ocultar aspectos judaicos, comenzando con emblemas sagrados como el Menorah y luego rebajar la memoria del Holocausto, cuya constante, cínica invocación se usa para silenciar las críticas de los bárbaros crímenes israelíes, e incluso para evocar la ilusoria justificación para el frío y calculado genocidio del pueblo palestino.



“Los israelíes y los judíos estadounidenses están totalmente de acuerdo en que la memoria del Holocausto es un arma indispensable – que debe ser usada sin piedad contra su enemigo común... Las organizaciones y las personas judías trabajan así continuamente para recordarle al mundo. En América, la perpetuación de la memoria del Holocausto es ahora una empresa de 100 millones de dólares anuales, parte de la cual es financiada por el gobierno”.

Según el autor israelí Moshe Lesem, la expansión del poder israelí está en consonancia con la expansión de la propaganda del “Holocausto”.



“Desde que los judíos inventaron la acusación de “difamación del antisemitismo” en la década de 1880, fue publicada por primera vez en la enciclopedia judía (1901, Vol 1, p. 641), y ha sido construida con dinero, organizaciones y propaganda judía, además de mentiras (como el Holocausto – Holohoax), de modo que ahora la palabra es como un veneno de serpiente que paraliza el sistema nervioso. Incluso la mención de la palabra “judío” es rechazada, a menos que se use en un contexto más favorable y positivo”.

Charles A. Weisman, ¿Quién es Esau-Edom? Weisman Publications, 1966.



El uso continuado del “antisemitismo” como arma contra sus críticos, incluso a punto de la reciente invención de un “nuevo antisemitismo” – es esencial para la supervivencia del sionismo porque sirve para desviar la atención de la mentira, el robo, el asesinato, los especuladores de la guerra, las violaciones flagrantes del derecho internacional, y bárbaros crímenes contra la humanidad. No obstante, pese a esta abrumadora e irrefutable prueba de la incesante criminalidad de Israel, los judíos de todas partes continúan declinando equiparar el sionismo con el judaísmo, y a la mayoría de quienes sí reconocen la diferencia, les falta la valentía de decirlo; los medios de comunicación masiva corporativos continúan negándose a hacer lo correcto por la divulgación incondicional de los hechos; los llamados líderes políticos, liderados por el Presidente de los EE.UU. y el nocivamente adulador Primer Ministro de Canadá – continúan con los ojos cerrados para alabar y elogiar a la limpieza étnica de Israel del pueblo palestino; y que la mayoría del resto de nosotros, por aceptar calladamente las mentiras de propaganda de Israel, nos convertimos en cómplices de sus crímenes mientras obsequiamos obedientemente a un canal sionista que se desborda con la sangre palestina.




8

Martes, 15 de diciembre

La Pequeña Venecia, Londres, Inglaterra


Varios eventos a lo largo de los últimos años han cambiado radicalmente la vida de Conrad Banner, asistiendo a su primera reunión y enamorándose de Freya Neilson. El segundo acontecimiento importante fue el fallecimiento de su abuelo, seguido seis meses más tarde por el de su abuela. Su desaparición había servido para lograr una reconciliación entre él y su padre, Mark. El distanciamiento entre ellos había ocurrido 16 años antes, cuando Mark – un escritor y periodista británico y con numerosos premios internacionales de periodismo por cubrir el Oriente Medio – estableció su residencia en Beirut, donde la madre de Conrad no estaba dispuesta a irse a vivir. La ruptura del matrimonio había sido seguida por un inevitable pero bastante amistoso divorcio, ya que Conrad permaneció en Inglaterra con su madre y por consiguiente, se distanció de su padre.

La última voluntad de los abuelos y el testamento estipularon que sus raíces – incluyendo su casa en la conveniente ubicación de la Pequeña Venecia – se dividirían en partes iguales entre Mark y Conrad. Ambos acordaron no vender la casa familiar, donde Mark había crecido desde niño y Conrad había disfrutado muchos fines de semana y vacaciones de verano. Se había decidido que Conrad podría residir en la casa donde siempre se había guardado la habitación de Mark para cuando visitaba Londres. Fue un arreglo conveniente que también les permitía ocasionalmente pasar algún tiempo juntos. Como Mark solía hacer, tenía el propósito de pasar la Navidad en Londres, junto con la madre de Conrad que no se había vuelto a casar, habían logrado celebrar la Navidad pasada juntos como una familia por primera vez en muchos años.

Este año, sin embargo, Conrad había decidido que el video documental que estaba a punto de comenzar el rodaje en Jerusalén debería incluir las celebraciones de Navidad en Tierra Santa el 25 de diciembre. Aparte de la celebración de diciembre para los católicos y los protestantes, había otras celebraciones de Navidad el 6 de enero para los cristianos ortodoxos, y el 19 de enero por los ortodoxos armenios en Jerusalén. El tema del documental de Conrad iba a ser el uso impropio por parte de Israel de la arqueología de Arabise, para invalidar, y gradualmente destruir cualquier base probatoria de la existencia del pueblo palestino, y en lugar de legitimar la afirmación de Israel de toda la Tierra Santa, crear afirmaciones infundadas por la supuesta existencia de una antigua civilización judía que pudiera justificar la usurpación territorial actual del estado judío de Israel.

En su anterior visita exploratoria a Jerusalén, Jason se había reunido y entabló amistad con Sami Hadawi, y Adam Peltz, con quien había discutido sus planes para el documental. Peltz había explicado que a pesar de su supuesto “objetivo de aumentar la conciencia pública y el interés en el patrimonio arqueológico del país” aunque ostensiblemente participara en la actividad científica, la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA), no había proporcionado ninguna información fácilmente accesible sobre las ubicaciones o los objetivos de sus excavaciones, el alcance de sus actividades, o la naturaleza de sus hallazgos. Con frecuencia la información disponible sobre las excavaciones del túnel era suministrada después del hecho a través de un comunicado de un portavoz de IAA y no se comunicaban de forma transparente mientras el trabajo estaba en curso. Basta decir que esa falta de transparencia aumentó la sospecha de actividades irregulares que podrían perjudicar a los descubrimientos arqueológicos con el fin de avanzar en las actividades encubiertas para objetivos políticos.

Esa mañana, Conrad estaba en su escritorio enumerando todo lo que necesitaría para su próximo viaje a Jerusalén. Se había decidido por una máquina compacta que se pudiera transportar en una bolsa de cámara y fuera fácil caminar y moverse con ella, incluso una grabadora PCM diseñada para el uso con una cámara réflex digital de lente única que, a diferencia de una videocámara, también podría disparar excelentes imágenes fijas; lentes, incluyendo 18 – 35 f1.8, f1.8 de 50mm y 200mm f3.5; kit de iluminación LED; un trípode de cabezal fluido; un control deslizante de 24 pulgadas; y una máquina de hombro. Tener el equipo adecuado era sólo una pequeña parte de la película documental que incluía no sólo una familiarización con el equipo técnico, sino también la competencia en narración, guión, edición, producción, y por supuesto una investigación exhaustiva de los temas que Conrad había estado leyendo sobre la evolución de la historia del judaísmo y su conexión con Jerusalén.

Según las fechas bíblicas aproximadas empezando con Abram/Abraham – una figura clave en las tres religiones monoteístas: el cristianismo, el islam y el judaísmo – que supuestamente vivió en la ciudad avanzada socialmente de Ur de los caldeos en Babilonia (actualmente Irak), que en algún momento, alrededor del 2091 AEC (Génesis 12), que obtuvo la “llamada” de Dios/Yahweh/Jehová en una comunicación verbal para “deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y ve a la tierra que te mostraré”. Conrad descubriría pronto que esta sería la primera de muchas supuestas comunicaciones al pueblo judío por parte de Dios, que aparentemente era cruelmente indiferente hacia todos los otros seres humanos que él había creado: “Dios creó el hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27).

Así como su padre Tareh había muerto recientemente a la increíble edad de 265 años – habiendo engendrado una descendencia a la edad de 190 – 75 años de edad, Abraham y su esposa Sarai/Sarah partieron hacia Jarán (ahora Siria) para recoger sus pertenencias y a la gente antes de ser conducidos por Dios a la tierra de Canaán, donde a pesar de la presencia de los cananeos, Dios se compromete a darle a la descendencia de Abraham, la tierra de Canaán, permitiendo así que los escribas hebreos insinúen los conceptos gemelos de un “pueblo elegido” y la “tierra prometida” – conceptos inventados que Conrad observó que habían sobrevivido hasta el día de hoy y fueron citados como justificación para el desplazamiento de una población autóctona palestina para facilitar el establecimiento de una “tierra prometida” para el pueblo judío.

Lamentablemente, el hambre aparentemente había golpeado a Canaán causando que Abraham se fuera a Egipto por un período de tiempo, antes de que su debido tiempo, volviendo a recibir nuevamente la promesa por parte de Dios hacia él y a sus descendientes de la tierra a perpetuidad. A continuación, pese a estar en sus 90 años y sin el beneficio de Viagra o de las ostras – Giacomo Girolamo Casanova, nacido en Venecia, famoso amante, solía desayunar con cincuenta ostras – Abraham, de alguna manera, se las arregló para hacer que la sierva de Sarah, Agar, quedara embarazada y el niño fuera nombrado Ismael en algún momento, alrededor del año 2080 AEC (Génesis 16:15).

Fue años más tarde que en la postmenopausia, Sarah quedó embarazada milagrosamente cuando Abraham tenía noventa y nueve años, y después de dar a luz a Isaac en 2066 AEC (Génesis 21), exigió que su rival Agar fuera expulsada al desierto junto con su hijo Ismael. A pesar de las vacilaciones iniciales, Abraham cedió finalmente después de recibir de Dios la certeza de que, dado que Ismael era su hijo, él también haría de él, “una gran nación”. Los árabes han reclamado posteriormente la descendencia de Ismael que aparece en el Corán como Ismail, un profeta y padre del Profeta Mahoma.

Tras la muerte de Sarah a la edad de 127 años, Abraham adquirió de los Hititas, junto con el derecho a gobernar el área y establecer a Isaac como su heredero, lo que ahora es la “Tumba” o “Cueva de los Patriarcas”, en Hebrón, conocida por los musulmanes como el Santuario o la Mezquita de Abraham donde más recientemente en 1994, Baruch Goldstein, un desquiciado Americano – Israeli miembro de la extrema derecha Kach y Kahane Chai israelí abrió fuego contra fieles musulmanes matando a 29 e hiriendo a otros 125 antes de ser arrollado y posteriormente morir a causa de sus heridas.

Los acontecimientos bíblicos posteriores incluyeron la destrucción de Sodoma y Gomorra, cuyo principal pecado parecía haber sido consensuar o forzar el sexo anal entre dos hombres, con lo que la palabra “sodomía” se ha convertido en un sinónimo; la conversión de la esposa de Lot (sobrino de Abraham) en una estatua de sal; y la conspiración de las dos hijas de Lot de quedar embarazadas por su padre mientras este dormía después de beber vino.

Isaac luego tuvo dos hijos de los cuales Jacob, quien posteriormente recibió el nombre de “Israel” por parte de Dios – astutamente engañó a Esaú sobre su primogenitura; tenía cuatro esposas, con quienes engendró doce hijos, incluidos los más favorecidos, José con su “túnica de muchos colores”, a quien sus celosos hermanos vendieron como esclavo en Egipto; y donde José, tras diversas pruebas y tribulaciones se gana el respeto del faraón y pasa a ser “gobernador de toda la tierra de Egipto” (Génesis 41:43).

Durante la sequía de Canaán, Israel y sus otros hijos viajaron a Egipto para comprar trigo, donde fueron recibidos por José, quien inicialmente ocultó su identidad antes de finalmente revelarse él mismo y perdonar a sus hermanos. Los hermanos se establecieron en Egipto, donde sus descendientes florecientes se convirtieron en una minoría próspera influyente, conocidos como “hebreos” o “israelitas”. Eran, sin embargo, eventualmente fueron esclavizados debido al alegato del faraón sobre los hebreos “son más numerosos y más poderosos que nosotros” (Éxodo 1 – 12): una alegación que estableció el concepto de larga duración de “separatismo” y “victimización” del pueblo judío.

El faraón, en su debido momento, supuestamente ordenó que todos los recién nacidos varones hebreos fueran asesinados, pero la madre del lactante Moisés, nacido alrededor de 1525 AEC (Éxodo 2) primero lo oculta y, a continuación, lo pone a flotar en el río Nilo en una cesta de mimbre donde fue hallado y adoptado por una princesa egipcia. Tras haberse elevado entre la aristocracia egipcia, Moisés finalmente conoce su linaje Hebreo, huye a la tierra de Madián en la Península Arábiga, y encuentra al “ángel del Señor” en forma de una zarza ardiendo (Éxodo 3:2) a través de la cual, Dios le ordena conducir a su pueblo para salir de la esclavitud, por lo que Moisés exigió al faraón, “deja ir a mi pueblo” (Éxodo 8:1).

Cuando el faraón se niega, Dios hiere a los egipcios con las plagas, que obligan al faraón a aplacarse y permitir que los hebreos se vayan. El faraón luego envía a sus tropas en persecución de los hebreos, quienes al llegar al Mar Rojo se salvan cuando Dios parte el agua del mar para permitir a Moisés y a su pueblo escapar, mientras los egipcios se ahogaron a medida que el agua regresó.

Porque Moisés como personaje, fue concebido con el nombre egipcio Thutmosis o Ahmoses y estaba basado en una recopilación de diferentes mitos, incluido el semidiós egipcio Heracles de Canopus, quien fue extraído de un arca en el Nilo y creció para realizar muchas grandes hazañas antes de acabar muriendo en la cima de una montaña – la ilusoria naturaleza de su personaje arroja dudas sobre su existencia real.

La narrativa sobre la partición del Mar Rojo parece haber llegado por cortesía de la antigua diosa egipcia Isis, quien al conocer la ubicación del cofre que contenía el cuerpo de su marido asesinado Osiris, simplemente se separaron las aguas para facilitarle el camino hacia Byblos en el Líbano, y así también proporcionando la línea de la historia para Bindumati (Kali como la madre de Bindu o chispa de vida) que milagrosamente cruzó el río Ganges.

Incluso la parte que relata que Moisés recibió las tablas de piedra de Dios en el Monte Sinaí tiene ecos de los cananeos en el “Dios del Pacto”, Baal-Berith, con los Diez Mandamientos de las tablas siguiendo los del Decálogo budista. En la antigüedad tales mandamientos fueron dados generalmente por una deidad en la cima de una montaña, como fue el caso con el Griego Titan Reina del cielo, Madre Rhea del Monte Dicte (en Creta) y Zoroastro, quien recibió sus tablas en la cima de una montaña de Ahuru Mazda.

Lo que también desconcertó a Conrad fue que, mientras que los hermanos de José fueron capaces de viajar a Egipto en un período relativamente corto de tiempo, 600.000 Hebreos de alguna manera se las arreglaron – a pesar de la imposibilidad logística en aquellos días de provisión de alimentos, agua y refugio para tantos – para vagar sin rumbo fijo durante 40 años en una pequeña península triangular con una superficie de unos 23.000 kilómetros cuadrados situada entre el Mar Mediterráneo al norte y el Mar Rojo al sur.

Fue en algún momento alrededor del 1406 AEC que Josué – que fue uno de los doce espías enviados por Moisés a explorar la tierra de Canaán, y se convirtió en el líder después de que Moisés muriera, lleva a los hebreos a la tierra de Canaán, la cual fue habitada por diversos pueblos, incluidos los amoritas, edomitas, hititas jebuseos, perizeos, filisteos, y otros, a quienes Dios ordenó a Josué exterminar, una orden que contradice las numerosas reclamaciones bíblicas de que Dios es misericordioso. La conquista se logró a través de varios eventos milagrosos, como la partición del Río Jordán y la batalla de Jericó, durante la cual, las paredes de la ciudad cayeron cuando los hebreos tocaron las trompetas. Entonces, por mandato de Dios, los triunfantes hebreos masacraron a cada hombre, mujer y niño en la ciudad.

Habiendo supuestamente conquistado la “tierra prometida” con su ciudad pagana de Jerusalén, los hebreos, luego pasaron generaciones bajo el gobierno de los “jueces” – que en realidad eran los chamanes como Débora, Gedeón, Sansón y Samuel – antes de tomar la decisión de nombrar un rey contrario a la interpretación de algunos de que tal acción sería una afrenta directa a Dios a través de la regla de los jueces divinamente inspirados. No obstante un personaje llamado Saúl – cuya existencia es cuestionada por muchos historiadores – se convierte en el rey para gobernar alrededor del 1043 AEC antes de que eventualmente caiga sobre su espada en un suicidio para evitar su captura en la batalla contra los Filisteos. El yerno de Saúl, David, entonces asumió el primer gobierno de Hebrón durante siete años y luego de Jerusalén durante 43 años.

La primera mención de Jerusalén en la narrativa bíblica se produce cuando en la batalla de Gabaón, Josué derrota al rey de Jerusalén (Josué 10:5) y trae la ciudad bajo control hebreo pidiendo a Dios que haga que el sol se detenga – una imposibilidad astronómica – de modo que los combates podrían concluir durante el día, lo cual Dios milagrosa y servicialmente acepta hacer (Josué 10:12). Conrad también aprendió que Jerusalén – mencionada por primera vez en los textos de execración egipcia de los siglos 20 – 19 AEC Egipcio – había sido fundada por el pueblo proto-cananeo mucho antes de la existencia de algo parecido al judaísmo en algún momento, entre 4500 – 3500 AEC y era conocido como Daru Shalem en dedicación al dios del crepúsculo, Salem. La ciudad fue luego gobernada desde aproximadamente 1500 – 1200 AEC por faraones de Memfis en Egipto, con los cananitas actuando como sus apoderados. Incluso después de que había terminado la regla faraónica, los reyes cananeos siguieron ejerciendo el control sobre la región donde prevalecía la cultura cananea y las creencias a pesar de la absorción paulatina de algunas prácticas religiosas, que más tarde fueron vinculadas con el judaísmo.

El final del reinado de Salomón, según la narrativa, fue testigo de una división en dos reinos, Israel y Judá, y el primero fue atacado dos veces por el imperio Asirio en 732 y en 720 AEC. La alegación de que su población se dispersó, condujo a la mezcla posterior de las tribus de Israel que se “perdieron” en numerosos lugares lejanos. Ezequías de Judá, con su capital en Jerusalén, sin embargo, logró negociar la paz con los asirios. Es en esta fase que una narración bíblica tiene finalmente una alternativa no – bíblica de la corroboración de la existencia del rey Ezequías (c. 716-686 AEC) por las fuentes asirias. La narración bíblica le cita como el rey que él estableció la adoración del Único Dios/Yahweh/Jehová mientras prohibía la adoración de dioses paganos del Templo. También se ha considerado por muchos estudiosos que Josías, bisnieto de Ezequías y el rey de Judá (c. 640-c. 610 AEC), codificaron las escrituras hebreas con la mayoría de los textos del Antiguo Testamento que ahora se cree datan del siglo VII con la probabilidad de que el propio judaísmo también data de ese período.

Sin embargo, Judá finalmente sucumbió ante el imperio Neobabilónico con la caída de Jerusalén alrededor de 590 AEC cuando presumiblemente el primer templo fue destruido y una parte de la población deportada a pasar décadas en el exilio, conocida como “la cautividad Babilónica”. Los exiliados, por consiguiente, fueron expuestos a los conceptos zoroástricos de la vida de ultratumba, un cielo, un salvador, y mitos zoroástricos cosmogónicos y escatológicos donde los hombres desempeñaban las funciones principales y más positivas. Lo que ahora se conoce como el “judaísmo” fue probablemente el resultado de ese intercambio cultural, momento en el cual se concibieron los salmos 19 y 137 “por los ríos de Babilonia”.

En 539 AEC el rey persa Ciro del imperio aqueménida, habiendo conquistado Babilonia, permitió a los judíos exiliados regresar a sus hogares y reconstruir su templo, pero muchos declinaron la oportunidad y, en su lugar, siguieron disfrutando de los beneficios de la sociedad a la que se ha habían apegado. Las tierras que ahora se consideraban “Judea” cayeron bajo el Imperio persa hasta el 330 AEC cuando fueron conquistadas por Alejandro Magno y permanecieron bajo control griego hasta la revuelta el 167 AEC por un grupo rebelde de judíos conocido como los macabeos. Fue bajo el control griego que el “Segundo Templo” de Jerusalén se convirtió en un centro para la evolución de la religión judía pero no hubo un “Estado Judío” independiente hasta la aparición de la dinastía asmonea que duró aproximadamente un siglo antes de ser sustituida por la dinastía herodiana que aceptó el señorío romano en el año 63 AEC y dio paso al dominio romano en el 92 EC.

Debido a deportaciones anteriores – que por cierto también afectaron a muchos otros grupos étnicos – migraciones voluntarias o, simplemente, la necesidad de viajar con fines de comercio, comunidades de Judea fueron ya generalizadas y encontradas en Mesopotamia, Egipto, Cirenaica (Libia); en España, Grecia, Roma, y en lo que ahora es el norte de Turquía. Después de la muerte de Jesús, Jerusalén se convirtió en anfitriona de una comunidad cosmopolita con judíos y gentiles que provenían de todas partes, incluyendo los que estaban en peregrinación.

La Primera Guerra Judío – Romana (66-73 EC) consistió en una determinada revuela judía contra el Imperio Romano que terminó con la destrucción del Segundo Templo y el exilio forzado o la esclavitud de miles, pero no constituyó una expulsión a gran escala. La guerra de Kitos (115-117 EC) y la Rebelión de Bar Kokhba (132 EC) experimentaron nuevas expulsiones que incluyeron también a los cristianos que fueron considerados como una secta dentro de la religión de Judea y, en consecuencia, se les prohibió vivir en Jerusalén, que posteriormente se convirtió en una ciudad pagana donde los judíos eran una minoría entre una población de griegos, romanos, sirios, y muchos otros. Sobre la base de lo que había aprendido hasta ahora, Conrad concluyó que no había habido nunca un estado judío, y mucho menos una “capital eterna” de “Israel”, y cualquier afirmación en sentido contrario era una flagrante distorsión de los hechos históricos reales.

Fue después de la serie de guerras judío – romanas y las expulsiones que el cristianismo comenzó a “derramar” su patrimonio judaico usurpando elementos de la adoración del culto pagano del sol cambiando su día sagrado de observancia del sábado, el sábado judío, al domingo, el sagrado y “venerable día del sol” del estado. Otros cambios incluyeron la “aprobación” de la aureola de luz que coronaba la cabeza del dios sol para uso como halo Cristiano y el cumpleaños de Cristo fue cambiado del el 6 de enero al 25 de diciembre de conformidad con la celebración del renacimiento del sol. Tal usurpación valió la pena y hacia el cuarto siglo EC, el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano, con el resultado de que muchos judíos abandonaron su identidad como el “pueblo elegido” y, en su lugar, abrazaron la nueva fe. Así que, mientras que pueden haber permanecido étnicamente judíos, sin embargo se habían rendido a la progenie de sus predecesores, a quienes Dios supuestamente había dado derecho a una tierra prometida.

Jerusalén se convirtió así en una ciudad plenamente cristiana marcada por la Iglesia del Santo Sepulcro, la Iglesia Griega Ortodoxa de San Juan Bautista y la iglesia de Santa María con la última siendo construida por el emperador Justiniano. Muchos cristianos de Judea se convirtieron posteriormente al Islam después de la conquista musulmana de Palestina se completara en 635 EC. Consecuentemente, un gran número de árabes palestinos modernos tienen más en común con el ADN de los antiguos judíos que los judíos europeos que sostienen actualmente un “derecho de retorno” de los judíos a su hogar ancestral.

Como ciudad musulmana con la magnífica Mezquita de Al-Aqsa estando construida en el Monte del Templo en Jerusalén en el siglo VIII, Jerusalén se convirtió en la tercera ciudad más sagrada del mundo islámico después de La Meca y Medina, y se ha mantenido como un símbolo del Islam durante más de 12 siglos de dominio musulmán que fue interrumpido brevemente por los cruzados cristianos”, “Reino de Jerusalén” desde 1099 a 1187 durante el cual volvió a ser principalmente cristiana. Sin embargo, fue un interludio cristiano que Saladino El Magnífico – un líder kurdo musulmán misericordioso conocido, incluso entre los cristianos – terminó por derrotar a los Cruzados en 1187, en la decisiva batalla de Hattin y así allanó el camino para la reconquista de Palestina para los musulmanes. Misericordiosamente, permitió a los cruzados retirarse con dignidad; se confirmó el derecho de los cristianos a visitar a Jerusalén en peregrinación; restauró los derechos de la comunidad ortodoxa griega que habían sido suprimidos por los católicos romanos; y en consecuencia, el emperador bizantino le agradeció por proteger las iglesias ortodoxas. Los musulmanes retomaron luego su imperio en Jerusalén hasta la derrota del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial. Las revelaciones tras la Segunda Guerra Mundial de los campos de exterminio nazis y las atrocidades, generaron una enorme simpatía mundial por los judíos sionistas que explotaron despiadadamente – mediante la creación de una “industria del Holocausto – para lograr sus metas en lo que sólo puede ser descrito como una traición de los judíos a quienes decían defender y representar.

Esto lo hizo evidente el autor israelí Moshe Lesem quien en su libro La Maldición de Balaam: Cómo Israel Perdió su Camino, y Cómo Puede Encontrarlo de Nuevo, afirmó que la potencia israelí era acorde con la expansión de la propaganda del “Holocausto”: “Los israelíes y los judíos estadounidenses totalmente de acuerdo en que la memoria del Holocausto es un arma indispensable – que debe ser usada sin piedad contra su enemigo común... Las organizaciones y las personas judías trabajan así continuamente para recordárselo al mundo. En América, la perpetuación de la memoria del Holocausto es ahora una empresa de 100 millones de dólares anuales, parte de la cual es financiada por el gobierno”.





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Situada en un contexto de odio y violencia, La Hermandad Hirámica: La Profecía del Templo de Ezequiel profundiza en el tema de la limpieza étnica por parte de Israel contra los palestinos y aborda los crímenes de lesa humanidad en el Medio Oriente.

La novela sigue al periodista Conrad Banner quien, influido por su padre, Mark – autor y corresponsal en el extranjero, quien ha ganado de numerosos premios de periodismo por su cobertura en el Medio Oriente – tiene la intención de filmar un documental imparcial sobre un conflicto originado por casi setenta años de ocupación ilegal y a menudo bárbara. El odio y la violencia también fueron provocados principalmente por la limpieza étnica contra la población palestina indígena por parte de Israel, cuyos crímenes contra la humanidad estaban siendo encubiertos mediante una forma de propaganda conocida como hasbara, o ”explicación”. Dicha propaganda fue dirigida a una audiencia internacional para retratar las acciones y políticas contenciosas de Israel, tanto en el pasado como en el presente, bajo una luz positiva al tiempo que proporciona una imagen negativa de los árabes en general, y de los palestinos en particular. Junto con el activista judío Adam Peltz y el guía palestino Sami Hadawi, los esfuerzos de Banner no son bienvenidos y a menudo culminan en consecuencias peligrosas y en última instancia fatales. La novela está motivada por la flagrante negación de Israel de los derechos humanos básicos a millones de palestinos, incluidos niños cuya persecución sin fin es hipócritamente tolerada por la doble moral de las llamadas democracias occidentales. Al explorar los temas de la cultura, el racismo, la religión y la violencia, Hanna saca a la luz una historia convincente de lucha y división.

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